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LOS RECUERDOS

LOS RECUERDOS

¡Y posó su mirada, pensando en dejar grabadas esas imágenes en su memoria, para que el paso del tiempo no fuera a borrarlas, y lo logró!! Veintinueve años después las recuerda como que fuera ayer.

Carol se encuentra en su oficina, recordando junto a su segunda taza de café las tareas que quedan pendientes y que debe retomar el día lunes a primera hora, sin embargo, empieza a sentir una sensación de parar y dejar volar los recuerdos; como todos los años el mes de noviembre le provoca no solo el sentimiento de saber que aumenta un año más a sus días en esta tierra, sino también el recuerdo del día que salió de su hermosa tierra natal. Aún recuerda con claridad el color rosa de su vestido y su pequeña bolsa con algunos juguetes; salir de su país a causa de la guerra interna y con seis años de edad fue uno de los momentos más duros de su vida, empezar una nueva vida en un país desconocido y con tan solo los deseos de superación y ningún recurso económico para alcanzarlo fue una de las tareas más difíciles en la vida de su familia y  la de ella. Su hermano de tan solo nueve meses, su padre, un agricultor y su madre una ama de casa, habían empezado una nueva vida, con la esperanza de darle a su familia un futuro mejor, pero la tarea no había sido nada fácil. Veintinueve años después recordaba el esfuerzo que todos habían hecho para sobrevivir y para cambiar sus vidas.

Carol había logrado obtener un título de Abogada y Notaria y fue uno de los grandes logros de su vida, poder obtener la nacionalidad para poder estudiar en Guatemala, pero no todo fue alegría, a sus veinticinco años había quedado soltera con un niño de cuatro años y una niña de tan solo cinco meses, el innombrable había creído que, para ser padre, bastaba con dar a sus hijos una pensión mensual y verlos un par de veces al mes. Durante su juventud pensó que había elegido bien a su pareja, era un joven de una familia religiosa y unida, sin embargo, él no pensaba seguir el mismo camino de sus padres, por lo que no dudó en buscar una nueva familia y dejarla cuando su segunda hija apenas tenia 3 meses de vida. Sin embargo, ella creía que había sido una excelente decisión haberse separado de él, tenía una dura tarea por delante en la educación y manutención de sus hijos, pero lo haría a su manera y los resultados serían únicamente fruto de su esfuerzo y dedicación. Angy contaba con 10 años y Alex con 14 años y para ella era un gran orgullo verlos crecer sanos, fuertes e inteligentes. Había momentos de crisis, pero bastaban recordar los momentos felices a su lado y estos hacían esfumarse aquellos duros momentos. Ahora tenía 35 años y durante 10 años no había tenido ninguna relación sentimental por temor a descuidar a sus pequeños, sus años habían transcurrido luchando por obtener su título universitario, criando a sus hijos y ahorrando para construir una casa propia para poder vivir con su madre y sus hijos. 

En el ámbito profesional, había trabajado 13 años para una excelente empresa, y ésta había cerrado sus oficinas en el país; era el momento propicio para empezar su nuevo proyecto profesional. Junto a un amigo de muchos años, había abierto una oficina para asesoría legal en el centro del pueblo. Los días eran difíciles, hacerse de clientes era una cosa complicada, como en cualquier nuevo proyecto, sin embargo, lo más difíciles era poder obtener dinero mensualmente para cubrir todas las necesidades económicas de su hogar y de sus hijos con lo poco que obtenía hasta ahora de sus trámites notariales y legales, aún no era suficiente y eso le quitaba el sueño.

La incertidumbre si era lo correcto continuar con este proyecto o buscar un empleo en una empresa privada estaba latente, sin embargo, trataba de mantenerse firme y con esperanzas, su sueño era ejercer su profesión, pero su familia y sus obligaciones seguian siendo su prioridad. Pensar en el amor no habia sido durante todos estos años, un tema de gran interés en su vida. Sus amigos bromeaban que aún estaba esperando el regreso de su ex, sin embargo ella sabia que nunca daría vuelta atrás, además no permitiria que otro hombre le hiciera tanto daño como él lo habia hecho. 

Era delgada, de mediana estatura, cabello y ojos oscuros, de una sonrisa amplia y aún a su edad utilizaba la talla small, lo que sinceramente nunca le preocupó, desde niña tenía claro que no era una mujer bella, pero sabía que había algo en su personalidad que atraía a las personas y durante sus años de adulta acrecentaban esas cualidades que atraían y especialmente a los hombres, cosa que tampoco le preocupaba mucho. En su corazón guarda la culpabilidad que sentía de no haber elegido al hombre adecuado para ser el padre de sus hijos, a sus 18 años se había enamorado de la persona equivocada y aunque en ese mismo momento había conocido a un hombre realmente especial, lo dejó ir por no querer darle una oportunidad de demostrarle que podía haberla hecho feliz. Ahora consideraba que ya era bastante mayor para empezar una nueva relación y que definitivamente no estaba preparada para ello, pero algo estaba a punto de cambiar en su vida.




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