Mi Amado Imprevisto

RESTAURANTE

– Hannah, levántate es muy tarde, dentro de un rato, llegará Lindsy.

– ¡Ay mamá! -dijo Hannah quejándose porque tenía mucho sueño.

– Tu eres una mujer comprometida, ¿qué pasa?

– Es que tengo sueño, pero... -se sentó en la cama- ...dame unos minutos y bajo -dijo mientras caminaba al baño.

– Ok, apresúrate -dijo su madre, Sally.

– Bien.

Sally fue a la cocina a terminar con los sándwich que estaba preparando antes y calentando el café, a los 10 minutos estaba Hannah desayunando, hasta que suena el celular de mamá.

- ¿Listo? -dice su madre, Hannah le hace señas que le pregunte cuanto le falta - ok, perfecto. Nos vemos.

- Mamá... -haciendo una mueca.

- Tranquila, solo faltan 10 minutos, ella lo dijo primero antes de preguntarle cariño.

- Está bien, me cepillaré y vengo de nuevo.

- Perfecto nena, apresura Hanny.

Pasaron algunos minutos y se escuchó el carro de Lindsy, Sally da un grito:

- Han, ya llegó...

- Voy mamá... -le respondió, a los pocos segundos estaba en la puerta saliendo con su mamá.

- Amiga, ¿cómo te va? Tiempo sin compartir contigo -apenas cerró la puerta del auto.

- Si Lindsy, aunque siempre nos escribimos, no es igual poder verte -se dieron un abrazo- te presento a mi hija Hannah, una chica maravillosa -señalándola.

- Mucho gusto Señora Sanz, mi madre me ha hablado mucho de usted - ella la miró y Sally asintió, sonrió.

- El placer es mío Hannah y por favor dime Lindsy.

- Ok, Lindsy -rió un poco.

- Pero que risa tan linda la tuya -dijo Lindsy, Hannah se apenó.

- Gracias, gracias...

Llegaron a un restaurante, se sentaron en una de las mejores mesas, ya Lindsy las había reservado.

- Esta es mi mesa favorita -dijo ella.

- ¿Por qué? -preguntó Han.

- Porque cuando era más joven, aquí conoció a su esposo -dijo Sally, han miró a Lindsy y ella le asentía- ella estaba sentada precisamente en la silla dónde estás tú ahora.

- Pero entonces... -se quedó pensando- ¿esta debe ser su silla favorita? -preguntó Han.

- Oh no cariño. No es alguna silla, ni siquiera la mesa, solo el estar sentada en algún ángulo de este pedacito de restaurante, es un buen recuerdo.

- Entonces, ¿cómo sucedió? -preguntó ella.

- Bueno, ya te lo diré, primero pidamos... Que les parece si... -es interrumpida, cuando observa que alguien está entrando y sonríe- él es mi hijo, bueno uno de ellos –Hannah voltea y pregunta:

- ¿Cuántos tiene?

- Sólo dos: él, Nathan y Dean -miró a su hijo, su sonrisa se hizo más extensa, se colocó de pie- mi amor -le dio un abrazo- te presento a Hannah, ella es hija de Sally.

- Hola Hannah -extendió su mano- soy, Nathan -nerviosa, le dio la mano.

- Mucho gusto -respondió.

- Para mí más -y sonrió- tú... -dirigiéndose a Sally- ¿Cómo estás?

- Bien mi lindo -dándole un abrazo.

- Hijo, ¿Dean? -preguntó Lindsy.

- Está parqueando el auto ya viene.

- Yo ya iba a comenzar a pedir mientras venían -sonrió disculpándose.

- Esta cuenta va por mi parte -le sonrió a su madre, ella achicó los ojos.

- ¿Me disculpan un momento? -todos miraron a Han- iré al baño.

- Bien pueda -dijo Nathan.

- Claro, nena -Sally dijo con una amplia sonrisa y Lindsy sonrió.

En ese momento que ella se alejó de la mesa, iba entrando Dean y se quedó mirando fijamente a Hannah, pensando: "esa chica la conozco de algún lado"



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En el texto hay: cantante, pintor, amigos

Editado: 15.06.2018

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