Mi amante, el príncipe de jade.

El valor de la sangre.

 

 

Lía y Valeska se encontraban desayunando en el gran salón, el príncipe Aspen ya empezaba a tener curiosidad por probar todo tipo de comida, el rey y la reina tenían pequeñas diferencias acerca de lo que podía probar el bebé y lo que no, Valeska insistía en que sería óptimo para su desarrollo que Aspen probara la sangre para que sus colmillos pudieran fortalecerse pues faltaba poco para que comenzaran a salirle los dientes, pero Lía se negaba, no quería que su hijo encontrara gusto por el líquido vital.

—Tarde o temprano nuestro hijo tendrá que probar la sangre, no olvides que es hijo de un dios vampiro, necesita beberla para que su cuerpo se fortalezca. — declaró Valeska mientras se metía el bocado a la boca.

—No solo es un vampiro, también es hijo de una bruja que además es un titan, por otro lado, tu no necesitas de la sangre para sobrevivir, puedes llevar la dieta de un ser humano sin problemas ¿Por qué insistes en darle a beber sangre si aún es muy pequeño? —le preguntó Lía molesta.

—Haber ratoncita, mira al pobre príncipe, ¿acaso no le escurre la baba como aun animalito? Es evidente que se le antojo, el solo aroma de la sangre en mi copa lo vuelve loco, además es indispensable que la beba los primeros años de su infancia ¿acaso crees que mis padres me alimentaron a base de pan y agua?

—Pues… quizás deberíamos preguntarles y pedirles un consejo. —exclamó Lía mientras se levantaba de la mesa.

—¿Qué haces? —le preguntó Valeska mirándola de arriba abajo.

—No puedo con la incertidumbre. —Lía abrió un portal en medio del comedor y agarró a Aspen y añadió ¿Vienes con nosotros señor sangre?

—Supongo que no tengo elección, después de ti mi reina.

Valeska le cedió el paso y los tres cruzaron el portal, llegando a la ciudad d ellos cazadores, Alejandro y Ginebra se encontraban en su oficina mientras el jugueteo los llevaba al romanticismo y cuando estaban apunto de encender la llama del amor, un fuerte viento casi se los lleva, eran sus hijos quienes acababan de tener una discusión.

—Ay por Dios… —Ginebra se agarró el cabello y comenzó a peinárselo mientras se abrochaba los botones de su vestido.

—¿Hijo? ¿Qué los trae por aquí? —les preguntó Alejandro avergonzado, por suerte no se había quitado la ropa.

—Saludos madre, padre. —Valeska le dio un beso en la mano a su mamá y a Alejandro le hizo una reverencia para saludarlo.

—Hola mi vida, Qué sorpresa jeje. —exclamó Ginebra ruborizada.

—Lamentamos llegar de improvisto, pero queremos pedirles un consejo. —declaró Lía con urgencia.

—¿Qué sucede? ¿está todo bien en el castillo?

—Si, todo en el reino marcha bien, pero, Valeska y yo diferimos en algunos asuntos de al crianza y alimentación de Aspen, verán….

Lía comenzó a expresarles sus dudas he inquietudes, mientras Valeska se recargaba en el hombro de su padre con una sonrisa burlona, sabía que después de que sus padres hablaran, Lía no tendría alternativa y vería la importancia de que Aspen comenzara a consumir sangre.

—A lo que voy es que, no sabemos que hacer ¿podrían decirnos como alimentar a Aspen? Hace dias que rechaza mi leche y el otro día…el otro día intentó morderme el pecho ¿Qué puedo hacer?

—Ay, cariño, entiendo como te sientes, de verdad que si, al principio tuve los mismos problemas con Alejandro, estaba confundida y no sabía que darles a mis bebés para que se alimentaran bien, tuve que entender que al ser unos dioses no tenían las mismas necesidades que yo, Aspen es un titan, un vampiro y un dios, es la mezcla de todo eso, pero no es humano, por supuesto que necesita de sangre para saciar su hambre y sus necesidades, solo así crecerá fuerte y saludable.

—Pero…

—Alejandro era quien le daba de su sangre, yo comencé hacerlo después, es la única manera que encontramos para que no cazaran por su cuenta.

—¿Para que no cazaran? —preguntó Lía confundida.

—Si, varias veces, el instinto de Valeska y Emir fue más fuerte, especialmente a los tres años, empezaron a beber la sangre de animales y después la de las personas que se cruzaban en su camino, fue una etapa muy dificil, tuvimos que recurrir a ese método para que no se quedaran con hambre, después encontraron un equilibrio, por ejemplo, Valeska siempre fue fan de la sangre, pero Emir hoy en día come más como un humano, pero sigue consumiendo sangre. —le dijo Alejandro mientras cargaba a Aspen.

—Que les puedo decir, soy un vampiro empedernido. —declaró Valeska mientras le acariciaba el rostro a su bebé.

—Ya veo…entonces tendrá que comer sangre de si o si… —exclamó Lía resignada.

—Estoy segura de que mi nieto no será tan problemático jeje, estarán bien. —le dijo Ginebra mientras la abrazaba.

—Si….

—Por cierto ¿Qué estaban haciendo cuando llegamos? —le preguntó Valeska a su padre y este se ruborizo.

—Nada.

—Jajaja, ya veo, entonces los seguimos dejando hacer nada. —les dijo Valeska mientras sonreía.

—¿No quieren quedarse a comer? —les preguntó Ginebra con una sonrisa.

—Nos encantaría, pero tengo que atender unos asuntos, hay unos documentos que tengo que revisar, pero en cuanto me desocupe vendré a verlos, o pueden venir cuando quieran, saben que siempre son bienvenidos. —declaró Valeska mientras se despedía de ellos.

—No te preocupes, yo también he estado ocupado. —le dijo Alejandro dejando escapar un suspiro.

—Salúdenme a mi hermanito, díganle que me debe una cabalgata, la última vez le tuvo miedo a mis Magrodos, pero son tan mansos como yo jeje.

—Cuídense mucho, nos vemos pronto, los amamos. —les dijo Ginebra y el portal se cerró.

—¿Crees que podamos continuar donde nos quedamos? ¿O se cortó la inspiración? —le preguntó Alejandro mientras al rodeaba de la cintura.

—Yo digo que aun estamos a tiempo para… —cuando Ginebra y Alejandro se iban a dar un beso, entró Reynar por la puerta abriéndola de par en par.




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