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Medea había pasado la noche en la habitación de Lía, definitivamente, el oxigeno del mundo humano era toxico para ella, así que la bruja de la invocación colocó una esfera invisible en su nariz y boca para que pudiera respirar libremente sin la necesidad de tener las consecuencias negativas en su salud, aunque Eira se había preocupado por ella, al verla de mejor animo se tranquilizó.
—Deberías regresar al inframundo, no es necesario que estes aquí ¿nos iremos pronto no es así? —le preguntó Eira a Lía y esta se quedó callada por unos segundos.
—El rey me ha perdonado los años restantes que me quedaban en el exilio, me dio permiso de regresar al castillo y talvez volver aplicar para convertirme en su guardiana, no quiero irme… —expresó ella con timidez.
—¿Piensa quedarse a su lado? —le preguntó Eira lleno de angustia y al verlo ene se estado, Medea le pidió a Lía que los dejara hablar a solas y ella aceptó con pesar.
Lía salió acompañada de Lilith y Leonardo y se dirigieron hacia unos jardines que quedaban cerca de una fuente muy bonita y ahí se sentaron.
—Creo que esto no hizo muy feliz a Eira…. —exclamó Lía con pena.
—Como tu familiar él desea protegerte, su instinto lo obliga a cuidar de tu integridad y tu seguridad aun por encima de sus propios deseos, él cree que no estás segura en un castillo repleto de vampiros y podría tener razón, pero se que ahora todos conocen de lo que eres capaz con tu poder, dudo que quieran intentar hacerte daño, además cuentas con el favor del rey de todo, nadie se atreverá ni a mirarte a los ojos, pero es natural que desconfié y lo entiendo. —manifestó Leonardo con seriedad.
—Es lo que dices, nada malo me pasará, puedo cuidarme sola, además este es mi hogar.
—Han pasado por muchas cosas juntos princesa, es natural que se aferre a usted ¿ya olvidó la promesa que le hizo? —le preguntó Lilith refrescando su memoria.
—¿La promesa? —Lía lo había olvidado por un momento y entonces, como un valde de agua fría, aquellos recuerdos la inundaron repentinamente.
—El rey del inframundo le prometió que aceptaría romper el contrato almico una vez que pasaran los años de exilio que el rey de todo le había hecho, lo que él quería era acompañarla ese tiempo para protegerla y que no estuviera sola, con lo que le ha dicho, da ha entender que ya no hay necesidad de que se quede a su lado, ahora tiene la libertad de romper el contrato que los une y separarse para siempre.
—¿Separarme de Eira?
El corazón de Lía se encogió y una terrible angustia se apoderó de ella, Eira era su familiar, uno de los más cercanos, de los más queridos, era su amigo, su aliado, su protector, significaba muchas cosas para ella, pensar en separarse de él le resultaba imposible.
—Él no es un familiar común, es un rey legítimo, su reino lo necesita, tarde o temprano su ausencia causará un desorden en su plano, Eira fue creado para gobernar el inframundo desde antes de que el mundo fuera concebido, su destino es reinar sobre las almas y los demonios de aquel lugar, no puede ser siempre tu compañero. —le dijo Leonardo colocando la mano en su hombro.
—Ya lo sé. —exclamó Lía con una sonrisa forzada y añadió. —hablaré de eso con él, asolas…
¿Qué es lo que me pasa? ¿Cuándo me volví tan egoísta? No quiero… no quiero dejarlo ir, no ahora, ya no…
Mientras esto pasaba, Medea hablaba con Eira en la habitación y el ambiente se sentía muy tenso.
—¿Entiende que debe regresar no es así? Usted me prometió que la acompañaría solo en los años de exilio, ahora que el rey le ha perdonado esos años, ya no es necesario que permanezca a su lado, el trono espera su llegada, necesitamos a nuestro rey para que gobierne con autoridad y justicia, regrese conmigo, vayámonos ahora mismo. —le dijo Medea inclinándose hacia él para abrazarlo.
—Se muy bien lo que dije, pero, no quiero irme…
—Ella ya no lo necesita, ha regresado a su hogar, aquí están sus padres, su misión y su destino, los dioses a los que sueña con proteger y el rey al que en realidad ama… —exclamó Medea con gran seriedad y esto ultimo hizo que Eira sintiera un vértigo en el estómago.
—Aun no…no puedo dejarla, debo protegerla. —manifestó Eira con firmeza.
—¿Por qué se aferra tanto a esa mujer? ¡lo ha esclavizado! ¡Lo ha convertido en un familiar! ¡usted es más que eso! ¡no es su esclavo! ¡Es un rey! —expresó Medea explotando.
—¡Sus cadenas son ligeras! ¡su yugo no me molesta! ¡no tengo problema con que ella me gobierne! —expuso Eira agitado.
—¿Cómo es que con Bitchancy nunca se comportó así? ¡odiaba ser su familiar! Pero usted se dejó esclavizar por esa bruja sin poner resistencia, dejó que lo dominara y que gobernara sobre usted ¡se ha rendido ante una mujer! ¿Por qué no tiene la misma actitud que tubo contra la bruja de sangre? ¿Qué es lo que le sucede? ¿Por qué no la odia a ella también? ¡usted detestaba a Bitchancy!
—¡Ella es diferente! ¡me siento atraído por ella! Quiero seguir su voz, morir por ella, entregarle mi vida, sacrificar, renunciar, entregar….nada me es una carga, la idea de separarme de su lado…me mata….
Eira se llevó las manos al rostro para tapar su llanto, al verlo roto, Medea se quedó sin quejas, era la primera vez que lo veía tan desesperado, tan vulnerable y angustiado.
—Usted se ha enamorado de su ama… que manera tan sádica de destruirse a sí mismo, un familiar no puede amar a su bruja, no usted, el rey del inframundo, el tiempo a su lado será tortuoso para sí mismo, la invocación dejará de ser suficiente, un abrazo apenas si lo llenará, querrá sus labios, deseará ser suyo y anhelará que ella sea suya, poseerla será su mayor tentación, su frustración más grande el no poder controlarse ¿Por qué tenía que enamorarse de ella? —Medea se dijo todo esto para ella misma mientras lo estrujaba entre sus brazos.
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Editado: 11.03.2024