Sentí como un túnel oscuro me jalaba en contra de mi voluntad, me sentía llena de impotencia, quería vivir, pero al mismo tiempo estaba aliviada de ya no sentir ese dolor infernal corriéndome por el alma y el cuerpo, me aferraba a la supervivencia, tenía en mi mente a las personas por las que quería vivir, la abuela, Lucia y mi amado príncipe, no sé si es permitido que un ser vivo sienta tanto dolor, pasar por esta agonía debía ser suficiente como para descartar que mi alma fuera al infierno, pues ya lo había pagado todo aquí, pero de pronto, el amor me abrazó, podía sentir como el cariño de la abuela me envolvía siendo mi mejor analgésico, mi mejor medicina, mi pobre abuelita…tubo que dar su vida por mí, se sacrificó para que yo viviera planamente.
El llanto de Lucia no parecía tener fin, la idea de perder a sus amigas, las únicas que había tenido en la vida y que yacieran tendidas en el suelo sin aliento le rompía el corazón, Alejandro trataba de que ella se resignara, hiciera lo que hiciera, llorara lo que llorara, no podría traerlas a la vida y entonces, Magnolia inhaló profundamente abriendo los ojos de golpe.
—¡Magnolia! —gritó Lucia con aires de esperanza y todos se quedaron perplejos al ver a la hermosa Vampiresa levantarse de golpe respirando y agarrándose el pecho por sentir aquellas palpitaciones en el pecho, su corazón después de mucho tiempo, latía anunciando su despertar.
—Despertó… —dijeron extrañados y Lucia y Ginebra se abalanzaron contra ella abrazándola.
—Gracias a Dios estas bien. —le dijo Ginebra estrujándola con fuerza, Lucia también la abrazaba mientras le decía lo feliz que estaba de verla con vida, pero al sentir su piel fría, ambas se le quedaron viendo extrañadas, al igual que todos los presentes.
—Magnolia…sigues siendo una vampira… —expresó Lucia mientras le acariciaba la cara.
Ginebra la miró de arriba abajo y después desvió la mirada hacia Alejandro confundida.
Magnolia volteó la cabeza y al ver el cuerpo de Babani cubierto con una sábana, se alejó de Lucia y Ginebra y se echó al costado de Babani y lloró amargamente, apretó la tela y sollozó lamentándose su muerte.
—Abuela…gracias, gracias…gracias por todo…perdóname por favor, te prometo que viviré plenamente, cuidare bien de Lucia y de Anabel, viviré dignamente en tu honor mi amada abuelita, ojalá hubiese podido decirte lo mucho que significabas para mí, ojalá hubiese encontrado las palabras correctas, gracias por todo lo que me enseñaste, por la manera en la que me cuidaste, fuiste como una mamá para mí…gracias por que ahora se lo que se siente tener a alguien que te ame de esa manera tan sobre natural…por favor descansa en paz.
Magnolia estiró sus brazos invitando a Lucia y Anabel a sumergirse en ellos y así lo hicieron, ambas estaban tristes pensando que el sacrificio no había servido de nada, Alejandro se acercó a Magnolia confundido y le tocó la frente despejando su rostro y sus ojos seguían siendo rojos, su piel aun era fría, le abrió la boca y aún tenía colmillos.
—¿El corazón te palpita? —le preguntó Alejandro mirándola fijamente.
—Si señor. —le respondió Magnolia sosteniéndole la mirada.
—¿Qué sucede papá? —preguntó Reynar extrañado.
—¿No logró vencer la abstinencia? —preguntó Víctor con seriedad.
—Si lo hizo. —respondió Alejandro perplejo.
—Pero…sigue viéndose como un vampiro. —añadió Selene confundida.
El atardecer había empezado y aunque la luz del sol no era tan intensa, logró penetrar una nube dando origen a un túnel de luz, Víctor retrocedió a ocultarse bajo los frondosos árboles, pues, aunque la luz era débil, aun podía herirlos de gravedad.
—Magnolia, exponte al sol. —le dijo Alejandro con decisión.
—¿Qué? No, podría lastimarla, es muy peligroso, no le pida algo así por favor. —manifestó Lucia agarrándola de la mano, pero Magnolia se puso de píe y asintió con la cabeza.
—Lo haré.
—Pero… —Magnolia interrumpió a Lucia y le sonrió.
—Estaré bien.
Magnolia caminó hacia el rayo de luz y se paró sobre el, cerrando los ojos y extendiendo sus brazos para recibirlo completamente, parecía un hermoso ángel iluminado por el astro rey, ante el asombro de todos, Magnolia estaba intacta.
—¿Cómo es posible? —preguntó Ginebra asombrada.
—Magnolia logró vencer la abstinencia y también perfeccionó el veneno vampírico revirtiendo todos los efectos negativos de este, se volvió inmune a la luz del sol, es un ser vivo, ha recuperado su humanidad aunque aun conserva su inmortalidad, pero me atrevería a decir que se convirtió en el primer ser inmortal con la capacidad de vivir como humano y vampiro a la vez, a partir de ahora podrá alimentarse de sangre o comida humana, podrá caminar bajo el sol y su vientre ha vuelto a ser fértil, gracias al poder de tu sangre, Magnolia se convirtió en un vampiro perfecto y gracias al sacrificio de la bruja Babani, pudo sobrevivir.
—¿Es como una diosa? —preguntó Elena confundida.
—No, solo se perfeccionó. —respondió Alejandro fascinado por ver este milagro.
—Lo lograste… ¡lo lograste Magnolia! ¡pudiste recuperar tu humanidad! —Lucia la abrazó y brincó de Alegría junto a Magnolia.
—Fue gracias a la abuela, sin ella hubiese muerto. —expresó Magnolia llena de gratitud.
Anabel las vio y sonrió ligeramente, se sentía perdida, pensaba que no pertenecía a ningún lugar, el duelo que estaba enfrentando era muy doloroso, ya no tenía dueña, su ama había muerto honorablemente y la había puesto en libertad, pero Anabel quería pasar sus días al lado de su única amiga, así que se dio la vuelta para perderse entre los árboles, se rehusaba a tener a otra ama, pues siempre extrañaría a Babani, pero Lucia y Magnolia lograron verla.
—¡Anabel! ¡espera! ¿A dónde vas? —le preguntaron ellas yendo detrás de Anabel.
—Ya no pertenezco aquí, debo buscar mi destino, ya no me queda nada aquí, una vez que enterremos el cuerpo de Baba, me iré de aquí, buscaré mi propósito, tal vez algún día lo encuentre, un familiar sin amo es igual que estar muerto. —expresó Anabel decaída.
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Editado: 11.03.2024