Los milagros existían, aun en los momentos más oscuros, llegaban y le daban esperanza a quienes lo necesitaban, aquellos que lloraban inconsolablemente veían la luz al final de aquel oscuro pasillo, Babani había visto esa luz, gracias a su sacrificio de amor puro, pudo romper aquella maldición que la había condenado en el pasado, ahora se encontraba con sus seres amados, viva y deslumbrante.
Aquella situación bien podía ser mal interpretada, había un funeral aplana vista, flores, velas, un féretro cerrado que no dejaba ver ningún cadáver y un príncipe que sobrevolaba los cielos montado en su grifo con el corazón completamente quebrantado al imaginarse lo peor.
—No puede ser…llegue demasiado tarde. —pronunció Emir con gran dolor.
Su mente estaba llena de pensamientos horribles, de culpa y remordimientos, pensaba que Magnolia había muerto, la hermosa mujer que lo había llenado de ternura y actos continuos de amor, aquella a la que no valoró como debía, su amiga, su concubina, su flor más preciada, no le importaba estar en territorio enemigo, al sobrevolar los cielos vio lo inmensa que era la ciudad de los cazadores y lo amurallada que estaba, ya había llamado la atención de algunos centinelas que dieron aviso Alejandro de su llegada.
Pero a él poco le importó, aun si fuera el blanco de un millón de flechas y su cuerpo el destino de mil espadas, nada podría terminar con el dolor de haber perdido a la mujer que hubiese querido amar y corresponder hasta el fin de los tiempos.
Era de noche y la luz de las velas ya era débil, pues tenían varias horas encendidas, no había nadie en el funeral, Emir descendió y dejó a su grifo descansando, mientras él se acercaba al féretro, apenas si podía caminar sin tambalearse, como pudo, tembloroso y con la voz entre cortada se recargó sobre el y externó con mucha pena:
—¿En que momento decidiste que sacrificar tu vida por mí era la única forma de que te amara honrosamente? ¿Por qué llegaste a esa conclusión? Fue mi culpa…yo te orille a esto, yo te quite la vida, debí poner más atención, debí ser más inteligente, tú eras todo lo que un hombre podía desear, un amor sincero, una mujer devota y fiel a sus sentimientos, maldigo el día en el que hice que te sintieras olvidada, ya es muy tarde para pedirte perdón, mi condena será amar a la mujer que yo asesiné…
Los centinelas que corrían para darle aviso Alejandro del intruso, se encontraron primero con Magnolia quien ya había olido a Emir, los apartó de su camino arrojándolos al suelo con la fuerza, nada podría impedir que ella se encontrase con su gran amor.
—Aun lado…es él… es su perfume. —exclamó Magnolia con el corazón acelerado.
—¡Espere señorita! ¡es peligroso! Ese hombre no es humano tiene una presencia abrumadora, debemos avisarle al señor Alejandro para que nos diga cómo actuar, no sabemos si es amigo o enemigo. —dijeron ellos preocupados de que Magnolia se dirigiera a toda prisa hacia el funeral.
—No es ningún peligro, es el amor de mi vida que ha vuelto por mí. —dijo ella con lágrimas en los ojos.
Víctor también logró reconocer el aroma de su nieto y se tapó la boca tembloroso.
—¿Qué pasa papá? ¿Qué tienes? —le preguntó Ginebra angustiada porque Víctor estaba llorando.
—¡Víctor! —Elena trató de revisarlo, pero él no lograba decir ninguna palabra.
—¿Qué le sucede? —de pronto, Alejandro sintió que el corazón se le salía del pecho y se fue para atrás mientras Reynar lo detenía.
—¡Papá!
—Es él…Emir está aquí… —pronunció Víctor y los ojos de Ginebra se abrieron de par en par, su mente no tubo tiempo de procesarlo cuando su cuerpo ya se encontraba corriendo hacia él.
—¿Qué? ¿Ese demonio? llamaré a los guardias para que lo… —Reynar cerró la boca cuando vio la expresión de su padre, nunca lo había visto así, las lagrimas corrían por sus ojos de manera incontrolable.
—Papá…
—Reynar ven aquí. —Selena lo apartó del brazo y le dijo al oído con voz suabe. —para ti él puede ser un monstruo, pero no olvides que para tus padres es su hijo, no tienes idea de lo mucho que sus corazones esperaron este momento, además ese príncipe es tu hermano.
—Él no es mí… —Selene lo miró fijamente y negó con la cabeza advirtiéndole que no debía causar problemas y este apretó los dientes, todos salieron detrás de Ginebra y Alejandro y Reynar salieron después ya que la impresión fue tan grande para Alejandro que apenas si podía caminar y Reynar lo estaba apoyando.
—Papá no vayas, mira como estás, te puede hacer daño, estas pálido.
—No…llévame hasta donde esta Emir, si no lo haces, me iré por mi cuenta, no importa si tengo que arrastrarme por el campo.
Mientras tanto…
—Mi preciada Magnolia, mi flor más bella, déjame besar tus labios una última vez y después me sumergiré en la oscuridad de tu ausencia.
Emir abrió el féretro y se asustó cuando no vio nada dentro y entonces, aquella dulce voz que extrañaba tanto, pronunció su nombre.
—Mi príncipe, ha venido por mí. —exclamó Magnolia haciendo que Emir girara al instante.
—¿Magnolia? ¿A caso eres un fantasma? Ni si quiera has podido descansar en paz por mi culpa… —externó el príncipe lleno de dolor.
—No mi señor, no soy ningún fantasma, logré sobrevivir a la abstinencia, su amor me acompañó en todo momento. —Magnolia se acercó a él lentamente para después lanzarse a sus brazos, él estaba en shock, no entendida nada, creí que se había vuelto loco.
—Si eres tú, entonces bésame. —le dijo Emir con una mirada anhelante y Magnolia lo besó.
—Soy yo mi amado príncipe, este funeral no es mío y si lo fuera, su sola presencia me hubiese hecho regresar de la muerte para verlo una vez más.
—Magnolia, mi hermosa Magnolia. —Emir la abrazó con fuerza y la besó apasionadamente, su corazón latía con fuerza solo por ella, entre sus brazos se encontraba su único y verdadero amor y algo sorprendente sucedió, el vinculo que lo unía con Lía desapareció y un nuevo lazó de amor surgió entre ellos dos, Magnolia y Emir se miraron fijamente y un milagro sucedió, en aquel mismo momento, el príncipe se vinculó de su concubina favorita uniendo sus almas para siempre.
#243 en Fantasía
#160 en Personajes sobrenaturales
villanos y heroes, magia brujos demonios vampiros y dioses, amor imposible
Editado: 11.03.2024