Lía y Ginebra se quedaron en shock con las palabras de Beatriz, Ginebra se sentó de golpe en la cama agarrándose el corazón como si alguien quisiera arrancárselo y Lía se llenó de mucha angustia.
—¿Asesinar al rey de todo? Eso jamás… ¿Cómo podríamos hacer algo así? —expresó Lía conteniendo las lágrimas.
—Esas son las únicas soluciones fiables que encuentro, nunca antes nos hemos enfrentado a un dios ¿se imaginan al enemigo tan poderoso que tenemos en frente? La mezcla de dos dioses oscuros es la combinación perfecta para crear un ser invencible, ni siquiera con la alianza tendremos la certeza de acabar con la bruma, si no separamos al rey de esa cosa, será muy tarde para considerar la opción de dejarlo con vida…yo tampoco quiero hacerle daño, pero…
—Es mi hijo…Cómo se te ocurre que seria capaz de ponerle una mano encima, Alejandro jamás atentará contra su vida y yo tampoco. —expresó Ginebra aferrándose al gran amor que le tenía.
—No soy yo la que da las opciones Giny, es la realidad a la que tenemos que enfrentarnos, tendremos que convertirnos en traidores afianzando una alianza con los seres que puedan pelear contra la bruma, no contra él. —expresó Beatriz mientras agarraba la mano de su amiga.
—Pero si la bruma lo ha poseído por completo… entonces si tendríamos que pelear contra él y nuestro objetivo sería asesinarlo ¿Cómo podría aferrarme a eso? —Manifestó Ginebra entre lágrimas y añadió. —no confundan mis palabras, se muy bien en lo que mi hijo se ha convertido, a diferencia de Emir él se convirtió en el villano de esta historia, su brazo a destruido todo lo que roza, apoderándose de tierras que no le pertenecen y esclavizando a todo aquel que se niegue a servirle, conozco muy bien como lo nombran, demonio, plaga, monstruo, pero quizá ustedes nunca lo entiendan, pero aunque todo eso sea verdad…para mi Valeska sigue siendo mi niño, mi hijito, nunca podré odiarlo por la maldad que ha cometido, aun si me niega como su madre y maldice el día en el que lo di a luz, nunca dejaré de amarlo y desear estar a su lado para abrazarlo, me aferrare a la opción de que nos crea unos traidores, aunque me odie por levantar la mano contra él para salvarlo de esa bruma, pondré toda mi fe para que aun estemos a tiempo de separarlo de ella y así poder salvarlo.
—Entonces aferrémonos juntas a esa esperanza, confiemos en que aún hay tiempo para salvarlo de la bruma, salvemos juntos a Valeska. —exclamó Beatriz decidida.
Valeska… tu nombre sigue haciendo eco en mi interior, cuando escucho hablar de ti, algo en mi se despierta, todo lo que juré enterrar sobre el villano que me rompió el corazón sale a la superficie por su propia cuenta, me juré odiarte y aborrecerte con todas mis fuerzas, pero yo jamás sería capaz de quitarle la vida al padre de mi bebé.
—¿Estas siendo totalmente honesta conmigo mamá? ¿no me ocultas nada? ¿Por qué me llaman un titan? —le preguntó Lía a su madre mientras la miraba fijamente.
—Tienes que decírselo Bety, ella tiene que saberlo.
—No tengo muy claro el significado de las palabras que nos dijeron las brujas que todo lo saben, pero es verdad que revelaron algo que aun no logramos descifrar, ellas dijeron que tu eres un titan, el ultimo que quedaba en todo el universo y que solo tu podrías acabar con nuestro enemigo ya que para eso fuiste creada, para asesinar a los dioses que rompen el equilibrio.
—¿Qué? Soy una bruja ¿Qué es un titan en primer lugar? —le preguntó Lía confundida.
Por otro lado, en el castillo del rey de todo (en días pasados)
El príncipe Emir había pedido una audiencia con su hermano, estaba decidido a confrontarlo y hacerlo cambiar de opinión respecto al odio irracional que tenía en contra de los cazadores y los humanos, especialmente hacia sus padres, no sabía cuál sería la reacción de su hermano pues tenia un temperamento de cuidado y más ahora que su actitud soberbia era exorbitante.
Emir se estaba arriesgando más de lo que estaba imaginando, había dejado de ver a Valeska casi durante tres meses, en ese tiempo él ya había cambiado bastante, una vez que Valeska supiera donde fue a parar el príncipe podría ser acusado de traición.
—El príncipe Emir esta aquí majestad. —exclamó uno de sus sirvientes sin atreverse a mirarlo a los ojos por el pavor que producía observar esos ojos rojos como la sangre.
—Háganlo pasar. —expresó el rey con gran seriedad.
—Si mi señor, adelante alteza, puede pasar.
Emir entró al gran salón donde su hermano atendía los asuntos importantes de su imperio y en el momento que puso un pie ahí la piel se le erizó hasta la cabeza, al levantar la mirada hacia el rey, se quedó helado con lo abrumadora que era su presencia, era tan maligno que se quedó perplejo.
—Hermano…
—Veo que por fin regresas de tus vacaciones ¿Cómo esta Magnolia? ¿Sigue sin deseos de dejar el castillo del norte?
— ¿Te encuentras bien? —le preguntó Emir al ver que aquella presencia maligna le emanaba del cuerpo, su aura era escalofriante, no sabía si ese hombre era su hermano o un demonio.
—Mejor que nunca, pero las preguntas las haré yo a partir de ahora hermano ¿Por qué apestas a establo? No importa cuanto hayas intentado lavar tu cuerpo y menguar el aroma a traición, apestas a mis enemigos. —le dijo Valeska mirándolo con desprecio mientras se acercaba a él.
—¿De que estas hablando? —le preguntó Emir con nerviosismo.
Pero Valeska ya se encontraba a un lado de él y le susurró al oído.
—Fuiste a la ciudad de los cazadores ¿no es así? Hiedes a basura desde que te paraste en mi castillo ¿a que fuiste exactamente? Si tu respuesta no es de mi agrado te arrepentirás, así que dime algo agradable, ¿fuiste a cortarle la cabeza al señor de los cazadores? ¿Me trajiste su cuerpo como un regalo?
—¿Cómo puedes decir eso? ¡él es nuestro padre! —exclamó Emir indignado.
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Editado: 11.03.2024