Me levanté de un brinco al escuchar un ruido proveniente de algún lugar de la casa, miro la hora y eran las tres de la mañana.
¿Y si es algún espíritu que quiere atormentarme? ¿Si la hora de los espiritus existe en verdad?.
La hora de los espíritus no existe Esther, no creas en cuentos que usaban tus tíos para asustarse. Tienes 16 años, ya no tienes 5.
Pero sigues siendo una miedosa.
Escuché otro ruido, me levanté de la cama y salí de mi habitación sigilosamente.
Bajé las escaleras sin tratar de tropezarme y caerme ya que soy muy torpe a veces.
¿A veces?.
Bueno... Siempre.
Empecé a oír pasos, ¿Y si es un ladrón?, Mejor levantaré a mis padres.
¿Y así querías vivir sola?.
No duraría ni un segundo viviendo sola en una casa, así que esa idea queda descartada, por el momento.
Elimina tus miedos y enfrentate a lo que sea que esté ahí.
Respira exhala, respira y exhala.
A mi lado había una escoba y la agarré por si necesitaría usarla.
Llegué a la sala y no había nadie, solamente estaba la ventana abierta.
Quizás entró un gato. Si dejo la ventana abierta se irá y caso resuelto.
Me dirijo a la cocina encaminandome hacia la nevera para tomar un vaso de agua helada y así poder calmar un poco mis nervios, termino de tomar el agua y dejo el vaso en el lavabo.
Giré sobre mis talones para dirigirme a las escaleras, pero me detuve al ver una silueta frente a mí, me quedé estática, sentí como mi respiración se cortó en ese momento y mi corazón empezó a latir rápidamente.
Agarré la escoba con todas mis fuerzas como si fuera un arma mortal con el cual podía salvarme de una invasión zombie.
Por la tenue luz que entraba por la ventana, pude notar aquella silueta masculina, pero no podía identificar su rostro por más que esforzaba mi vista.
En un microsegundo pude notar como sus ojos destellaron un pequeño brillo en la oscuridad, en ese momento me quedé paralizada ya que en ese instante puso sus ojos sobre mí.
Quería correr pero el pánico me detenía, como protección me aferre con más fuerza a mi escoba como si esta pudiera protegerme del más peligroso espíritu maligno.
En medio de la oscuridad, aquella figura masculina comenzó a avanzar lentamente hacia mí.
Mis músculos se tensaron por el miedo, quería moverme de ahí pero cualquier movimiento que quería hacer era como si mi cerebro no recibiera bien la información obteniendo un "ERROR 404".
Cada vez aquella silueta estaba más y más cerca de mí, logré salir de mi pasmo, pero con temor pude dar un paso hacia atrás mientras que él daba pasos hacia mi dirección, seguí caminando hacia atrás hasta que sentí la fría pared detras de mí, cerre mis ojos con fuerza esperando lo peor.
—Esther...— pronuncian mi nombre a la vez que ponía sus manos sobre mis hombros, abrí mis ojos rápidamente al reconocer la voz de mi padre— ¿Qué haces despierta aún a estas horas?.
—Nada...yo...—comencé a balbucear mientras echaba un pequeño vistazo por detrás de él esperando encontrar la silueta ,pero ya no estaba, había desaparecido ¿pero qué rayos? Y ¿si sólo fue producto de mi imaginación? — Sólo bajé por un vaso de agua— respondí segura.
Mi padre asiente y me mira a los ojos.
—¿Entonces para qué necesitas la escoba? — la señala esperando una respuesta.
—Pues...— Diablos, y ahora qué digo, piensa, Esther, piensa rápido— Como ayer estaba limpiando mi habitación se me había olvidado bajar la escoba y como tenía sed quise aprovechar para bajarla y ponerla en su lugar, sí.
Mi papá encendió la luz y yo ya esperaba lo peor, quizás como todo estaba oscuro perdí de vista a la silueta y como ahora está encendida podría verse aquella persona que ingresó sin previo aviso, volteo revisando con la mirada cada rincón minusiosamente esperando ver aunque sea su sombra pero nada, no había nadie.
Definitivamente me estoy volviendo loca.
Exhale hondo y avisé a mi papá que subiría a mi habitación a descansar.
Aquella cosa, ¿habrá sido producto de mi imaginación o fue real? ¿quien era esa persona y por qué ingresó a esta casa?.
Miles de preguntas rondaron en mi cabeza, miles de preguntas que quizás nunca encuentre respuestas.
Me siento en la cama lista para volver a acostarme cuando escucho un pequeño ruido en mi armario.
Ay no, no, esto no puede estar pasando, otra vez no.
Con miedo observo fijamente el armario, la puerta se empezó a abrir de a poco.
Dios, si mi vida se va a convertir en una historia de terror mejor llevame porque no aguantaré tanto miedo.
Expectante a lo que sucedía en el armario y los ruidos que provenían de este, reuní valor y me acerqué a este abriendo la puerta en su totalidad, lo único que pude visualizar fue mi ropa y nada más que eso.
Extraño...
Tantas películas me tienen mal.
Giro sobre mis talones para regresar a mi cama pero...
Dios...
Reprimí un grito de horror por no querer alarmar a mi padre.
Al voltear, lo primero que observé fueron aquellos ojos grandes y verdes que me transmitieron temor al instante en que los vi.
Esos ojos verdes tan profundos y vacíos.
Maravillosos por su color pero tenebrosos por lo que esconden.
Esos ojos verdes.