Reviso la hora en mi celular y son... las 6:48am, llego tarde, me levanto de la silla del comedor para luego dirigirme a mi habitación y comenzar a buscar mi mochila, cuando por fin la encuentro salgo de la habitación y cojo las llaves que están en la mesa, salgo del apartamento y cierro la puerta con llave, bajo las escaleras y salgo del pequeño edificio, respiro profundo para luego comenzar a caminar hasta el estacionamiento que está al otro lado de la calle.
Cuando por fin llego, mi celular comienza a vibrar dentro de mi bolsillo, lo saco y veo que es una llamada de Lu, contesto y lo primero que logro escuchar es mucha pero mucha, demasiada música de fondo.
-¿Lu?- pregunto y lo único que logro escuchar es la música y alguna que otra palabra que musita mi amigo- ¡Lukay, cuando salgas de ahí, hablamos!- cuelgo y sigo con mi camino hacia mi pequeño auto, y cuando digo pequeño, lo digo en serio, es un pequeño pero cómodo Fiat Panda que me compro Lukay cuando cumplimos 11 años de amistad, siempre pensé que Lukay me dio ese auto porque sentía algo más que afecto hacia a mí, pero decidí quedarme callada para que no se sintiera tonto, porque la verdad Lukay es uno de los chicos más preciosos que he conocido en mi vida.
Pero por si no leyeron bien he estado enamorada de otro chico que de paso vive en otro país, cuando vivía aquí, nunca me prestó atención, para mí es muy triste, una vez le dije lo que sentía.
No me dijo nada malo ni se río pero... lo que si me dijo fue que él ya se había dado cuenta y que yo no le gustaba pero si me quería como amiga, me dolió, no te lo voy a negar pero, que se le hace, toca vivir así, recuerdo que se lo dije cuando tenía quince años, y sonara extrovertido o no, pero cuando tenía quince me veía horrible, parecía un mango aplastado, ahora me veo mejor tengo un cuerpo lindo, bueno, para Lukay yo soy una cosa de otro planeta, pero yo solo sé que lo que más llama la atención de Lukay es mi cabello, él dice que se ve tan sedoso y rizado, yo sé que mi cabello es precioso, quien no, pero a mí me encanta más mi color de piel y si sonara extraño.
De todo lo bonito que existe en el cuerpo humano escogí mi color de piel, pues sí, me encanta ser morena, cuando tenía quince pensé que no le gustaba a Prayt porque era de color pero gracias a él soy como soy porque a pesar de que él no me quiso nunca siempre pensé en que si quería llamar la atención tenía que cuidarme más, y eso hice, y la verdad no lo necesito, en el fondo todavía lo quiero pero ya no es igual, ya no siento ese amor de antes, ese tipo de amor por el que uno se corta las venas.
No literal.
Solo lo quiero y ya.
Entro al auto y lo enciendo para luego comenzar a moverme.
(...)
Cuando por fin llego a la universidad, aparco el auto, y salgo de él para luego comenzar a caminar hasta la entrada del gran establecimiento.
Me imagino que se preguntaran... ¿y está por que no vive en esas residencias de las universidades? Pues... si vivo en una solo que estaba unos días en casa de mi madre, por lo menos, hoy salí de casa de mi madre.
Entro al edificio y lo primero que me encuentro es a la rusa más preciosa de esta universidad, a mi querida compañera de habitación.
Renny D'roilyn
Rubia, ojos azules medio verdosos, súper claros de paso, cabello corto y liso, piel pálida y relativamente alta. Y si lo se ese no es un nombre ruso, pues no es ruso, ni Albanés... la verdad, no sé de donde es su familia, solo sé que su madre es rusa y que es igualita a ella.
-¡Nasha!- Me dice con su gran sonrisa de siempre- ¿cómo estas?... Estos cinco días me sentí súper sola, sin ti... te extrañe.
-solo fueron cinco días- le digo con cara de "en serio" y ella rueda sus grandes y luminosos ojos.
- lo sé, pero es que ya extrañaba tu compañía- me dice y yo ruedo mis ojos, solo fueron cinco días, por dios.
-cursi- escucho una voz que me deja fría como tempano de hielo, haciendo que mi cuerpo quede inmóvil– Eres muy cursi Ren.
No, ¡No!
Ya me estaba convenciendo de olvidarte
¡No!
-Hola... Nasha, tiempo sin verte- en cuanto esas palabras entran por mi oído, un escalofrió recorre mi cuerpo, me volteo lentamente en dirección a la persona que me nos quería ver en este momento y este me regala una sonrisa que hace que logre ver todos sus blancos y radiantes dientes.
-Ho - ola... Prayt- tartamudeo un poco -Ren, ¿podemos hablar un momento... a solas?- le pregunto a Renny y ella asiente con una sonrisa de boca cerrada, la agarró del brazo y la llevo conmigo lejos de... Prayt, del chico pelirrojo que tanto adoro, suspiro.
-¿me podes decir, porque él está aquí y por qué te llamó como te llamo yo?- le pregunto y ella frunce el ceño.
-bueno... él, vino a estudiar ingeniería para acá, y me llamo así porque, él es mi amigo.
-Sos mujer muerta- le digo y ella frunce el ceño al escuchar una palabra que tenía tiempo sin escuchar.
-¿Sos?
-sí, sos- ella me queda viendo por unos segundos sin expresión alguna y yo lo único que puedo hacer es fruncir el ceño- ¿podes decirme porque me ves así?
-es que... se me olvidaba que eres de ascendencia argentina- me dice y me encojo de hombros.
-bueno, pero no me cambiés el tema, como lo conociste- le digo y ella desvía la mirada- Ren... decímelo –me ignora -¡Renny!- grito al perder la paciencia y ella abre sus ojos como platos.
-bueno ya, te digo pero no me grites- me dice y yo paso mi mano por mi cara.
-lo, lo siento, es que... decímelo.
-No... te entiendo, Nashi, se lo que es el para ti- me dice y yo desvió la mirada- bueno... mi mamá, viajo a Canadá, por un viaje de negocios o algo así, bueno, resulta que mi mamá, conoció a su mamá, la de Prayt, por que la mamá de Prayt era la dueña del negocio en el que estaba mi mamá- me dice y yo frunzo el ceño.