Días después, cuando regreso Sonia a su casa, se encontró con que no cabían las flores y los regalos que los amigos habían enviado.
Cuando Aurora cumplió seis meses, el Tío George volvió a llamar a Monseñor McNair.
-Joseph, soy George, te llamo para pedirte un favor.
-otro, que podrá ser ahora, a ver explícate. – le respondió su viejo amigo
-bueno es que nos gustaría que oficiaras el bautizo de la pequeña Aurora.
-bueno por eso hubieras comenzado, el bautizo de una pequeña princesita, claro que lo hare, cuando será y quienes son los padrinos.
-bueno en cuanto a la fecha, porque no lo organizas tú, y en cuanto a sus padrinos, bueno creo que aún no sabemos quién será.
-déjate de tonterías George, esa pequeña tendrá un padrino responsable y ese no será otro más que yo, bien le diré al reverendo D´Costa que prepare la capilla central, déjame ver… claro para dentro de un mes, a medio día, tengo ese día libre, y sin mal no recuerdo mi ahijado Daniel cumple años dos semanas después, así que será mejor que le preparen una buena reunión, ya que estaré esperando mi invitación, ya que quiero pastel. Que sea de vainilla con fresas.
-Joseph, sabía que podía contar contigo, yo pasare la nota a mis sobrinos y le diré a tu ahijado que lo visitaras el día de su cumpleaños, pero si no vienes y se molesta no me reclames.
-claro que iré, y es más yo le llevare su regalo.
-bueno, pues te esperamos ese día por la residencia, dile al reverendo que ya sabe los gustos de la madre de Aurora, que se encargue de todo y me mande las facturas.
-bien viejo amigo, yo le diré al reverendo, que tiene que organizarme un bautizo por todo lo alto, para mi futura ahijada, Aurora McAllwn Winston.
Un mes después se llevó a cabo el bautizo una ceremonia corta y tranquila, a la cual acudieron amigos y conocidos, y se dio a los medios la oportunidad de fotografiar a la Nueva familia McAllwn, quienes se veían muy felices los cuatro.
Y como se había acordado, dos semanas después del bautizo de la pequeña Aurora, Daniel celebro su cumpleaños, en donde estuvo presente monseñor McNair. Este noto que el pequeño Daniel era un niño feliz y que adoraba a su pequeña hermanita.
La popularidad de Brett en la ciudad y en todo el Estado, lo ayudo a que en las siguientes elecciones fuera elegido gobernador, pues a la gente le agrado en que antepusiera a su familia ante su carrera política, además de que se decía que un hombre al que no le importaba como andar vestido, para cumplir sus obligaciones con su familia, esto debido a que nadie olvidaba la fotografía que le tomaran la noche en que nació la pequeña Aurora, cuando estuvo vestido con una pequeña faldita floreada sin camisa y descalzo en el área de maternidad; bien podría gobernar el estado, pues siempre podrían acercarse a él.
Sonia se sentía muy orgullosa de su marido, y estaba siempre con él, ya fuera un evento local en Los Ángeles, o uno en alguna otra ciudad del estado, También le acompañaba cuando tenía compromisos fuera del estado, siempre y cuando pudiera llevar a sus hijos; cuando esto no era posible ella se quedaba en casa, para que los niños no se quedaran solos, cosa que nunca pasaba, ya que el Tío George siempre estaba pendiente de la felicidad de sus sobrinos y de los dos pequeños hijos de estos.
Brett y Sonia habían hablado sobre ese asunto y acordaron que si los niños no podían viajar y él tenía que estar fuera por más de 48 horas, ella se quedaría en casa, pues ninguno de los dos quería que sus hijos pasaran por lo que Brett había pasado de pequeño, pues el lema de la nueva familia McAllwn Winston era “siempre con los niños”.
Brett era el gobernador más joven que hubiese tenido el estado de California, era considerado un hombre alegre, familiar, padre amoroso y esposo condescendiente y amable, esa era la imagen de un villano reformado, cuando de vez en cuando, solían recordad el pasado, los dos lo hacían en un apretado abrazo, mientras el comentaba.
-los primeros años, después de lo sucedido, fueron los más difíciles y duros de toda mi vida, pues aprendí de una manera dolorosa, hay veces que en la noche, sueño que no te tengo a mi lado, que solo es un sueño y me despierto, y al verte a mi lado, regresa mi alma a mi cuerpo, entonces te abrazo fuertemente y te aprieto tanto a mi cuerpo que quisiera fundirte conmigo, querida soy muy feliz contigo a mi lado.
-todo lo pasado, solo es un mal sueño, que algún día habremos de olvidar por completo, yo también soy muy feliz, te amo y al hacerme feliz te has redimido, quien diría que tras lo ocurrido, solo necesitaríamos tú arrepentimiento y mi Perdón, para ser felices. –dijo ella, apretándose junto al cuerpo de su marido, para darle un beso suave, lento y lleno de amor.
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Editado: 20.11.2020