Una tarde, mientras paseábamos por la playa, Juan me sorprendió con una propuesta inesperada. Sacó un sobre del bolsillo y me dijo: "Quiero llevarte a un lugar especial. Cierra los ojos y confía en mí."
Cerré los ojos y sentí sus manos guiándome hacia el horizonte. Después de unos minutos, abrí los ojos y vi un hermoso velero esperándonos en el muelle.
Nos embarcamos en una travesía por el mar, navegando hacia un destino desconocido. El sol se ocultaba en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos rosados y dorados.
Pasamos la noche en alta mar, durmiendo bajo las estrellas y escuchando el suave murmullo de las olas. Era un momento mágico y eterno, donde el tiempo se detuvo y solo existíamos él y yo en un universo paralelo.