Mi Boxeador

Capitulo 27

Pov Zed:

Luego de más de 15 horas por fin aterrizó el avión y en pocas palabras se podía decir que estaba cansado y mi humor no era nada bueno. En todo el vuelo la azafata se me estuvo insinuando, chocando "accidentalmente" mis piernas agachándose y dejando ver el generoso escote que tenía, un poco más dejaba todos sus atributos afuera. En otro momento seguro y me la cogía duro en unos de los asientos porque a decir verdad estaba muy buena y ya qué, ella misma se me estaba ofreciendo, pero no, no podía. En la única mujer que podía pensar era en Lía.

Al ya tener mi pequeña valija salí de manera apresurada hacia el estacionamiento donde a lo lejos pude visualizar a unos de los chicos al lado mi camioneta. Al llegar con un pequeño asentimiento en señal de respeto, me entregó las llaves y luego se dirigió hacia el interior del aeropuerto, pero bueno ya que.

Luego de guardar la valija en la cajuela (baúl) del coche, subí y me puse en marcha en dirección a casa de Lía. Aunque de seguro estaría en mitad de su sueño, debido a que ya eran pasadas las dos de la mañana.

Pero como dicen, no iba a dejar para mañana lo que llegue se puede hacer hoy.


 

Pov Lía:

Luego de haberme quedado dormida de manera casi instantánea, ni bien toqué la almohada. Me desperté sobresaltada por el ruido de la ventana, al parecer se acercaba una tormenta.

uff no lo podía creer, no había dormido más de 45 minutos y ya estaba despierta de nuevo.

Luego de unos minutos el viento no paraba y los ruidos de cosas siendo golpeadas y las ramas de los árboles que chocaban contra mi balcón, empezaron a asustarme. Sí, le tenía un poco de miedo a las tormentas, pero más que eso era a los truenos y el viento, y eso era porque cuando era pequeña una vez me encerraron en el sótano por algo que no había hecho y allí tuve que estar mientras que sentía como afuera parecía caerse el mundo. Esa fue una de las peores noches de mi vida.

Me cubrí toda con las sábanas y el edredón (cubrecama) para esperar que acabara y con suerte me dormiría de nuevo porque mañana hay colegio y no quería ir con unas ojeras enormes.

Luego de unos minutos unos fuertes golpes en la puerta de la entrada de la casa me asustaron de sobre manera y por poco me caigo de la cama. Por dios quien tocará la puerta en medio de esta tormenta y a las 3:30 de la mañana. ¿En qué momento paso tan rápido el tiempo?

Luego de bajar despacio las escaleras y agarrando un paraguas para poder protegerme por las dudas, me acerqué lentamente a la puerta y mire por el pequeño agujero(mirilla) y sólo pude ver una sombra que se encontraba en el umbral de espalda como si estuviera mirando algo.

Justo cuando me separé para poder dirigirme hacia una ventana y poder mirar mejor, volvió a tocar la puerta y ahora más fuerte que antes. Así que con toda la valentía del mundo y al abrir me sorprendí, ahí parado en el medio de una ventisca estaba él, con su cabello despeinado y un aspecto de cansado y a la vez enojado.

-te pensabas defender con un paraguas? - me pregunto, más bien me dijo con burla empujándome un poco para poder pasar y yo me quede ahí parada todavía sin salir de mi estupor.

Cerré la puerta tras de mí y me giré para encontrármelo muy cerca de mí y mirándome de arriba a abajo.

-linda pijama muñeca!

No hice más que sonrojarme, no podía creer que justo hoy me haya puesto mi pijama de dibujitos y más que él ahora me esté viendo con ¿ternura? ¡que! eso es posible.

- ¿Qué haces aquí? - pregunte después de casi una semana que no lo veía (desde la pelea del sábado), aparecía así de la nada en mi casa y a esta hora.

-y es que acaso no puedo venir a ver a mi mujer - me dijo acercándose a mí un poco.

-no a esta hora...que quieres? - pregunte algo borde.

-tengo que hablar contigo y no iba a esperar hasta mañana - dijo

-Y de.

Justo en ese momento se escuchó un fuerte trueno y luego todo quedó a oscuras y yo no pude nada más que hacer que pegar un pequeño grito y pegarme a una de las paredes temblando, como si esta fuera mi salvación.

-Lía ¿estás bien? - dijo Zed que al parecer ya se encontraba al lado mío...lo único que salió de mi boca en ese momento fue un pequeño sollozo y de un momento a otro, ya me encontraba envuelta entre sus brazos con mi cabeza en su pecho, ni siquiera alcanzaba su hombro, él era mucho más alto que yo y por mucho.

- ¿Qué tienes Lía? ¿porque estas llorando? ¿le tienes miedo a las tormentas o qué? – dijo preocupado - ¡rayos contesta Lía!

-tormenta - dije en un susurro

-Ven vamos al sofá - dijo llevándome medio alzada de una forma rara, debido a que sólo me sujetó mejor de la cintura y me alzó un poco para luego con largos pasos llegar hasta el sofá, se sentó conmigo encima y siguió abrazándome.
La verdad es que yo tampoco me quería separar de él, no sé por qué, pero entre sus brazos me sentía segura.

Luego de unos minutos o tal vez más de tiempo del que yo pensaba, me comencé a calmar y ya no se escuchaban tanto mis hipidos, los suaves movimientos que Zed hacía en mi espalda y estar entre sus brazos, hicieron que me tranquilizara y me empezará a quedar dormida.

Después de un rato, sentí como me tomaba en brazos (estilo princesa) y empezó a subir las escaleras.

Cuando volví de nuevo a la consciencia o bueno sólo mi cabeza, sentí como me arropaban y luego de unos ruidos que no supe de que eran, la cama se hundió del lado derecho.

Zed me agarró de nuevo por la cintura y me acomodo mi cabeza sobre su pecho y de ahí ya no supe más de mí, solo que me encontraba entre unos fuertes brazos protegida y muy calentita. 

 



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En el texto hay: boxeo ilegal, mafia rusa, mafioso

Editado: 11.07.2020

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