Mi Boxeador

Capitulo 38

Pov Lía

-Hola pequeña, me alegro de que ya estés despierta - dijo Zed acercándose a la cama con paso seguro y tranquilo.

-Ehh yo si eh - dije tartamudeando ya que me estaba tocando el brazo de la forma más suave, rodeando el moretón en ese lugar y mirándolo sin ninguna expresión.

-Mi nana me dijo en el pasillo que me buscabas - agregó.

- ¿Qué hiciste con Mike? - lo dije rápido y sin tartamudear; y tan rápido como lo dije pude ver la transformación de Z: se tensó, apretó su mandíbula tan fuerte que parecía que se iba a romper y sus grandes manos agarraron sus pantalones apretándolos.

- ¿Porque te importa tanto ese imbécil? - me lo dijo despacio y tan ronco que me dieron escalofríos por todo el cuerpo y ya no sabía si fue buena idea indagar, pero no me quería quedar con la duda después de todo era mi hermano y no lo quería muerto.

-Porque yo, eh es mi hermano.

-Ese imbécil no es tu hermano, acaso esa mano rota y los innumerables golpes que tienes no te lo demuestran - me dijo levantando la voz haciendo que yo me deslizara despacio hacia atrás hasta que mi espalda tocó la pared, ya no tenía donde ir.

La verdad es que Zed tenía razón, Mike no se podría considerar un hermano, me había estado golpeando, gritándome e ignorándome por años, sin contar que desde que se fue papá él y mamá parecían odiarme. Se podría decir que el primer año me dolió todo lo que me hacían o me decían, pero después es como que me acostumbré y lo único que hacía era aguantar o escapar a mi mundo.

Ahora que lo pienso, eso no es lo que más me dolió. Lo que me afectó fue que mi familia se desmorone y cambie de un día para otro, el amor y la alegría se desintegró como si nunca hubiera estado allí.

-Lo sé, pero - no pude terminar de hablar porque Zed se había marchado azotando fuerte la puerta.

Luego de unos minutos se escuchó un estruendo y al querer ir a ver lo que sucedió, un fuerte dolor me ataco en mi costado por lo que me tuve que volver a recostar en las suaves y mullidas almohadas.

(...)

El resto de la tarde/noche me la pase mirando una película (pronóstico reservado) que en verdad me llegó al corazón y me dejó una enseñanza muy bonita; la voy a aplicar a las situaciones que tenga que enfrentar de ahora en adelante.

(...)

Mientras salía del baño sosteniendo por la pared y caminando lo más lento posible para no hacer movimientos bruscos, entró una chica con dos bandejas y las acomodo sobre la mesa de luz con mucho cuidado, yo por mi parte sólo me la quedé observando.

-Señorita, el señor le mando la cena y dice que es una de sus comidas favoritas. Si necesita algo o quiere que se la cambiemos, presione 19 en el teléfono de allí y una de las encargadas de la cocina le atenderá - me dijo de manera apresurada señalándome el teléfono inalámbrico que se encontraba en la pared.

-Está bien, muchas gracias.

-Ah y antes de que me retiré, el señor le manda a decir que debe comer toda su comida para que recuperé fuerzas y le desea buenas noches, ahora si con su permiso me retiro.

Wau todo lo había dicho como un robot y sin respirar, estaba sorprendida.

Al llegar a la cama, me senté y saqué la tapa de las bandejas y no lo podía creer, había muchísima comida, y todas eran mis favoritas. Había hamburguesas, milanesas a la napolitana, pizza y el amor de mi vida "el postre", era una porción de torta de mousse de chocolate.

"Creo que esto no me lo voy a acabar" pensé.

(....)

Al terminar de comer casi todo lo que se encontraba en las bandejas, decidí que lo mejor sería darme una ducha antes de ir a dormir, así que cogiendo ( o agarrando) una bata y una toalla del armario me dirigí hacia el inmenso baño y puse la ducha para que se regule a la temperatura adecuada.
Luego de unos minutos me metí y al caer el agua sobre mi cuerpo sentía como este se relajaba poco a poco.

(...)

Al salir del baño fui directo hacia el armario para buscar algo que me pueda poner y lo que encontré fue ropa de Zed, lo que me pareció muy raro, pero no lo tome en cuenta.

Agarré una remera negra lisa que me quedaba hasta las rodillas y luego busqué en uno de los cajones los bóxeres más pequeños que pude encontrar.

Cuando ya estaba vestida y peinada me dirigí hacia la cama, apagando el televisor de paso.

(...)

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero lo único que tenía en mente era que lo que me había sucedido no me tenía que afectar-tenía que volver a casa, hablar con Mady para que me ayude a recuperar las claves que perdí y pedirle perdón por abandonarla todo este tiempo y lo más importante, tenía que regresar al trabajo sí o sí. Así por lo menos tendría un poco de dinero y podría alquilar algo pequeño para vivir, ya no volvería a estar en ese infierno una vez más.




 

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En el texto hay: boxeo ilegal, mafia rusa, mafioso

Editado: 11.07.2020

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