Mi Cálido Secreto

7. La reserva.

—Explicanos en este momento ¿qué demonios hace él aquí? —reclamó Scott notablemente enfadado.

 

—Es que viajaré junto con él.....

 

—No, no lo harás —sus amigos eran bastante celosos en lo que a ella se refería, además de que los antecedentes de Adam no eran nada buenos— ese idiota no te vá a cuidar.

 

—Lo sé, pero por eso mi tío alistó un escolta para mí —le explicó a Kevin y a Scott que eran los más violentos del grupo— si pasa alguna cosa él me salvará.

 

—Aún así, no me parece bien que una niña viaje con esa clase de personas, si me das media hora arreglaré todo para que todos vayamos contigo —argumentó Andrew que era otro de los seis Alfas que la acompañaban.

 

—Sé que tu padre es el dueño de la aerolínea, pero no me parece correcto llevarlos y dejar a las chicas solas; me sentiré más segura si ustedes se quedan para cuidarlas —los gorilas parecían pensativos, si bien ella era una gran amiga para todos ellos, sus novias eran otro tema ya que el hecho de que las intimidaran les hervía la sangre.

 

—Está bien, pero si pasa algo debes llamarnos inmediatamente —recalcó su amigo rápidamente.

 

—Está bien, les llamaré en las noches para reportar la situación —hizo un saludo militar y los chicos parecieron estar más tranquilos ya que comenzaron a reírse.

 

—¡Korina, ya es hora! —la llamó Michael para luego saludar a lo lejos a los seis titánicos amigos de ella agitando la mano.

 

—Hasta luego chicos —todos la abrazaron en grupo y por un segundo creyó que moriría aplastada por ellos— los amo a todos...... ¡cuiden a las chicas! —les gritó ya a lo lejos antes de irse.

 

 Luego de hacer todos los trámites pertinentes abordaron el avión, el escolta se sentó entre ellos por órdenes de Michael a pesar de las objeciones de Adam quien ahora notaba que ese viaje no sería tan idílico como se imaginó.

 

 La primera parada del viaje no era tan lejos en avión, sólo pasaron un par de horas por lo que aún era de día cuando llegaron a la zona donde se quedarían; era algo exclusivo así que en lugar de quedarse en una carpa a la intemperie en algún sitio remoto de la reserva, se quedaron en un par de cabañas.

 

—¿Qué crees que debamos hacer primero? —preguntó Adam al encontrarse con ella afuera de las cabañas después de dejar sus cosas en la habitación.

 

—No lo sé, creo que comeremos alguna cosa antes del recorrido nocturno —explicó ella mientras señalaba el cronograma perfectamente descrito en el folleto.

 

—¿Esto es una reserva natural o es.......

 

—Antes de que digas alguna tontería debes saber que esta es una de las muchas formas en las que ellos tratan de buscar inversionistas y mantener esto en buen funcionamiento —explicó Lucka con seriedad en su expresión.

 

—El gobierno mantiene esta clase de lugares y una que otra ONG. ¿Para qué necesitan inversionistas? —el escolta y Korina se miraron como tratando de decidir quién lo golpearía primero.

 

—Porque necesitan hacer crecer este lugar, no pueden tener sólo una porción limitada de terreno, los animales año tras año se reproducen —explicó ella con naturalidad, pero Korina lo hacía sonar tan obvio que Adam se sintió como la criatura más ignorante del mundo— si no tienen espacio suficiente saldrán de los límites y algún cazador podría matarlos, por eso deben crecer por sus própios medios.

 

—Ahora lo entiendo —el chico estaba sorprendido ya que poco a poco comenzaba a ver el mundo desde los ojos de ella, lo cual era realmente fascinante.

 

 Luego de un momento salieron a dar una caminata para conocer el sitio, los puntos de encuentro en caso de emergencia y muchas otras cosas más además de echar una mirada a los animales hospedados en el lugar, la cena fue agradable y bastante animada ya que los tres parecían llevarse muy bien entre ellos.

 

 Al día siguiente el recorrido mañanero fue mucho más que placentero, se sentía genial el hecho de ver a los animales y a los humanos convivir  en paz aunque fuese por un momento, mientras caminaban recibían charlas acerca de como cuidar en ambientes, las funciones de aquel centro y presentaron los casos de muchos animales que habían terminado en ese sitio trás ser rescatados de la negligencia humana.

 

—Eso fue genial, aunque la verdad me siento un poco sorprendido, nunca había prestado atención a los desastres que mencionaron los guías el día de hoy en el recorrido —Adam se sentía culpable ya que según sabía eran cosas muy fáciles de evitar.

 

 Los días siguientes fueron interesantes y hasta educativos, aunque de ahí no saldría siendo el Ecologista más grande del mundo, esta vez se aseguraría de ser más consciente sobre las cosas que lo rodeaban.

 

 La segunda parada fue en un archipiélago que parecía que lo habían sacado de una pintura de algún museo famoso, el agua era azul y tan cristalina que daba una vista perfecta de la fauna marina que ahí habitaban, el cielo era azul y las nubes blancas como el algodón, el sol brillaba intensamente, pero se volvía cálido al combinarse con la brisa fría del mar, la arena era blanca y estaba adornada con conchas de caracoles, hierba y un pequeño bosque se levantaba a unos metros de ellos; eran tan verdes que al mirarlos contrastar con el azul brillante del cielo, hacía que pensaras en si era posible quedarse ciego ante tanta belleza. Adam entendió poco tiempo después que la estadía en la reserva había servido para que supieran apreciar el paisaje y sus detalles, sin embargo, su parte favorita de todo el paisaje era justo cuando los tibios rayos del sol besaban delicadamente la piel blanca e inmaculada de Korina, quien estaba sentada sobre una manta muy lejos del agua, su cuerpo lucía perfecto con aquel bikini de color negro amenazaba con volverlo loco especialmente por las frágiles cadenillas que lo sujetaban al cuerpo de ella.



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En el texto hay: amor secreto, venganza adolescente

Editado: 02.11.2021

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