12. Reencuentro.

—¿Qué tratamiento? —preguntó mientras veía como la aguja traspasaba su piel una y otra vez.

—Korina, hace más de un mes que se te diagnosticó el mismo cáncer que a tu madre —lanzó un suspiro muy largo largo— pero te niegas a iniciar el tratamiento.

—Lo había olvidado por completo —respondió sin el más mínimo rastro de interés— recétame lo de siempre, últimamente he sentido algo de dolor en el cuerpo.

 El doctor no pudo hacer nada más, al final ella salió del consultorio del doctor con la mano vendada; Molly la esperaba en la sala mirando las noticias en el televisor, parecía interesante así que se sentó al lado de ella en silencio.... Sus ojos se abrieron de par en par al escuchar cómo anunciaban la muerte del padre de Adam.

 —Conocí al hijo de ese hom...... —el agudo grito de Molly le hizo chillar los oídos— ¿qué demonios te pasa?.

—¿Cuándo llegaste? No haces ruido al caminar, ¿eres un fantasma o qué? —se quejó ella para luego centrar su vista en la mano de ella— ¿me dirás cómo fue que lograste hacerte algo así?.

—No lo sé, solo explotó mientras lo sostenía..... —parecía estar tan acostumbrada a dar excusas que ahora no podía decir la verdad— no, la verdad es que estaba muy enojada y sin querer apreté mucho el vaso, no creí que se rompería así...

—Es vidrio cariño, ¿qué esperabas?...... pero no tendrás ninguna secuela ¿verdad?.

—No, el doctor dijo que en unos días estará como nueva, debo venir en unos días para que me retiren los puntos, así que tendré que faltar al trabajo ese día —ese día aprovecharía para descansar un poco, la excusa perfecta estaba literalmente en su mano.

 Para resumir, los días siguientes fueron tranquilos ya que Collin estaba lejos de ella, sin embargo, haber visto a Michael ese día le había revivido demasiadas cosas y una de ellas era la sed de libertad que había estado dormida por tres años en su interior, pero no sabía como hacer para escapar de esa situación. Su esposo no se robaría ni un segundo más de su vida, esos años de tortura habían sido suficientes para ella y aunque aún creía que estaba pagando por lo desgraciada que había sido toda su vida, lamentablemente esa deuda iba a tener que esperar para ser pagada.

 Collin llegó a la casa y como hacía siempre que se emborrachaba, la golpeó, pero esta vez ella intentó defenderse; salió victoriosa de aquella batalla pues la pelea terminó con solo apenas unas marcas de agarre en sus brazos, pues había usado bastante fuerza para sujetarla antes de que ella pusiera fin a la situación apenas con un movimiento.

—¿Y quién dijo que una patada en las pelotas no es una táctica efectiva de ataque y defensa? —murmuró mientras se encerraba en su habitación.

 El hombre intentó forzar la puerta, pero esta era una muy buena puerta (ricos al fin), fue a buscar las llaves mientras escupía basura sin parar, sin embargo, esto no le quitó el sueño a Korina ni por un segundo ya que ella misma había cambiado esa cerradura unos seis meses atrás mientras Collin estaba fuera del país por sus viajes de negocios.

 Korina simplemente se acostó a dormir, como solía hacerlo en la universidad y su esposo se cansó de intentar abrir la puerta así que se fue a dormir en silencio, al día siguiente Molly fue a buscarla temprano para llevarla a la clínica para que le quitaran los puntos de sutura, se quedó en silencio al ver que Collin estaba en la casa aún dormido.

—Vámonos de aquí —susurró Korina mientras caminaba en puntillas con sus zapatos en su mano, luego de cerrar la puerta de cuarto de nuevo.

—Apresúrate —respondió Molly mientras observaba fijamente a Collin que dormía en el sofá pues si este se despertaba las dos tendrían que correr muy rápido para lograr escapar— sigue dormido.

 Al subir al auto comenzaron a reírse, había sido emocionante escaparse a plena luz del día, aunque su destino no fuese hacia una discoteca ó de compras sino al hospital, el sitio menos romántico del mundo, pero por algo se debía empezar.

—¿Puedes llevarme al cementerio luego de terminar en la clínica? —Molly la miró por un segundo y luego asintió.

—Si, pero solo puedo dejarte ahí; tengo algo de trabajo que hacer y me fugué un momento para venir contigo, si no tienes problemas con tomar un taxi de vuelta —su compañera negó con la cabeza para dar a entender que no había problema.

 El doctor le retiró los puntos y volvió a insistir sobre el tratamiento, pero ella de nuevo se negó, Korina había perdido peso en poco tiempo y eso no era bueno.

—Bueno, vamos al cementerio —dijo Korina al subir al auto— cerca del cementerio hay una floristería así que no necesitas hacer ninguna parada adicional.

—Genial, entonces vamos de una vez —Molly condujo hacia el cementerio en el que se encontraban las cenizas de la madre de Korina y la dejó allí.

 Korina entró al lugar luego de comprar un ramo de flores, se dirigió hacia el lugar donde estaban las cenizas de su madre, era un sitio privado así que se sentó a contemplar la foto de su madre por un largo tiempo, aún tenía las flores en la mano, un par de lágrimas recorrieron su rostro mientras que el nudo en su garganta hacía imposible la formulación de alguna frase coherente.

—Lo siento —se animó a decir con la mirada baja— se supone que debería ser fuerte, pero siento que ya no puedo más...... no puedo más.....

 Fue lo único que dijo, luego de eso dejó las flores, se secó las lágrimas y se fue luego de besar el retrato de Ivette con nostalgia. Al salir vió que un hombre increíblemente alto y corpulento estaba recostado justo al lado de la puerta; Korina no levantó la mirada, simplemente cerró con llave, pero cuando le dió la espalda alguien atrapó su mano derecha.

—¿Cuánto tiempo seguirás ignorándome? —la voz de Adam resonó en sus oídos, ahora era un poco más gruesa y su acento había cambiado muy pero muy ligeramente, pero esa era una voz que simplemente distinguiría en cualquier lugar— ¿no te parece que cinco años es demasiado tiempo? Deberías levantarme el castigo.....