Mi Cálido Secreto

Epílogo.

 *Narra Adam*

 

 La vida para mí sin ella ha sido una tortura, aunque al final me casé y mis hijos llenaron de alegría mis días, Korina siempre estuvo en mi corazón, su impresión es tan fuerte dentro de mí que ni siquiera noté en que momento las arrugas en mi rostro aparecieron, pero su imagen, aún podía verla nítidamente en mis recuerdos, su recuerdo ya no me dolía, con el pasar del tiempo aprendí a buscar los recuerdos que me hicieran más feliz, con frecuencia me debatía entre que cosas recordar, porque junto a ella todos los recuerdos (con excepción de su desgarradora muerte) me hacían muy feliz sin importar la situación en la que me encontrara.

 

  Me miro al espejo y parece mentira lo mucho que he envejecido, parece mentira que ya tengo nietos que van a la escuela, que le dejé todas mis empresas a mis hijos y me jubilé. Korina había dado todo de sí misma hasta el último de sus alientos, lo cual siempre me había parecido increíble y muy admirable, creo que la idolatré por demasiado tiempo (no mentiré, aún lo hago) por ser incapaz de encontrar algún defecto en ella.

 

 El tiempo me ha enseñado bien el verdadero significado de las cosas, aprendí a no atesorar las cosas materiales, por eso, lo único que guardo en mi caja fuerte son nuestras fotos juntos y el expediente criminal de Korina que es bastante largo si lo miras con detalle (era encantadoramente peligrosa) pero mis ojos siempre estuvieron posados en la foto de la chica gótica que mis ojos vieron en mi primer día de universidad luego de transferirme y luego del accidente más afortunado que he tenido en mi vida, es imposible para mí dejar de mirarla, es mucho más que imposible porque ella en mis recuerdos brilla mucho más que el sol y todas las estrellas del universo juntas.

 

 Sé que ha pasado mucho tiempo, sin embargo, el día de hoy iré al cementerio a visitar a Korina después de mucho tiempo, aunque no sé como lo tomaré, es hasta tonto pensar que alguien de mi edad pueda ponerse nervioso de esa manera, pero aún así iré, esta sensación me hace recordar la primera vez que fui a su casa, me hace sentir renovado, como si fuera un jovencito de nuevo.

 

 Es probable que esta sea la última vez que vaya a visitarla, el doctor dice que mi corazón y pulmones están dejando de funcionar correctamente y debido a eso debo internarme en una clínica por un tiempo..... así que espérame Korina..... pronto iré contigo.

 

*Fin de la narración*

 

 Adam se levantó poco a poco y tomó el papel que contenía su última carta, fue hacia su caja fuerte para abrirla, sacó todo lo que había en ella, besó las fotos y luego tiró todo al fuego de la chimenea que tenía en su despacho; observó como todo ardía hasta no quedar nada.

 

 Salió y encontró a su familia reunida en la sala, aparentemente lo esperaban para ir junto con él al cementerio, se puso su mejor traje y salieron hacia el lugar deseado, en el interior de su pecho Adam tenía una sensación de calidez que lo hizo reconfortar.

 

—Abuelo, ya llegamos —susurró dulcemente su nieta más joven mientras daba algunas suaves palmaditas sobre la arrugada mano de él.

 

—Gracias, eres muy amable pequeñita mía —respondió mientras acariciaba el cabello de ella con sus manos temblorosas.

 

 Bajaron de los autos y entraron al cementerio en silencio, visitaron las tumbas de los padre de Adam y de varios amigos que habían apreciado mucho, sin embargo, hubo un momento en el que la mirada del anciano se desvió hacía una sección del cementerio.

 

—¿Quién está ahí, abuelo? —preguntó la pequeña que sostenía la mano de él.

 

—Ahí está la estrella más hermosa del universo —respondió con algo de nostalgia.

 

—Vamos, abuelito, vamos, yo quiero ver a esa estrella —la niña parecía realmente emocionada.

 

—¿Quieres ir? —ella asintió y ellos se alejaron poco a poco de la familia que solo los siguió con la mirada.

 

 Llegaron al cubílo que por alguna razón estaba abierto, lo cual lo hizo sentir muy feliz, al acercarse divisaron una figura femenina vestida completamente de negro que se encontraba sentada frente a los contenedores de las cenizas, se veía muy triste por lo que dudaron en entrar por un momento.

 

—Disculpe —dijo Adam cuando tomó el valor para hablar más allá de los susurros— ¿sería tan amable de dejarnos pasar? Nos gustaría ver a alguien que está aquí.

 

—Claro, pueden pasar —la mujer levantó la mirada y Adam se quedó congelado.

 

 Era imposible.... Aquella mujer tenía el rostro de Korina y la misma apariencia gótica que cuando la conoció hacía tantos años, la muchacha notó esto y se levantó para acercarse a él.

 

—¿Es usted un conocido de mi difunta tía Korina? —él la miró confundido; ella no tenía hermanos ó hermanas.

 

—Ciertamente la conocí y también la amé con toda mi alma, es por eso que me causa desconcierto mirarte a los ojos —respondió él y la chica sonrió dulcemente.

 

—El abuelo Michael siempre me dijo que me parecía mucho a su primera hija, lamento que haya muerto tan joven, me habría encantado conocerla —Adam le dió unas palmaditas en los hombros.

 

—Fue una gran mujer.... y también fue.... el amor de mi vida.... gracias por dejarme ver su rostro antes de morir.

 

—Ha sido un placer, señor —los ojos de ella se humedecieron mientras sentía la calidez que los sentimientos de ese hombre emanaban.

 

—¿Y dónde está la estrella? —preguntó la niña, la miraron por un segundo y la chica la tomó en brazos y le mostró la foto de Korina.

 

—Ya debo irme, por favor, quédese cuanto desee —dijo antes de salir del sitio.

 

—¿Puedo saber su nombre? —preguntó sin pensarlo al verla alejarse de la puerta.



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En el texto hay: amor secreto, venganza adolescente

Editado: 02.11.2021

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