Es normal que no sepa que la miro
y que coincido con sus sospechas,
que daría un millón de vistas, simplemente por una de ella.
Es normal que no se imagine lo que me imagino de ella,
un sueño que termina desvistiéndola con una pesadilla
que comienza cuando despierto.
Es consciente de que de negro se ve hermosa,
también como lo perverso y formarles de sus glúteos bien pegados a la tela.
Es natural como rosa en plena cosecha,
es plena como arroz en el campo,
es tímida como gata en celos,
pero le gusta el morbo que provoca su vestido negro.
Mujer, no como cualquiera,
en su silueta se podría reinventar el éxtasis
y con su vestido negro se le haría fácil derrocar a Dios.