Compañera,
comamos de a poco y sin desespero,
usted me dice hasta dónde
y yo le diré hasta cuándo.
No, no es queso… es luna.
No, no son espinillas… son cráteres.
No, no es prestada… tiene luz propia.
Digamos que tiene los días
en los que dispone mi apoyo incondicional,
mas no me gustaría encontrar otras pisadas.
¿Usted me entiende, verdad?
No es cuestión de huir
si de repente tropieza con intereses
de cama o de sala… o de comedor.
Es simplemente compartir la luna,
cenarla con estrellas,
beber planetas
y reírnos de los de Tierra plana.
Y no digo esto para que acuda sin peros a mi desahucio…
Es por los peros que lo digo,
para saber hasta dónde usted permitirá mis manos
y hasta cuándo yo dejaré de besarla.