–¿Qué te resulta conocido? ¿Pero de dónde?
–No sé, mira que le echo cabeza a ver si lo he visto en algún lado, pero nada.
Nos quedamos en silencio por un momento pensando donde había visto a Zayn y porque me resultaba familiar hasta que Lisa saltó de la cama, como si se le hubiera ocurrido la más grandiosa de las ideas.
–Y si te resulta familiar porque en tu vida pasada fueron vecinos, pareja...yo que sé.
–No, no, lo dudo, nadie tiene vidas pasadas, cuando mueres o te vas para el cielo con Dios o te vas para abajo con satanás.
Suspiró resignada y se sentó de nuevo en la cama sin ánimos.
–Entonces no sé –Se quedó con la mirada perdida durante unos instantes hasta que los ojos se le iluminaron –lo que si sé es que nos vamos de fiesta.
–Ay no –Me negué rotundamente –no no no no y no.
Puso cara de perrito abandonado con los brazos en forma de súplica.
–Emma plis, plis, plis, por favor.
–Que no voy a ir a ninguna fiesta Lisa.
Hoy en la noche hay una fiesta en casa de el moreno que trae loca a mi mejor amiga. Hasta ahora solo lo llamo así porque no me se el nombre. Me sorprendí cuando vi que ya llevaban una semana saliendo, ya que Lisa no quiere tener una relación seria, ella es más de pasar el rato. La cosa es que ella quiere que yo valla, ya que van a ir todos los de la Universidad.
–Lucas va a estar allí y tienes que vigilarlo. Sabes que hay muchas detrás de él –trató de convencerme, ya sabía como iba a terminar esto.
–Lisa, eres mi mejor amiga y todo, pero eres muy pesada –suspiré, ella no va a dejar que diga que no –¡Está bien!
–Siii –levantó ambos brazos como una niña chiquita cuando por fin le dicen que la van a llevar a la playa –Vamos a ver que tienes para ponerte
Fue directo a mi clóset, apenas lo abrió puso una mueca de asco y lo cerró de golpe
–Ay no, creo que voy a vomitar –colocó una mano en su cabeza dramáticamente –¡Emma pero que es lo que te pones tú!, solo tienes pantalones y cosas anchas, ¡ni un solo vestido!
–¡Oye!, no te metas con mi ropa, sabes que me gusta estar ahestetic.
–Si, y a mi coquette.
Me levante de la cama y abrí mis cajones buscando un dichoso vestido.
–Creo que tengo uno –seguí buscando, debe de estar por aquí, como si fuera un milagro de Dios lo vi en una esquina del último cajón, lleno de polvo y con olor a guardado –¡Ajá!, aquí esta, es este.
Le enseñé un vestido blanco hasta las rodillas.
–Ehhh...siento desirte esto Emma –Estornudó, ups, se me olvidó que es alérgica al polvo –pero...guarda eso para cuando vayas a visitar a tus tías que son las únicas que creen que eres una santa.
Volvió a estornudar.
–Bueno, este es el único que tengo –sonreí por mis adentros porque no me tendría que poner ninguno de esos pedacitos de tela.
–Tiene que haber algo más –se quedó pensativa –Lo tengo, tenemos que ir de compras –mi emoción se apagó automáticamente –y como hoy es sábado, ¡hay rebaja en las tiendas más famosas de la ciudad! así que podremos comprar muchas cosas.
La mire con una mueca de desagrado, a mi no me gustaba ir de compras.
–Ehhh...y si vas tú, compras lo que quieras y luego lo traes.
–No, no, no, de eso nada, usted se va conmigo.
Agarró mi cartera y me arrastró fuera del departamento. Nos montamos en un taxi, en el camino se la pasó enseñándome modelos de vestidos extremadamente cortos. Cuando llegamos le pagamos al taxista y avanzamos a la primera tienda de muchas que habían allí.
–Buenos días, ¿puedo ayudarles en algo? –nos dijo una mujer como de cuarenta años y con voz chillona.
–A mí no –dije con la risa en la punta de la legua, Lisa me dio un codazo para que me callara –¡Ayyy!
–Buenos días, vinimos a ver unos vestidos de noche, faldas...
–Por supuesto, pasen por aquí.
Seguimos a la mujer por unos pasillos, yo me detuve de ves en cuando para ver unos vaqueros y pantalones anchos que me llamaron mucho la atención, pero Lisa me empujaba para que siguiera caminando.
–Aquí están los vestidos que nos llegaron ayer de Las Vegas, son exclusivos. Y están de suerte porque hoy hasta las cuatro de la tarde hay rebaja.
–Sí, por eso vinimos –solté sin pensarlo.
–Muchas gracias, le avisamos cuando hayamos escogido las cosas, ahora veremos que nos llevamos.
La mujer asintió y se marchó por donde habíamos venido.
–¡¿Puedes dejar de comportarte como niña chiquita?! La dependienta nos va a cobrar de más por tu culpa –suelta Lisa en un susurro, pero con un tono de advertencia bastante claro.
–Ok, ok, vamos a ver que encontramos, que no creo que pueda aguantar mucho tiempo aquí.
Miramos todos los vestidos, eran preciosos, pero no mi tipo de ropa a usar.
Después de una hora pasamos al área de zapatos y escogí unos tacones de aguja super altos que Lisa no me había dejado soltar, no había terminado de ponérmelos y se me había virado un pie, pero eso no era todo, adivinen, el tacón se despegó.
Llamé a Lisa que estaba a unos metros de mí mirando otros zapatos, vino corriendo. Pero Lisa no es normal, no, puso el tacón con la parte de arriba supuesta y así los dejó, porque dice que no vamos a pagar por algo que no sirve.
Seleccioné unos tacones wrap preciosos, en negros, más bajos que los anteriores y un par de sandalia en rosa. Fuimos a pagar, Lisa también había escogido alguna que otra cosa.
–Son 1000 por todo.
–Vaya la rebaja, esta casi barato –expresé con un tono sarcástico.
Salimos del local con las compras y empezamos a caminar para la otra tienda.
–Acuerdame no salir más de compras contigo. Esta mañana va a ser larga.
–No te quejes, yo me divertí mucho, me imagino la cara de esa mujer cuando se de cuenta de que uno de los zapatos traídos de no se donde, están rotos.
Reí fuerte, tanto que algunas personas se quedaron mirando con curiosidad y otras como si fuéramos de clase baja y no tuviéramos modales.