Me desperté porque mi teléfono empezó a sonar. Todavía medio dormida miré mi reloj digital que está en mi mesita de noche, son las 2:30 de la madrugada. Con un poco de confusión agarro mi celular y sin mirar quién me llama, contesto.
-¿Hola?
Nadie responde así que vuelvo a hablar con más confusión todavía. A lo mejor alguien me estaba jugando una broma.
-¿Hola?
-Emma...estoy sufriendo por ti amor...perdóname, me dejé llevar y no medí bien mis palabras.
-¿Lucas? ¿estás borracho? ¿dónde estás?
Me desperté por completo y me levanté de la cama con evidente confusión, fui a mi clóset a coger algo de ropa. Lucas no bebía nunca, por eso es que me extrañó escucharlo así, puse el celular en voz alta mientras me vestía lo más rápido posible.
-Cariño, perdóname ¿si?
-Lucas, respóndeme ¿dónde estás? -levanté el tono de voz sin darme cuenta por la alteración.
-¿Me perdonas?, mira que no voy a poder vivir si no me perdonas -dice con voz melosa, se nota que está borracho.
-Hablaremos de eso cuando estés consciente. Ahora mándame la ubicación de donde estas, voy para allá. –le digo mientras salgo del departamento
Cuelgo. Salgo de la residencia y me detengo en la esquina para coger un taxi. Mi teléfono suena cuando Lucas me manda la ubicación, esta en un bar. Detengo un taxi que pasa luego de 15 minutos de estar de pie allí, me subo y le digo donde es el lugar al taxista. Pasan unos diez minutos cuando nos detenemos.
-Por favor, ¿puede esperar un momento? Ahora salgo.
Le digo al hombre a lo que él asiente. Me bajo y entro en el bar, el cuál está repleto de personas que no se acuerdan ni de su nombre.
Busco con la mirada a Lucas por todos lados, mis ojos se detienen en la barra donde efectivamente, él está sentado pidiendo algún trago. Camino hacia él, deteniéndome a su lado.
-Lucas -me detengo a su lado y le pongo una mano en el hombro -¿por qué estás así?
-Emma, viniste.
-Si, ahora, vámonos.
Lo agarré por la cintura y pasé uno de sus brazos por arriba de mis hombros. Pesaba cantidad, parecía que llevaba un saco de plomo arriba. Lucas estaba balbuceando cosas sin sentido. Llegamos afuera y lo metí dentro del taxi. Le dije al taxista que fuéramos a la residencia, no podía dejar que mi novio llegara a su casa borracho con sus padres ahí.
Ya sé, van a pensar que estoy loca por ir a buscarlo después de que me haya tratado así.
Pero todos nos equivocamos y el merece una segunda oportunidad.
Cuando llegamos lo subí a mi depa, nos dirigimos a mi habitación, le quité los zapatos y la camisa que traía puesta, lo dejé con sus pantalones puestos. Lo acosté en un lado de mi cama, cayó como la bella durmiente, en un sueño profundo. Yo me acosté a su lado mirando al techo y poco a poco mis ojos se fueron cerrando hasta dejarme vencer por el sueño.
~~♡~~
Mi alarma sonó en mi mesita de noche. Ya era lunes, siento que el fin de semana pasó volando.
Me levanté peresozamente, me quité mi ropa y me envoli en la toalla. Pasé al baño con un poco de pereza, coloque la toalla en la colgadera y abrí la cortina de la bañadera.
-¡AAAAA! -Abrí mis ojos con horror.
Cogi la toalla y me cubrí rápido. Lucas se estaba bañando, no me había acordado de que él estaba aquí, de que yo lo había ido a buscar en medio de la noche.
-Disculpa -me di la vuelta con un poco de vergüenza -oh Dios, lo siento, no me acordaba que estabas aquí, mejor salgo.
-No tranquila Emma, ya iba a salir.
Asenti aún de espaldas.
-Y Emma, perdóname por llamarte a esa hora de la noche y borracho, pero tenemos que hablar, no debí tratarte así el otro día -se quedo callado, esperando a que dijera algo, pero como no hablé prosiguió -te espero afuera.
El salió y yo entré en la bañera, tenía el corazón acelerado. Me di una ducha rápida y salí del baño vestida.
Fui al salón donde estaba Lucas esperando.
-Emma, siento haberte llamado niñat...
-No pasa nada, ya pasó, hasta lo había olvidado -la mayor mentira que he dicho en mi vida, que no pasaba nada. Le regalé una pequeña sonrisa un poco fingida.
-No Emma si pasa, no tenía que haber dicho eso y a mi no me tienes que mentir.
–Está bien, de verdad.
No se si se lo estaba diciendo a él o era más para mi misma.
-Mejor vamos a la Universidad.
-¿Y Lisa, no va con nosotros?
-Se quedó en casa de sus padres, va directo desde allá.
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-Em, así que te llamó borracho, pero ¿no hicieron nada?
Esa mañana, después del segundo turno del día, Lisa y yo fuimos al comedor y le conté lo que había pasado ayer con Lucas mientras nos comíamos unas manzanas. Con Lisa nos contábamos todo.
-Nada
-Nada, ¿de nada?
-Nada, de nada
-Nada, ¿nadita?
-Nada, Lisa
-Nada, ¿nadit...
-¡Ay, ya, pesada! -Lisa dió un brinco en su lugar -¿Porqué todos creen que cuando se tiene una pareja es para hacer esas cosas?
Aveces llegaba a ser un poquito intensa.
-Ok, pero no me grites.
-Es que tu me estresas.
-Mal que me caes.
-Tu me amas, que no es lo mismo.
Puso los ojos en blanco. Después de unos minutos rompí el silencio que se había formado.
-Hoy quiero ir a casa de Lucas
-¿Y no trabajas? -dijo Lisa masticando.
-Nop, hoy el restaurante no abre.
-¿Para que vas?
-Quiero conocer a sus padres.
Suspiró profundamente. Ahora venía el sermón, lo sabía.
-Emma, sabes que te amo, y como tú eres mi mejor amiga tengo que recordarte lo que pasó la vez pasada cuando se lo mencionaste. No quiero que salgas lastimada. Lo mejor es que no vayas.
-Tranquila, lo voy a tomar por sorpresa y con sus padres ahí no va poder negarse a que los conozca.
-Eso espero -dice con clara preocupación en el rostro.
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