Tengo muchas cosas que agradecer, que decir y que perdonar, pero le dedico este libro a mi abuelo. Siempre te quise mucho, eres mi escritor, mi maestro y mi guía favorito, me enseñaste muchas cosas y me ayudaste a hallar este camino. Tú hiciste este libro posible. Tú me diste las alas para escribir todo este mundo y no rendirme, para escribir éste y otros tantos. Cuando escribía todos los días frente a la ventana que daba al mar, pensaba en ti y en cuánto te gustaría esta historia.
Para ti, abuelo.
Y para todos los niños que alguna vez estuvimos perdidos, para aquellos que necesitan darle un abrazo a su niño interior.