Mi Compañero de Clases

CAPITULO 18

Deseos y Secretos

Me encuentro en mi habitación, absorto en pensamientos sobre cómo sacarle información a Eduardo y descubrir más acerca de Guillermo. Sé que necesito resolver el misterio que envuelve a mi amor no correspondido y a mi complicada relación con el chico popular. Además, la preocupación por mi mejor amiga, de quien aún no sé nada, comienza a pesarme.

Mientras me siento en mi escritorio, rodeado de libros y apuntes, reflexiono sobre el acuerdo que he hecho con Eduardo. Aunque me resulta desagradable y confuso, mi deseo de obtener respuestas sobre Guillermo supera mi repulsión hacia la idea de verme involucrado en una cita sexual. Me siento atrapado en una red de secretos y emociones que no puedo evitar.

Pero no todo está relacionado con Eduardo y Guillermo. También necesito encontrar a mi mejor amiga, quien ha desaparecido sin dejar rastro. Estoy decidido a investigar por mi cuenta, sin importar los obstáculos que pueda encontrar en el camino.

Tomando mi teléfono y abriendo la aplicación de búsqueda, comienzo a rastrear pistas e indagar sobre el paradero de mi amiga. Cada mensaje sin respuesta y cada llamada perdida me llenan de ansiedad. La necesidad de saber que mi amiga está a salvo se suma a mi lista de preocupaciones.

Con un suspiro, me doy cuenta de que debo hacer malabares entre la búsqueda de respuestas sobre Guillermo y la búsqueda de mi amiga desaparecida. La vida está llena de secretos, deseos y sorpresas, y estoy decidido a descubrirlos todos, cueste lo que cueste.

Me preparo mentalmente para el próximo encuentro con Eduardo, esperando que esta vez pueda obtener la información que necesito sin que las cosas se salgan de control. Mientras tanto, mi corazón sigue dividido entre un amor imposible y una amistad que necesito proteger.

Decidí que era hora de buscar a mi mejor amiga. Aunque sabía que no vivía en la dirección que tenía en mi mente, no podía ignorar la necesidad de obtener información sobre su paradero. Me dirigí a la casa que tenía en mi registro, donde vivían otras personas.

Al llegar a la casa, me acerqué a la puerta y toqué el timbre. Una amable señora de mediana edad, con una mirada comprensiva, abrió la puerta.

- Hola, disculpe por la intrusión, pero estoy buscando a mi mejor amiga - le expliqué con una expresión preocupada. - ¿Sabría usted algo sobre su paradero?

La mujer me miró con simpatía y asintió. - Sí, joven. Lamento decirte que lo que averigüé es que los padres de tu amiga se fueron a Madrid con ella. Parece que tenían algunos problemas aquí en la ciudad y decidieron mudarse.

Mis ojos se abrieron con sorpresa ante la noticia. No tenía idea de que su familia estuviera pasando por dificultades, y mucho menos que se hubieran mudado tan lejos. La incertidumbre se apoderó de mí, y me quedé allí, procesando la información.

- ¿Sabe cuándo se fueron? ¿Cómo puedo ponerme en contacto con ellos? - pregunté ansiosamente.

La señora suspiró y dijo: - Lamentablemente, no sé los detalles exactos, pero parece que fue hace unas semanas. Si necesitas contactarlos, quizás puedas buscar en línea o en las redes sociales. Tal vez tengan algún medio de contacto que puedas utilizar.

Agradecí a la mujer por su ayuda y me alejé de la casa con la mente llena de pensamientos. Mi amiga se había ido sin previo aviso, y no tenía manera de saber cuáles eran los problemas que su familia estaba enfrentando. Sentí la preocupación y la tristeza creciendo en mi interior.

La vida me estaba presentando una serie de desafíos y enigmas, y me encontraba en una encrucijada, dividido entre la necesidad de descubrir los secretos que rodeaban a Guillermo y la determinación de encontrar a mi mejor amiga en una ciudad extranjera.

Después de recibir la inesperada noticia sobre mi amiga, regresé a casa con un nudo en el estómago. La incertidumbre y la preocupación por su bienestar seguían atormentándome. Sabía que tenía que encontrar una manera de contactar a sus padres en Madrid, pero también sentía que mi tiempo era limitado.

Mientras intentaba concentrarme en buscar información en línea, mi teléfono vibró con un mensaje entrante. Al ver la notificación, vi que era de Eduardo. La curiosidad me llevó a abrir el mensaje, y lo que leí me sorprendió:

- Justin, tengo noticias sobre Guillermo. Ven a mi casa para que te cuente, pero ten en cuenta que esto tendrá un costo -.

La notificación parpadeó en la pantalla de mi teléfono, y mi mente comenzó a dar vueltas. Eduardo tenía información sobre Guillermo, algo que había estado tratando de descubrir. Sin embargo, la advertencia de que "tendría un costo" me llenó de escepticismo.

¿Qué tipo de precio estaría dispuesto a pagar por esta información? ¿Y hasta dónde llegaría Eduardo para obtener lo que quería? A pesar de mis dudas, la necesidad de respuestas era abrumadora, y me encontraba dispuesto a escuchar lo que Eduardo tenía que decir.

Tomé una decisión rápida y respondí: - Estoy en camino. Quiero saber qué has descubierto ..

Me preparé mentalmente para dirigirme a la casa de Eduardo, consciente de que me estaba adentrando en un territorio desconocido. Las preguntas se agolpaban en mi mente, y no podía evitar preguntarme qué tipo de costo tendría que pagar.



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En el texto hay: amor juvenil, nerd y populares, amor lgbt

Editado: 05.11.2023

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