«Se me ha abierto una puerta» o «se me han cerrado las puertas»; en más de alguna ocasión hemos hecho uso de esta forma metafórica de hablar en algunos aspectos, cuando se nos presenta una oportunidad o cuando fracasamos en algo. Usamos una de estas frases por ejemplo cuando conseguimos un trabajo o cuando lo perdemos.
Sabemos que Dios abre puertas (da oportunidades) en el trabajo, en el estudio o en cualquier otro aspecto; tenemos en claro que todo está bajo el dominio de Dios, que Dios es quien abre y cierra puertas. Tenemos como ejemplo el caso en que Dios cerró la puerta en el arca de Noé. Dios había tenido esa puerta abierta durante todo el tiempo en que Noé estuvo dándoles la advertencia de diluvio departe de Dios, pero la gente no hizo caso. Llegado el diluvio la puerta se cerró y la oportunidad de salvarse de esa gente la habían perdido. Aunque Noé hubiera querido abrir esa puerta no hubiera podido, porque las puertas que Dios abre nadie más las puede cerrar, y las puertas que Dios cierra nadie las puede abrir.
Dios te abre las puertas en empleos, en los estudios, en un negocio, en fin en tantas cosas que deseamos alcanzar en esta vida y si Dios te cierra una de esas puertas es porque algo mejor tiene para ti, o esa puerta te está llevando por un camino el cual te está alejando de Dios.
A nosotros Dios también nos ha dado la facultad de abrir y cerrar puertas, en aspectos de nuestra vida.
Cerrando la puerta al pecado
El sabio teme al Señor y se aparta del mal, pero el necio es arrogante y se pasa de confiado.
Proverbios 14:16 (NVI)
Hay que ser sabios, así como se es bueno para correr y apartarse del peligro, así se debe ser para alejarse del pecado. El ser sabios es temer a Dios, y temer Dios involucra desear ser de su agrado y no ofenderlo al caer en pecado.
Algo que resulta bastante difícil, aun siendo cristianos, es cerrarle la puerta al pecado; y cuesta no porque se es débil, porque en Cristo el débil puede decir: «fuerte soy»; es difícil porque el Diablo es obstinado, insistente y no puede aceptar un «no» como respuesta. El Diablo es como los vendedores ambulantes, toca a la puerta de tu corazón ofreciendo sus mentiras. Y al igual que algunos vendedores toca incansablemente, al punto de prácticamente hacerte salir.
El Diablo toca a la puerta de tu mente, queriendo ofrecerte su producto, «pecado». Y anda su producto en un sin fin de presentaciones, anda su producto en todos los colores, en todos los tamaños, de todas las formas; todo con tal de que aceptes su producto. El Diablo ofrece su producto «pecado», y para hacerlo más llamativo, con tal de que el cliente acepte su producto ¡ya!, se lo ofrece a crédito. Te propone su producto de modo que parezca que te va a salir barato, te lo va a poner como que si fuera una ganga, como que es el mejor negocio que estás haciendo en tu vida. El diablo no aceptara un «no» como respuesta, va a querer persuadir a cualquier costo a sus clientes potenciales. Él quiere que tú tengas su producto y a crédito. En cada quien está el decidir si acepta ese producto que anda el Diablo. Es a crédito; los comerciantes dicen: «lléveselo ahora, empiécelo a pagar dentro de 3 meses». El Diablo te dirá: «peque ahora, pague cuando se muera». Ese negocio que muchos aceptan hacer les saldrá muy caro. Ese crédito que aceptaron por ese producto lo van a pagar durante toda la eternidad.
Cualquiera puede llegar a caer en esta trampa, si no se sabe mantener puerta del corazón y la mente cerrada al pecado. Cierra tu puerta al Diablo y el mejor candado para mantener esa puerta cerrada es la oración. Que tus oraciones no sean solo pedir y pedir materialmente. Pide fortaleza espiritual, y cuando sientas que no puedes, llama a Cristo, el vencerá por ti.
Pero aun así debes seguir teniendo mucho cuidado, los ladrones y malvados no solo buscan entrar por las puertas, también lo hacen por las ventanas. Cierra bien las puertas y ventanas de tu corazón y tu mente, y no le des posada al pecado, no dejes que el Diablo introduzca su producto en tu vida.
La puerta equivocada
Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.
1° Corintios 10:13 (NVI)
En el camino de la vida nos vamos a encontrar en un laberinto de puertas, en el que muchas veces no vamos a saber qué hacer. La mayoría de estas puertas son tentaciones, que el Diablo pone para que caigas en pecado, pero, por cada puerta de tentación que encuentres va haber una puerta que abre Cristo para darte la salida y que puedas resistir.
Pero debes estar despierto, porque las puertas que pone el Diablo no son tan puertas, más bien te pone portones para que tú entres fácilmente. Y si no estás alerta, si no estás bien atento, será más fácil que entres en una de estas puertas. Y es que muchas veces se es un sonámbulo espiritual, se anda caminando como si se estuviera despierto pero en realidad se está dormido. Un sonámbulo se levanta inconscientemente de su cama, realiza actividades como si estuviera despierto pero no está consiente de nada. Cristo nos hace un llamado a estar despiertos, a estar alertas, velando espiritualmente; pero el sonámbulo espiritual aunque parezca estar despierto no lo está, esta inconsciente y por eso caerá en error y tomara siempre puertas equivocadas.