Aarón
Por fin estaba llegando a mi departamento tras una semana ausente, eran apenas las 7 de la mañana y no había dormido nada, estaba exhausto, conducir me había agotado.
Al llegar al estacionamiento del edificio bajé mi pequeña maleta, y al avanzar unos pasos me quedé quieto ¿qué era eso?
Ahí a unos metros estaba una mujer o eso creía, vestía con una remera negra que le quedaba como vestido y unos pantalones blancos bastante anchos y el pelo lo tenía recogido, parecía un nido de pájaros, que clase de mujer era esa.
Ladee la cabeza para apartar la vista, a mí que me importaba como se vestía esa mujer. Entré al edificio saludando a Tomas el guardia de seguridad.
–¿Cómo estas Tomas?
– Muy bien Aarón, ¿qué tal tus vacaciones?
–Magnificas, por cierto, ¿Quién esa mujer? – señale a la mujer que todavía estaba en la calle.
–Es la señorita Amalia, es nueva en el edificio.
–No sabía que tendríamos vecinos nuevos y en que piso esta
–En el 5, de echo es su vecina– ¡QUE!, tendría a la loca a lado mío, solo espero que no cause problemas, me despedí de don Tomas para subir al ascensor.
Justo cuando este se cerraba un pequeño cuerpo se adentró con rapidez, retrocedí por el susto.
–Casi se cierra– dijo mientras reía.
–Es que está loca, como se le ocurre entrar así– mencione molesto, analice a la loca esta y me sorprendí al ver que era la tal Amalia.
–No es para tanto, además no iba a esperar a que el ascensor bajara de nuevo –respondió tranquila.
–Por cierto, soy Amalia Harrison la nueva inquilina ¿y ustedes es? – se presentó extendiendo la mano, la tome un poco incomodo
–Aarón Miller– fue lo único que mencione, ya habíamos llegado al piso y las puertas se abrieron y ella fue la primera en salir despidiéndose con la mano.
Que mujer más loca.