Mi Destino, tu Corazón

Capítulo DIECINUEVE

El sonido del timbre me despierta de mi concentración. No suele pasarme seguido de entretenerme con programas infantiles, pero prefiero a que Radovan se acostumbre a ver esto y que su padre lo haga con lo que está prohibido. Bajo el volumen del televisor y controlo que mi sobrino quede seguro en su silla. Camino hacia la puerta, con el dinero en mano. Recibo el delivery y no puede evitar verme sorprendido, como así también pedirme una foto con él. Acomodo las cajas en el recibidor mientras el joven delivery saca el celular del bolsillo de su pantalón jean y me acerco a su lado para la tan famosa selfie. Me recuerda a Britt con sus fotos del niño. Le pago por el pedido y se retira contento de la casa.

- ¡Sigue Dragan!- ¡Dios! Esto no puede pasar...- ¡Ay Dragan, sigue así!- estas personas dejaron la madurez en el pasillo.

Observo la hora en mi celular. Aún es temprano para cenar y no voy a soportar como mi hermano hace lo suyo con su novia, ni que mi sobrino tenga un trauma a pocos días de nacido. Con el clima invernal que todavía invade la cuidad, Radovan está abrigado, por lo que no me preocupo por ponerle más vestimenta por encima. Busco en bolso con lo necesario para mi sobrino y me lo llevo a un hombro mientras que el brazo libre, me lo llevo al niño antes de que me traume yo también. Lo acomodo en la silla en los asientos traseros, cierro la puerta hasta dejar el bolso en el asiento de copiloto. Vuelvo a buscar las llaves y el celular junto a mi cartera, cierro la puerta, voy al lado del piloto y pongo en marcha el vehículo.

No tengo idea donde pasar el rato con Radovan, la ciudad es grande. Después de media hora recorriendo Cerkno, decido estacionar en una plaza bastante grande como para dar una vuelta. Desciendo del mismo y mi sobrino ya está en mis brazos. Es un lugar que pasé por alto un par de veces y ahora veo que es el ideal para un paseo familiar. Con la mirada recorro las personas que pasan un grato momento, algunos olvidando un mal rato en el trabajo o sacar a sus hijos de las casas para que se diviertan al aire libre. Algunos me observan con una sonrisa para luego hacer lo mismo con Radovan. Es de conocimiento público lo de mi hermano y su familia viviendo conmigo. Algunos niños corren hacia mí y me saludan con sus manitos, emocionados de verme. Ubico con la mirada un banco vacío y me acomodo para descansar un momento. Mi celular suena y veo que es Dragan quien me llama.

- ¿Dónde mierda estás?- me dice una vez que descuelgo, se escucha enojado- ¿Dónde te llevaste a mi hijo?- retiro el auricular de la oreja por el grito.

- En un lugar bastante lejos de sus padres necesitados.- le contesto y suspira... Si hermano, fuiste demasiado obvio- No quiero que se traume porque su padre adicto al sexo se encierre con su madre por ciertas necesidades.

- Será mejor que vuelvan o...- termino con la comunicación.

La persona madura en la casa soy yo y volveré a la hora que quiera. El teléfono suena de nuevo y lo descuelgo de nuevo... Si llega a joder de nuevo, no responderé de mí.

- ¿Qué quieres?- hablo de mala manera a la vez que mi mandíbula se tensa al no oír su voz demandante al que acostumbra a contestarme.

- ¿Llamo en mal momento?- mi corazón golpea fuerte en el pecho al saber que es Britt quien me llama y no Dragan- Me comunicaré de nuevo cuando estés desocupado...

- No estoy ocupado princesa, solo que mi hermano se puso cachondo y ahora se preocupa por su hijo. Discúlpame por atender se esta manera...- al otro lado de la línea queda en silencio- ¿Britt? ¿Estás ahí?- pregunto después de unos segundos sin recibir respuestas de ella.

- Disculpa, me quedé en eso de que tu hermano se puso...- me río cuando se queda en silencio de nuevo- No tienes filtros a la hora de hablar Marko.

- Solo pasa cuando entro en confianza con la otra persona.- me encojo de hombros y observo a Radovan que duerme- Puede que el pasado me enseñara a no confiar tan rápido, pero Yvonne y tú se las ganaron desde que las conocí.- y cuando caíste en mi cuerpo y me besaste.

- Me dejaste pensando por la noticia que me tenías para dar.- había olvidado de la recuperación por culpa de mi hermano.

- Mi tobillo se recupera rápido y con suerte podré jugar en un mes, según lo que digan los médicos y el cuerpo técnico.- mi sonrisa crece más al oír su grito de alegría.

- Estoy muy feliz por ti Mark.- otra vez me lo dijo y mi pecho se hincha de felicidad porque no tengo una mala reacción al escucharlo.

Pasamos hablando por más de veinte minutos y termino con la llamada antes de que llamen a la policía por una supuesta desaparición. El camino de vuelta a casa, la sonrisa de mis labios no desaparece. Controlo cada tanto al niño que se ve algo inquieto, seguro que ha de tener hambre. Estaciono el vehículo en el garaje, rescato a Radovan y se lo dejo a su madre, quien no deja de fruncir el ceño al verme y sonríe mientras ella es toda una madre preocupada por su hijo. La ignoro volviendo al garaje por el bolso. Solo que esta vez Dragan está esperándome de brazos cruzados y no deja de observarme cuando dejo el mismo en su lugar. ¡La pizza está fría!

- ¿Ocaso no piensas decir nada?- rompe el silencio y trato de no reírme- ¡Saliste con mi hijo sin nuestro permiso!

- ¡Deberías pensar antes de hacer cosas que después puedan traumar!- le contesto de igual manera... Y no es broma lo del enojo- ¡No quiero que mi sobrino escuche como sus padres tienen sexo sin desenfreno mientras él está a unos metros!



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En el texto hay: amigos, amor, deporte

Editado: 31.12.2018

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