Mi Destino, tu Corazón

Capítulo CUARENTA Y CUATRO

Había olvidado esa adrenalina que recorría mi cuerpo, esa sensación que hacía tiempo que no me invadía. Las yemas de mis dedos pican ante el contacto del balón con mis manos. La mañana comenzó de la mejor manera, sin Jürgen en la concentración pero iré dar una vuelta por la clínica donde está internado. Jan no ha dejado de perseguirme desde el desayuno, notando los nervios con un tic muy bien escondido ante los demás que están sumido en sus propios pensamientos. Es muy molesto cuando sus uñas chocan contra otras, es el único sonido que se escucha entre el silencio... Más irritante aún si está a unos centímetros y no se percata de lo irritante que me está poniendo.

Nos permitieron ir a la clínica donde se encuentra Jürgen. Sí, hasta este niño me tuvo que acompañar. Estoy pensando que me están tomando como una especie de niñera, primero con Jürgen y ahora con este adolescente engreído... Me pregunto donde dejará escondido el honor, porque ni en los ojos se les ve algo de sinceridad. Pasé todo el camino manejando tan ajeno a la realidad que al entrar a la clínica, me llama la atención una cabellera rubia con un atuendo algo provocativo. Una blusa que se ajusta buen a su espalda y una calza de modal marcando un trasero bien redondo es lo que me desvía del camino.

- ¡Hey anciano! ¿A dónde crees que vas?- me pregunta Jan al darse cuenta que no sigo sus pasos.

- A tí no te incumbe niño.- le contesto sin mirarlo y la mujer que me daba la espalda se gira- Tengo mejores cosas que hacer y nada de mencionar esto al entrenador.- lo observo unos segundos intimidándolo y asiente para luego desaparecer.

- ¿Anciano?- pregunta Britt alzando sus cejas- ¿,Te permites hacerte tratar así?- se acerca hasta que sus brazos rodean mi nuca y me encojo de hombros.

- Tanto Jürgen como Jan son unos niños inmaduros, los intimida la experiencia de este anciano de treinta y tres años...- se ríe y aprovecho a besarla. Su jadeo de sorpresa es lo que me hace sonreír en sus labios- Buen día cariño, ¿Cómo te trató la noche?

- Muy bien.- su cabeza se apoya en mi pecho y mis brazos rodean su cabeza y suspiro- Por cierto, tu cama es demasiado cómoda. Espero que esté en la lista de viaje a Hungría.-me río ante su comentario y caigo en la cuenta de lo que ha dicho, ¿Da por hecho de que iré allí?- Me encanta la idea de tenerte cerca. Aunque en sí lo estemos, el viaje es mucho menos y con Yvonne no nos sentiremos tan solas...

- ¿Y la relación que mantenías con Schnitzler?- pregunto y ella suspira, como si supiera a donde se dirige la pregunta- ¿No viajaba a Tokaj solo para verte? ¿En esos días libres que te daban o alguna lesión de ambos...?

- Yvonne nunca le ha caído bien por el simple motivo que el noviazgo se basaba en llamadas de pocos minutos, chatear en algún rato libre o cuando culminaba la temporada para los dos.- su rostro se ubica a unos centímetros del mío y desvía su mirada- Solo nos veíamos dos semana y después vivíamos como como una relación sin compromiso.- frunce el ceño y arruga su nariz- Me propuso casamiento delante de sus compañeros de equipo hace un año, ¡Ni siquiera llevábamos viendo cinco ocasiones! Nos conocimos en un torneo mixto en Praga, de esos que recaudan para donar lo recaudado a los países azotados por las guerras.

Algo de mi mente hace clic, recordando que no fue la primera vez que me había fijado en ella. Recuerdo que fuimos invitados con Lex y la amistad que había formado con él no estaba en el mejor momento, ya que solo unos días antes Hannah daba por finalizado su relación sentimental.

- Ayúdame Zivkovic, Hannah no puede abandonarme.- camino hacia la cancha ignorándolo lo mejor que pueda. ¡Le advertí que no se enredara con él!- Vamos amigo, ¡La necesito!

- ¡Lo hubieras pensado antes de seguir con tus salidas nocturnas y engañarla!-me giro para enfrentarlo y no puedo ignorar esas ojeras que se ubican en sus pómulos- ¡Te dije claramente que no te quería cerca de ella! ¿Y qué hiciste? No me escuchaste y la tengo en casa deprimida, ¡Le rompiste el corazón!

- Juro que dejaré todo esto si me ayudas a que me perdone, haré todo lo que me pidas... ¡La quiero de vuelta conmigo!- ésto último lo dice con la voz entrecortada.

Examino algún rastro de mentira, como lo he hecho en los últimos cuatro días en el que lo acompañé a su casa. Lo tenía controlado, pero mi amiga lo vulneró desde el momento que decidió poner punto final y dejó esas salidas. Las llegadas al entrenamiento tarde fue una de las consecuencias, como el de ver sus ojos irritados y la ya mencionada ojeras. Está en ese momento en el que tiene que pensar en lo mal que le hizo a Hannah llamarle por cada engaño y las visitas a mi casa en medio de la madrugada... Ella le perdonó todo, absolutamente todo. Y lo peor de todo esto es que lleva un niño en su vientre y llevo conteniéndome de no golpearle porque no lo sabe.

- No.- le respondo con la seriedad que me conocen la mayor parte del equipo- Ponte los pantalones de una vez por todas y haz digno de merecer su perdón.- lo dejo solo con sus penas. Aprenderá por las malas que con Hannah no se juega.



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En el texto hay: amigos, amor, deporte

Editado: 31.12.2018

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