Sigue Narrando Marina...
Daniel me lleva hacia una farmacia, de verdad que él es un caballero sin embargo no quiero abusar así que detengo mis pasos.
—¿Por qué te detienes?—pregunta un poco confundido.
—La verdad es que no quiero abusar, mejor me curo en mi casa ¿Qué te parece?
—No como crees, para mi no es molestia —me encamina junto con él.
Minutos más tarde...
Daniel esta tomando mi mano, solo siento como con delicadeza limpia la herida para después poner un pequeño curita.
—Listo– menciona con amabilidad.
—De Verdad gracias por ayudarme a pesar de que no me conoces—sonrio.
—Es un placer ayudarte—toma mis manos.
—Eh creo que momento de regresar es tarde así que—me encojo de hombros.
—Vamos —me toma de la mano para ayudarme a levantar de esa banquita la cual está fuera de esa farmacia.
Una hora después...
Daniel estaciona el coche eso quiere decir que hemos llegado a casa, juro que en ese momento mi manos empiezan a sudar, sé que quizá no debí hacer esto sin embargo en el fondo estoy feliz de haberlo echo.
Porque así me regañen una y otra vez sé que jamas olvidaré este día.
—¿Pasa algo?—pregunta Daniel un poco confundido.
—Nada, por favor me ayudas a bajar —trago saliva.
—Claro—escucho como él baja del vehículo.
Finalmente afuera de ese coche, tomo sus manos y le agradezco nuevamente.
—Vamos te llevo hasta dentro de tu casa.
—No, solo déjame en la entrada y toca el timbre.
—Pero ¿Por qué?.
—No quiero meterte en problemas.
—Pero porque problemas, Marina déjame entregarte con tu familia.
—No, porque si lo haces pensaran que tú fuiste el culpable y la única culpable soy yo.
—Pero...
—Por favor Daniel solo haz lo que te digo—le suplico.
—De acuerdo pero....—Él se queda en silencio por uno segundos para después tomar mi mano—Guarda esta tarjeta ahí va mi número ¿Tú tienes uno?—me da esa tarjeta.
—Si tengo celular pero salí sin él, espera a que yo llame te prometo que lo haré.
—Esta bien. Ya hemos llegado—suelta mis manos y después toca el timbre.
Escucho eso y mis nervios aumentan aun más.
—Vete Daniel por favor.
Después de decir solo siento como èl toma mi mano para depositar un beso en ella.
—Espero tu llamada—suelta mi mano.
Desde donde estoy solo escucho sus pasos alejarse cada vez más.
De pronto abren la puerta y eso me sorprende aun más.
—Mi niña—esa es mi nana quien me abraza.
—Lo siento Nana—mientras la abrazo escondo esa tarjeta entre mi ropa.
—¿Por qué lo hiciste mi niña?—ella casi está llorando—Tus padres están muy preocupados.
—Con que aquí estas ¿No?—esa es mi madre la cual suena demasiado enojada.
Frunzo el ceño a la vez que trago saliva.
—Ven acá —mi madre me toma del brazo en tanto camina no para de regañarme, ella de detiene sus pasos solo escucho su respiración demasiado acelerada.
Seguido de eso ella me suelta una bofetada la cual hace que me sangre mis labios.
—Señora—mi Nana me alcanza a tomar del brazo evitando que caiga al suelo.
—Martha eso no por favor—mi padre interviene.
De pronto siento una frustración terrible subir por todo mi cuerpo.
Junto a eso siento mis ojos humedecidos.
—Sé lo merece por desobedecer y salir así a la calle. Marina no entiendes que hay peligros en la calle eres ciega eres un blanco fácil.
—No lo sería si me dejaran ser más independiente por favor mamá ya estoy grande, ya pasaron ¡Diez años! Necesito salir de aquí me voy a volver loca—menciono llorando.
—Por Dios Marina nadie se ha vuelto loco por ser protegido.
—Tú me proteges de más. Entiende mamá estoy grande ya soy una adulta ¿Pretendes que toda la vida este encerrada?
Mi respiración también empieza a ser acelerada. En toda mi vida jamás le había alzado la voz a mi madre sin embargo siento que tengo que defender mis ideales, y si tengo que luchar para ser escuchada lo haré.
Hoy fue un día maravilloso, conocer a Daniel fue lo mejor que me ha pasado y para ser sincera quiero seguir tratándolo.
—Pues si es necesario estarás toda la vida encerrada yo no perderé a otro hijo y esa es a decisión.
Escucho como ella se va quedando yo con mi nana.
—Marina entiende a tu madre ella ya perdió a un hijo.
—Papá por favor tú no me digas eso—sollozo—Entiendo que tenga miedo pero ustedes entiendanme a mi, no quiero perder mi juventud aquí encerrada, la vida es hermosa y si mi madre piensa que me quedare aquí no lo voy hacer así tenga que hacer huelga total que puede hacer una joven como yo encerrada, da igual haga lo que haga. Nana llévame a mi recamara—pestañeo un par de veces.
Mi Nana me toma del brazo y me lleva junto con ella, minutos después ella me deja en la cama, esta por irse sin embargo la detengo.
—Tú también piensas igual que ellos.
—Mi niña yo soy una simple empleada.
—Claro que no para mi tú eres más que eso, por favor Nana tú no me dejes sola necesito una mano amigable en esta casa.
—Y la tienes yo estoy de tu parte pero no te ayúdare si atentas contra ti misma.
—Nana hoy conocí más a ese chico.
—¿Cuál chico?
—Con el que choque en ese centro comercial ¿Lo recuerdas?
—Claro ¿Entonces él fue el que te influenció a hacer esto.
—No, no—niego con las manos—Él venía a verme y me lo encontré en la entrada por cierto él me salvo de ser atropellada ahora entiendes porque necesito ser independiente por favor.
—¿Cómo que te iban atropellar? Mi niña—ella me abraza.
—Si Nana pero no paso porque Daniel estaba ahí, Nana él es increíble—sonrío—Me llevó a comer una hamburguesa y a caminar —le cuento con entusiasmo.
Editado: 22.02.2024