Mi Dulce Ángel

CAPÍTULO I

Para Lady Eloise Hamilton cada día es igual al anterior, a veces mucho peor.
Las mañanas son un suplicio, luego de vestirse bajaba al comedor a desayunar con el conde, quien por una mirada escurridiza o un suspiro malogrado, la llevaba hacia su despacho para "darle su merecido."

Aunque, ésta mañana en específico había una calma alarmante, según la servidumbre, el conde había ido de viaje por tres dias y nadie sabía su paradero.

Para Eloise, los viajes de su padre eran como una calma antes de la tormenta, puesto que, según como le fuera en los negocios, se desquitaría con ella.

Mientras su padre llegaba disfrutaría de esa paz. Llamó a su doncella y mandó a alistar un carruaje, visitaría a su amiga Lady Janneth Allen, Duquesa viuda de Brishwood. Cambió su vestido y se colocó un sombrero, era un día soleado y no quería llenar de pecas su rostro, sino su padre se volvería loco.

Al ser aunciada entró junto con su doncella en el salón del té de la Duquesa.

-¡Oh, Eloise! Me alegro de tenerte acá, tenía mucho sin verte-dijo efusivamente Lady Janneth.

-Lamento si soy inoportuna milady, pero mi padre ha ido de viaje, por lo cual he decidido venir a visitarle-dijo Eloise con tono pesumbroso, temiendo incomodar a la duquesa.

-¡Ay cariño! No te preocupes, estoy extasiada de que hayas venido, una vieja solitaria como yo nunca desprecia las visitas, en especial si se trata de una joven tan dulce como tú-argumentó haciendo sonrojar a la joven-Pero bueno querida cuéntame, ¿Qué se ha decidido sobre tu presentación?

-Padre dijo que no me presentaría, que cuando lo viese adecuado él buscaría un esposo para mi. ¡No sabe cuanto me acongoja la idea!, Estoy segura que padre buscará a un viejo rico para desposarme, sin importar mi opinión-dijo Eloise con pesar.

-¡Es una lástima!-exclamó distraída, maquinando algo que posiblemente sería la salvación de la joven.

La duquesa era una dama amable, le gustaba la extrabagancia y la buena vida, pero era una mujer con un corazón enorme. Extrañaba demasiado a su marido, se habían enamorado con solo verse en el baile de su presentación a los meses se casaron y fueron felices hasta que el duque enfermó.

La visita se prolongó hasta la hora de la cena y como nadie la esperaba en su solitaria casa, Lady Eloise decidió quedarse a cenar.

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A primera hora del día siguiente, la duquesa corrió a escribir una misiva con urgencia.
 

Querido hijo:
 

No estoy siendo muy informativa puesto que no es un tema que pueda ser tratado por medio de papel. Solicito tu prescencia de inmediato, es un asunto de suma importancia, te espero con la brevedad que corresponde.
 

Con amor, Lady Jannet Allen.
Duquesa viuda de Brishwood.
 

 

Corrió rápidamente por los amplios pasillos de su casa para encontrar al mensajero. Una vez enviada la misiva suspiró de alivio.
 

¡Ese viejo malvado! Seguramente salió de viaje para conseguir un esposo para su hija, pero si ella podía evitarlo, lo haría a toda costa.

Le prometió a la madre de la joven protegerla en lo que pudiese, por honor a su palabra y el cariño que le tiene a Eloise, cumpliría lo dicho, costase lo que costase.

 

Al pasar las horas el mensajero llegó interrumpiendo sus pensamientos.

-La misiva fue entregada, milady.

-Muchas gracias Reginal, toma tu paga-dijo dándole una bolsa de monedas.


 

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Los días pasaron demasiado rapido para el gusto de Eloise. Su padre llegaba esa tarde y con él, su infierno. Mientras tanto disfrutaría las ultimas horas de paz leyendo uno de sus libros favoritos.
 

-Milady, su padre la espera en el despacho- dijo una doncella entrando a la biblioteca-ordenó que se apurase.

-Muchas gracias, iré en seguida-contestó, la tristeza se apoderó de su semblante y el miedo corría por su cuerpo como si de sangre en las venas se tratase.
 

Con paso rápido bajó hasta el despacho, tocó tres veces la puerta hasta que se le fue permitida la entrada.

-Buenas tardes padre, espero que su viaje haya sido reconfortante. Se ha preparado su comida favorita para la cena-dijo con voz fuerte, puesto que su padre odiaba que tartamudee o baje el tono de voz.

-No seas aduladora, ésta noche comerás en tu habitación.-ordenó recibiendo un "si, padre" como respuesta-Solo te hablé para decirte que te encontré un marido. 

Un balde de agua fría hubiese sido más reconfortante que sus palabras, se iba a casar.

-¿Puedo saber quien es, padre?-preguntó temerosa de su respuesta.

-Es el vizconde Northwest, es un hombre muy rico, enviudó hace un año y busca una esposa joven para darle un hijo. Pagó tres mil libras por tí, espero te comportes y puedas darle un heredero, sino verás lo que puede pasarte.-dijo con tono amenazador.
 

Según las habladurías, El visconde Northwest es un hombre de lo más temible, con 57 años ha tenido cuatro esposas, las cuales han muerto de manera misteriosas. Ninguna ha podido darle un heredero, por lo cual se comenta que él tuvo que ver con las muertes.

-Tienes una semana para preparar el baile de compromiso. Busca un buen vestido y unas joyas bonitas, haz algo con tu cara. No quiero que el vizconde se arrepienta de comprarte.-continuó su padre con voz autoritaria-Ahora, sal de mi despacho, bien sabes que no soporto tenerte cerca.












 


 

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Bien, espero que les haya gustado el capítulo. Es algo corto, pero la mayoría que escribiré serán así.

Gracias por tomar su tiempo de leerme, cualquier duda o sugerencia no duden en decirme.
 


 



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En el texto hay: secretos, amor, odio

Editado: 20.11.2020

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