GIOVANNA
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Abro mis ojos con algo de cansancio, mi vista tarda en adaptarse a la poca luz que hay en el lugar donde me encuentro. Recorro con mi mirada la habitación en la que me encuentro quedando un poco más confundida, ¿estoy en la villa?
Tallo mis ojos acostumbrándome a aquella tenue luz, la habitación en la que me encuentro es muy grande. Más de lo que creí haber visto antes, nunca había estado en una alcoba tan grande y me hace pensar en primera infancia en un hotel.
Giro mi rostro hacia la ventana, montañas se encuentran rodeando el exterior del lugar donde estoy y muy lejano, pero dando luz a esas montañas está la luna llena. Bostezo cansada, aun cuando creo dormí mucho más de lo que supongo, mi cuerpo no pedía ese descanso.
Fui obligada y esa persona no está conmigo, estoy molesta, más que eso. No quiero ver a Abdel en este momento, nunca antes había usado su voz conmigo, nunca, y eso me mantiene molesta.
Frunzo mi ceño con enfado, ¿dónde estoy?, ¿dónde está Abdel?, no quiero pensar más allá y suponer que él me ha prohibido que me vaya de este sitio tan horroroso. Lo odiaría tanto, sabe cuanto he sufrido y creo si no fuera por él no hubiera soportado tanto. Miento, como podre odiarlo cuando él siempre ha sido buen amigo conmigo.
Puede ser que solo, sí, solo este obsesionado con tenerme cerca de él. Salgo fuera de la cama mirando mi alrededor con demasiada atención, cualquier cosa podría ser una pista del lugar donde estoy y espero este sea la villa.
«Abdel, Abdel»
Tan solo él y su posesividad excesiva sobre mí, nunca entendí ese comportamiento y a veces divagué demás cuando un día él se le ocurrió decir que ambos éramos pareja. Que yo era la Luna de esta manada, lo que significaba algo que no quería. Odie esa idea y me negué al instante, ¿tan mala suerte tengo?
El dolor en mi cabeza comienza a martillar mis adentros y me detengo antes de salir de la habitación, tomo el pomo de la puerta en mis manos y antes de salir vuelvo a dirigir mis azules hacia la ventana. ¿Qué ocurre?
Camino con cuidado examinando cada cosa fuera de aquella habitación mientras intento percibir el aroma rico de Abdel, si no fuera por todos los medicamentos que consumo sería un poco más normal y sin miedo. Entro en lo que parece una sala, es demasiado grande por lo que me detengo.
Logro percibir el aroma con mi poco olfato funcional, los medicamentos logran que mis sentidos estén apagados. Quisiera ser una de las mejores especies, ya que al ser mestiza me da mucho poder, pero con mi accidente es algo que no puedo mostrar con orgullo, por lo que soy una simple especie débil.
El miedo constante que siento por encontrar a mi pareja me hace tomar pastillas para alejarme más de ese destino, ¿sería algo diferente mi vida si no tomará dichas pastillas?
Observo el pasillo con curiosidad, no parece ser algo que este dentro de un campo. Había visto cientos de casas en la zona y ninguna parecía tan moderna. Una decoración minimalista que es muy parecida a la decoración que Abdel tenía en su habitación, ¿es su casa?
Las lágrimas comienzan a invadirme mientras pienso que esta casa es donde vivirá con su alma gemela. Mis ojos captan una pequeña luz que comienza a iluminar en el primer piso, no veo a nadie cerca, por lo que camino hacia ese sitio.
Bajo las escaleras y camino por un pequeño pasillo hasta llegar a una chimenea, lo único en ese lugar. El fuego se extiende dando comienzo a un ambiente acogedor, recorro la habitación sin encontrar nada.
¿Dónde está Abdel?
— ¿Hola? —.
Llegue hacia la chimenea posicionándome frente a este para ser envuelta por el suave calor que desprende, el frío me abandona mientras mi cuerpo tiembla por el miedo, suspiro abrazándome a mí misma. Paseo mi mirada por el lugar atenta a cualquier cosa, mis pensamientos aún son confusos al no entender como he llegado a este sitio.
Un leve coraje me invade, Abdel es el principal en mis pensamientos y es algo que no me deja tranquila.
¿Me quiere esconder?
O ¿solo soy un juego para él?
Unos pasos se aproximan a mí y no puedo moverme ante el miedo, mi naturaleza pide mi tranquilidad, pero el panorama en el que me encuentro no me lo permite. Respiro con profundidad intentando calmarme y pensar que Abdel es quien está a mi espalda.
Me quedo inmóvil cuando siento como unas manos comienzan a rodear mi cintura abrazándome o para impedir mi huida. Con mucha fuerza intento oler el aroma de la persona detrás de mí, pero es algo que no logro y me encojo en mi sitio esperando que sea Abdel.
La risa que tanto conozco se comienza a escuchar, el miedo se disipa cuando confirmo con eso que Abdel está conmigo.
— ¿Abdel? —.
Murmuro algo perdida.
Pero no recibo una respuesta a mi llamado débil solo siento como sus manos agarran con más fuerza mi cintura y su respiración se cuela por mi cuello provocando que mi piel se erice.
— ¿Sabes como me siento en este momento? No importa cuanto yo haga tú siempre me niegas, ¿por qué Giovanna? — Susurra con una voz demasiada profunda que logro desconocerle a él.