Era un día tranquilo como la mayoría, ví a la señora Chung volver de la tienda y me decidí a ayudarla con sus compras.
- ¡SEÑORA CHUNG, DEJEME AYUDARLE!!!
-Cariño, ¿¡cuántas veces tengo que decirte que me digas Mina?!
-por lo visto deberán ser más para que me acostumbre…
Mina Chung, una de los tantos vecinos que tengo en una de las tantas calles de Greenwich, es un barrio muy animado pero en esta zona en particular hay mucha gente mayor como la señora Chung, creo que se debe a que son las primeras casas que se construyeron.
Caminamos por la acera que da a la casa de la señora Chung, me quedé un rato contemplando los adoquines en la fachada de la casa, siempre me Abrumaba lo similares que son todas las casas en Greenwich.
-no vas a pasar de la entrada?- salí de mi ensoñación y la ayude a abrir la puerta.
-Gracias cariño, ¿quieres pasar por una taza de té verde?
- me encantaría señora Chung
-Mina- me corrigió; mientras tomaba asiento en un sillón de la sala, ella fue a la cocina y volvió con la tetera.
-ahora cuéntame, ¿cómo has estado? ¿No has salido con nadie aún?
-señora Chung no tengo tiempo para eso, estoy muy ocupado y usted lo sabe.
-tonterías, si tienes tiempo para hablar con una anciana como yo, tienes tiempo para buscarte una novia
-no estoy seguro de querer una novia...
-pues entonces un novio
-SEÑORA CHUNG!!! - le llamé la atencion
-que? Solo estoy siendo optimista… mira cariño, si no buscas alguien con quien compartir vivirás solo el resto de tu vida en esa inmensa casa, y créeme cuando te digo que cuando envejeces la soledad deja de ser lo mejor del mundo.
Sip, ella lo sabía mejor que nadie, la señora Chung es viuda, el señor Chung murió hace poco menos de dos años, no lo recordaba con pesar, pero… si le hacía falta su presencia; y así como yo la señora Chung vivía sola en una casa demasiado grande para una persona. Una casa de adoquines en la entrada, inundada en recuerdos; por otro lado, sus hijos estaban muy ocupados para visitarla y su nieto iba a verla de vez en cuando, eso era lo que me dejaba más tranquilo.
-no digo que sea lo mejor del mundo estar solo, pero estoy bien señora Chung, en serio.
-mmm…-me miró dudosa- bueno cariño, pero sabes que si necesitas algo solo dímelo ¿de acuerdo?
-está bien señora Chung
-que me llames Mina
-lo siento, trataré de hacerlo desde ahora
Termine mi té y me despedí de la señora Chung, aún faltaba una media hora para mi turno de la tarde así que fui a visitar a mi vecino, vive frente a la señora Chung cruzando la calle; el señor Miller estaba en reposo y algunos creían que luego de su operación no sobreviviría, pero el seguía luchando, estaba postrado en una cama, pero no se mostraba menos lucido por eso.
-Austin, hijo ¿cómo estás?
-yo muy bien, ¿cómo está usted señor Miller?
-ya lo sabes, no puedo levantarme de esta cama y cada día me hago más viejo… verte hace que me sienta joven de nuevo, creo que ya te lo he dicho, pero me sigue impresionando que puedas mantener una conversación fluida con alguien que te cuadruplica la edad, así como con todos los vejetes de este barrio, me recuerdas a mi cuando joven.
-me alegra hacerlo sentir mejor, pero por el contrario, cuando me dice eso hace que me sienta mayor de lo que soy
-bueno, tal vez si convivieras con más muchachos de tu edad dejarías de sentirte así
-si tengo amigos de mi edad señor Miller, pero no viven cerca de aquí, el chico de mi edad que está más cerca es…
-oh no, se lo que estás pensando, pero no te lo recomiendo el tipo de al lado solo es una amenaza y un antisocial; si tuviera el teléfono cerca habría llamado a la policía hace días, pero mi hija me insiste en que no busque problemas, pero ¿por qué demonios tiene que alterar la paz nocturna de este vecindario con su música a todo volumen?
-le entiendo perfectamente, pronto serán los exámenes en la universidad y dudo que ese tipo estudie o duerma, o que siquiera llegue a tiempo a clases, por su culpa me cuesta trabajo mantenerme despierto en clase
-Austin hazme un favor ¿quieres?
-claro, de que se trata?
-si ese imbécil vuelve a encender su discoteca a mitad de la noche, llama a la policía por mi
-será todo un placer señor Miller, bueno se me hace tarde, debo ir a trabajar así que lo vendré a visitar otro día ¿le parece?
-claro hijo, ten mucho cuidado sí?
-lo tendré. nos vemos después señor Miller
-hasta luego Austin
Al salir de casa del señor Lee me fui directo al trabajo, trabajo en una pequeña galería que últimamente se ha hecho muy famosa por los encargos que recibimos, realizamos distintos diseños según el pedido del cliente; carteles, marcos, tazas de café, invitaciones y todos impresos con diseños personalizados creados por mi jefa, es una gran diseñadora.
Al llegar a la galería mi jefa se encontraba sacando unos materiales del almacén así que corrí para ayudarla.
-Liliana!!!
-oh, al fin llegaste Austin… oye ¿cuantas veces tengo que decirte que me llames Lana?
-… acabo de tener un dejavu.
-que?... olvídalo, ayúdame con esto
Sacamos una gran lona de fibras de plástico y la metimos a la tienda, usualmente se usan para hacer carteles muy grandes como los publicitarios que se ven en la calle.
-para qué es esto?, ¿tenemos un pedido para un evento o algo así?
-no tontito, sabes que tengo dos sucursales y la otra la maneja mi primo, bueno pensaba en hacer una gran valla publicitaria para promocionar la tienda ya que hay mucha gente que ha oído de nosotros y quiere nuestro servicio, pero no saben cómo contactarnos, así que renté un gran soporte en la avenida principal solo tenemos que hacer una impresión en esta lona… por cierto, me gustaría que tu hicieras el diseño
- ¡¿QUE?! pero Liliana, esto es muy importante y la diseñadora eres tú, ¿no crees que es muy precipitado que mi primer diseño sea para la publicidad de la tienda?
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Editado: 12.08.2021