Sin que nadie lo vea, Steven abre el envase, y dice:
— Este es nuestro último adiós.
En ese momento, Steven lanza toda la ceniza de su esposa al mar. Y con lágrimas en sus ojos, se sienta un peñasco a ver como el polvo poco a poco se desaparece.
En Bogotá, después de haber recibido una gran multa y ser aconseja por la policía, Mirna sale de la estación y decide demandar a Steven por robo, diciéndole al teniente:
— Usted me ha multado injustamente, solo he salido de mi casa, porque un sujeto se robó las cenizas de mi hija.
De inmediato, el teniente le presta atención, y le dice a Mirna:
— ¿Usted vio al sujeto?
— Si señor.
— ¿Puede describirlo?
Enceguecida por la rabia que le tiene a Steven, Mirna le expresa al teniente:
— Ese tipo ya lo había visto antes, el viví en Santa bárbara y es un ladrón profesional.
El teniente se pone la mano derecha en su mejilla, y analiza a Mirna, diciéndole:
— Señora, ¿por qué le iban a robar unas cenizas?, ¿acaso guardaba dinero ahí?
— Yo no sé, ¿acaso yo estoy en la mente de ese pervertido?, usted debe de ayudarme atraparlo, eso no le pertenece, si gusta le doy la dirección de donde vive ese malandro, ayúdeme por favor.
Después de unos minutos, Mirna sale de la estación de policía y ve a su hija Deisy, y le dice:
— Gracias por venir.
— Mamá, ¿qué tanto estabas haciendo a ya?
— ¿He demandado al desgraciado de Steven?
— Que has hecho mamá, Steven y su familia nunca te va a perdonar eso.
— Quiero que me devuelva a mi hija, mi Elena tiene que estar para siempre conmigo.
Decepcionada, Deisy queda viendo a su madre y opta por no decirle nada, y la ayuda aparar un taxi.
En Santa marta, Steven se sube a la camioneta de Santiago, y le expresa:
— Gracias por esperarme.
— Ya te dije que no te iba a dejar acá... ¿te sientes bien Steven?
— No, me siento como si tuviera vacío el pecho, siento también que ya no tengo más lágrima, pensé que iba a controlar mis emociones, pero no.
— Entiendo, yo fui testigo del amor que ustedes dos con Elena tenían... Steven, ¿qué piensas hacer?
Steven ve a un perro callejero que pasa cerca de la camioneta, y luego le expresa a Santiago:
— Tengo que comenzar a vivir mi vida, aunque todavía este destrozado... vamos a casa.
— Está bien.
Durante el viaje a Bogotá, Steven le contesta una llamada a su jefe, el cual le dice:
— ¿Qué sucede Steven?, ¿por qué no te has conectado?
— Disculpe jefe, estoy en Santa marta esparciendo las cenizas de mi esposa.
— Bueno... eh... no sé qué decirte Steven, regresa pronto a Bogotá, y despídete bien de tu esposa.
— Gracias Ernesto, te prometo que mañana empezaré a trabajar de nuevo en el Milenio.
— Steven, si necesitas más tiempo para volver, dímelo ahora, aunque estemos trabajando en nuestras casas por efecto de la pandemia, te puedes tomar un descanso.
— Tranquilo jefe, apenas llegue a Bogotá comienzo a trabajar.
— Está bien Steven, así quedamos.
En ese momento, Steven llama a sus padres y les comenta todo lo que ha pasado con las cenizas de su esposa. Mientras en Bogotá, gracias a la demanda de Mirna, la policía llega a la casa de Steven, para detenerlo, pero se cansan de tocar la puerta.
6:32 am, después de un viaje muy agotador, Steven se levanta de la cama y ve la hora, y dice:
— Todavía está temprano, quince minutos más y luego me pongo a trabajar.
En ese instante, la policía vuelve a la casa y toca fuertemente la puerta.
Steven se levanta y ve por su ventana a la policía. Y se pone su tapabocas, y abre la puerta, diciendo:
— ¿Se les ofrece algo?
De inmediato, la policía le dice:
— Muéstreme su identificación.
— Está bien, ¿qué sucede?
— Usted tiene una demanda de parte de la señora Mirna, por robar unas cenizas.
Steven se enfada, y les dice a los policías:
— Esto no lo puedo creer, ¿esa señora se atrevió hacer eso?
La policía confirma la identidad de Steven, y le dicen:
— Venga con nosotros...
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Editado: 10.04.2023