¡mi Esposa Es Un Ángel!

EN CARNE PROPIA

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Steven deja a su perro que coma tranquilo, y se pone a trabajar desde su portátil.

Conectándose al periódico el Milenio, Steven se reencuentra con todos sus amigos, y les dice:

— Hola Margaret, hola Oscar, hola Simón, hola Yensy... ¿cómo la han pasado con esta pandemia?

De inmediato, todos intentan hablar al mismo tiempo con Steven, pero se ponen de acuerdo y a través de vía Skype, uno a uno le da el pésame a Steven.

En ese momento, Steven se entristece nuevamente al escuchar a sus amigos nombrar a Elena, y les dice a todos:

— Bueno... hablemos de esta situación que está viviendo el mundo.

De inmediato, Yensy les dice a todos:

— Confusión total, eso es lo que había escrito en mi columna ayer, y la repito hoy, nadie sabe de dónde salió eso, mientras sigue avanzando a gran paso por todo el mundo.

Oscar interviene, y les dice:

— Debemos de aprender a convivir con el virus, esto es nuevo, para todos nosotros.

Simón se queda bebiendo agua exageradamente, mientras Margaret les dice a todos:

— En mi caso muchachos, yo tuve el virus y viví en carne propia el embate de eso... puedo durar horas y horas diciéndole toda mi amarga experiencia con todo esto, solo me queda decirles que hay que mantener la calma, y en eso me enfoco cuando le escribo al público.

Steven se acuerda de lo que le paso hace pocas horas, y les comenta a todos:

— No van a creer lo que me acaba de pasar cuando salía del supermercado Jumbo Santa fe.

De inmediato, Simón le dice a Steven:

— Hace pocas horas, en ese lugar hubo un accidente muy grave.

Steven se eriza por completo, y les comenta a sus amigos de trabajo:

— Me acaba de pasar un vehículo por encima, todavía no lo puedo creer.

Todos se sorprenden. Cuando Yensy le dice a Steven:

— Un ángel te salvo.

De un momento a otro, Ernesto aparece en la pantalla de todos, y les dice:

De un momento a otro, Ernesto aparece en la pantalla de todos, y les dice:

— Dejen de estar cuchicheando y mándenme sus trabajos, o se les paga por hablar entre ustedes.

De inmediato, Yensy, Margaret y Simón, envían su trabajo al periódico, mientras Oscar y Steven le dicen que les de unos minutos, para terminar su columna.

En ese instante, Steven le pregunta a Ernesto:

— Jefe, ¿usted nunca pensó en cerrar por unos meses el periódico?

— No, primero está en informar a la gente, amo este trabajo y no lo pienso dejar por nada. Además, en cualquier momento ustedes dejarán de trabajar en casa y tendrán que hacerlo aquí.

Todos se quedan fríos sin decir una sola palabra, hasta que Yensy le dice a Ernesto:

— Jefe, hay que esperar a que el gobierno autorice que más de treinta personas se puedan reunir.

Ernesto se incomoda un poco y antes de desconectarse, les dice a todos:

— El gobierno puede decir todo lo que quiera, pero él no manda en el Milenio, yo soy el que digo cuando y como, tengan eso presente... bueno, espero que sigan trabajando, hablamos en unas horas.

Después de dos horas trabajando en su portátil, Steven no tiene deseos de entrar a la cocina y decide pedir una pizza, pero al instante dice:

— Espera, todos los puestos de comida están cerrados. Bueno, buscaré algo en la cocina.

Luego de prepararse una ensalada de Atún, Steven acaricia a su perro y se sienta a comer. Cuando recibe una llamada de su madre quien le dice:

— Estas muy perdido, ¿qué estás haciendo?

— Hola mamá, estoy trabajando, es por eso que no te he llamado, ¿cómo esta papá?

— Bien, un poco ansioso porque estamos encerrados, pero en general, está bien de salud.

— Qué bueno.

En ese momento, se vuelve a sentar al frente de su portátil. Cuando Yensy aparece en la pantalla, diciéndole:

— ¿Estas ocupado?

De inmediato, Steven le dice a Clemencia:

— Mamá, te marco entre unos minutos, voy a contestar una video llamada.

— Hijo, no te vayas a olvidar, me llamas.

— Si.

En ese instante, Steven cuelga su teléfono, y le dice a Yensy:

— ¿Dime?

— Es que me pareció muy impactante lo que contaste lo de ese vehículo que te paso por encima.

— Si, fue tremendo, estuve a nada de morir.

— Steven, ¿tú crees en los ángeles?

— Si, son criaturas enviadas por Dios.

— Exacto, yo también creo en los ángeles, y de seguro uno de ellos te acaba de salvar.

Steven recuerda como quedo el Uber, y piensa:

— Si no lo hubiera vivido, creería que era mentira...

 




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