El día siguiente, con muchas ganas de desahogarse, Steven llega al consultorio de la psicóloga y cuando está a punto de entrar, recibe una llamada de Ernesto, el cual le dice:
— ¿Por qué has escrito esas barrabasadas sin tener pruebas?
— ¡¿Que?!... no entiendo lo que dices Ernesto, explícate mejor.
— Todo lo que has escrito sobre el origen del virus es una total mentira, este periódico se destaca por decir la verdad, no incoherencias... rectifica esto, para poder imprimir tu columna.
— Ernesto, no hay nada que yo deba cambiar o rectificar de esa columna. Cuando llegue a Milenio hablamos.
— ¿En dónde estás Steven?
Steven le miente a su jefe, y le dice.
— Me demoro un poco, porque estoy a punto de entrar hacerme un chequeo médico.
— Bueno, que te vaya bien en eso.
De inmediato, Steven cuelga su teléfono y entra en el consultorio de Giselle, y le dice:
— Buenos días, disculpa por molestarte tan temprano.
— Buenos días Steven, claro que no me molesta, para mí es un gusto en atenderte.
— Que bien, porque necesito hablar con alguien.
— Bueno, recuéstate...
— Está bien.
Steven se acomoda en el sofá, y le expresa a Giselle:
— No sé por dónde empezar... es que han pasado tantas cosas alavés.
— Cuenta.
— Perdí a otro familiar a causa del virus.
— Lo siento Steven, ¿era muy cercano a ti?
— Si, era mi primo, y se llamaba Norma.
— Ah... es muy lamentable todo, primero fue tu esposa y ahora tu primo, parece que el virus ha mutado y está atacando a los más jóvenes con más fuerza.
— Y eso no es todo, parece que algo me persigue para matarme.
— ¿Cómo que algo?... se más específico.
Steven se sienta, y luego le dice a Giselle:
— Ayer tuve un deseo sexual con cada mujer que vía.
Giselle coge su lapicero, y le dice a Steven:
— Es normal que tengas esa clase de deseo, vas a cumplir un año sin tu esposa... lo que no entiendo, es que tiene que ver eso con lo dijiste... que algo quiere matarte.
— Lo digo porque un sujeto me disparo solo por haber visto a su mujer, y luego Lía me dice.
— ¿Quién es Lía?
— Ella fue la mujer que me salvo de hacer una tontería en ese puente.
En ese momento, el lapicero se le cae de la mano a Giselle. Y lo mira en el suelo, y dice:
— Ya entiendo.
— Ella me dijo que fui atacado por Asmodeo.
Giselle levanta el lapicero y al escuchar ese nombre, piensa:
"El demonio de la lujuria"
— Estoy confundido y muy asustado, ¿Qué debo de hacer?
En ese instante, Giselle se encarga de orientar a Steven y como una buena profesional, le ayuda a que su mente este más clara.
Minutos después, Steven llega a Milenio y sin chistar ni una sola palabra con sus amigos, entra a la oficina de Ernesto.
En ese momento, Ernesto mira de arriba abajo a Steven y antes de que hable, le dice:
— ¿Quieres que ese país nos demande y nos destruya?... Quieres acabar con Milenio solo porque tu estas diciendo que ese virus salió de haya, no tienes pruebas Steven.
— ¿Ya acabaste?
— No, aún no he acabado... ¡mírate!, estas confundido, tu mente te está haciendo una mala pasada, ahora quiero que rectifiques todo eso y luego hablamos.
Margaret, Yensy y Oscar, tratan de escuchar la conversación de Steven y Ernesto. Cuando Simón se acerca a ellos, y les dice:
— ¿Qué hacen?
De inmediato, Yensy le responde:
— Has silencio, Steven y Ernesto están discutiendo.
En ese instante, Steven se ofende muchísimo con su jefe, y pone sus dos manos sobre el escritorio de Ernesto, y le expresa:
— Renuncio...
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Editado: 10.04.2023