En ese instante, Steven alcanza a coger una silla y se la tira a Ernesto, pero este la coge con su mano derecha y la tira hacia los vidrios. Haciéndolos estallar en el acto.
Ernesto le expresa a Steven:
— Esta vez nadie te podrá salvar, ahora solo me queda acabarte.
— Pues no te la pondré tan fácil.
Ernesto vuelve a coger del cuello a Steven, y lo alza, diciéndole:
— Yo tenía la esperanza de que te ibas a morir en ese Crucero con la pandemia, pero la que se murió fue tu mujer.
— ¿Tu estabas ahí?
— ¿Ya te olvidaste de Jeremías?
— ¡¿Qué?!
De inmediato, Ernesto vuelve a estrellar a Steven contra una pared, y le dice:
— Ya es hora de terminar con esto.
— ¿Por qué estás haciendo esto?
— ¿Por qué estás haciendo esto?
— Porque no necesito que tú le abras los ojos a toda la gente, los necesito, así como están, que se pierdan cada día y que no puedan enterarse de lo que verdaderamente sucede en su alrededor. Hasta que le llegue su hora a cada uno de ellos y sea demasiado tarde.
— Yo no he hecho nada.
— Pero lo vas hacer, así que prepárate.
En ese instante, un fuerte viento entra por la ventana que daño Ernesto. Cuando entra Giselle y embiste a Ernesto. Haciendo que este rompa una pared con su cuerpo y la atraviese. Mandándolo hacia el pasillo...
Steven ve las alas de Giselle, y muy asombrado le dice:
— ¡Psicóloga!
Giselle mira a Steven, y le expresa:
— ¡Quédate ahí!
— Si, si...
Ernesto se levanta lentamente, y le dice a Giselle:
— ¡No podrás detenerme!
De inmediato, Ernesto desaparece al igual que Giselle. Y se enfrentan en un duro y brutal combate, el cual hace que las paredes y vidrios del edificio se agrieten de la magnitud de los choques. Haciendo que todas las ventanas del edificio exploten...
Tratando de no escuchar esos terribles estruendos, Steven tapa sus dos oídos. Y como puede se levanta para escapar de ese lugar. Cuando Ernesto se le lanza e intenta matarlo, pero Giselle se mete en el medio. Y le pega un puñetazo a Ernesto. Que lo saca por la ventana principal.
De inmediato, Giselle se asoma por la ventana y se lanza hacia el vacío. Cuando Steven sale corriendo...
Desesperado por salir de ese lugar, Steven tropieza y rueda por las escaleras, hasta chocar con una pared.
Adolorido por todos los golpes que ha sufrido desde el encuentro con Ernesto, Steven se levanta como puede. Cuando Giselle aparece, y le dice:
— Te dije que no te movieras.
— Ya no puedo confiar en nadie, ¿se supone que tú eras mi psicóloga? ¿Qué son esas alas?
— Lo que te imaginas.
— ¿Eres un ángel?
— Por supuesto.
— ¿Y Ernesto?
— Un demonio, pero ya no esta y no volverá por mucho tiempo, así que no te preocupes.
— Si que tengo que preocuparme, yo me case con un ángel, eso no es normal.
— Claro que no es normal, ese nunca debió pasar, Lía era tu ángel custor y fue desobediente cruzando la raya, los humanos y los ángeles no pueden juntarse, ¡fue un amor prohibido!
— Yo pensé que Lía era una mujer común y corriente.
— Varias veces le reclame una y otra vez, pero no quiso hacerme caso.
Steven recuerda que Lía estaba alegando con alguien cuando estaba en el suelo, y dice:
— ¡Entonces fuiste tú!, si, tú eras la que estaba alegando con Lía el día que me cayó ese tejado.
— Si, yo intentaba hacer entrar en razón a Lía, pero ella estaba empecinada en estar con un humano a toda costa. Sin importarle su castigo.
Steven coge su brazo derecho. Y comienza a calmar su miedo poco. Preguntándole a Giselle:
— ¿Qué le sucedió a Lía?
— No la volverás a ver, eso es lo único que te puedo decir.
Steven se siente triste, y le expresa a Giselle:
— Yo también debería ser castigado.
— Tu no sabias nada... mejor ve a un hospital. Para que te vean ese brazo.
— ¿Nos volveremos a ver?
Giselle se da vuelta y se alista para irse. Cuando le responde a Steven:
— Tal vez si, tal vez no, lo único que te recomiendo; es que busques de Dios, porque no querrás morirte en estos momentos sin creer en él, ya viste lo que sucedió aquí, ¡el mundo espiritual es real!
— Eso me quedo clarísimo.
— Bueno, hasta pronto.
De inmediato, Giselle se eleva a gran velocidad y desaparece sin dejar rastro alguno.
Steven baja las escaleras y sale del edificio. Pasando por una gran multitud de personas que estaban en la calle observando los daños que sufrió el edificio. Cuando llega la policía.
En ese instante, Steven se sube a un taxi, y se va a un hospital...
Horas después, Steven llega a casa de sus padres. Y cuando se dispone a tocar la puerta, se acuerda de todo lo que vivió en Milenio. Y pone su cabeza en la puerta.
En ese momento, su padre y su madre se bajan de un taxi, y muy sorprendidos le dicen a Steven:
— ¡Hijo!
Steven se da vuelta. Cuando su padre le dice:
— ¿Quete sucedió en el brazo derecho?
— Tuve un accidente.
Clemencia se quita su tapabocas, y le pregunta a su hijo:
— ¿Dónde está Lía? Se supone que estaban de luna de mil.
— Ella ya no está conmigo, al igual que Elena, Lía también dejo de existir.
Estupefactos, Humberto y Clemencia se ven las caras. Cuando Steven los abraza, diciéndoles:
— ¡Necesito buscar de Dios!...
Dos años después, Steven recorre el mismo lugar donde llevo a Lía tres veces a la semana, y se sienta a ver la ciudad. Y vuelve a ponerse triste. Cuando ve a una joven de espalda a un límite de un barranco, y dice:
— ¿Sera posible?
De inmediato, Steven se levanta y corre a donde está la mujer, y le dice:
— ¡Lía! ¡Has vuelto!
La mujer no dice nada. Cuando Steven le expresa:
— ¿Cómo hiciste para regresar?...
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Editado: 10.04.2023