Atravesaba el pasillo de la sala, escuchando a mis padres discutiendo. No deseaba interrumpirlos . Sus peleas casi siempre eran por cosas absurdas.
Llegué a mi habitación, me arroje a la cama y pensaba en lo desastrosa que era mi vida.
-Escapar sería perfecto- murmuré para mí mismo- pero ¿cómo subsistiría? ¿Cómo viviría?
Esas pregunta se interponían en mi huida.
***
Contemplaba el anochecer desde mi ventana, necesitaba estar asolas, entonces decidí ir al parque. Aquella chica seguía ahí, no me detuve a establecer una plática debido a mi timidez, me situé en una banca y observaba las estrellas, lucían siempre radiantes y brillantes, sin más preámbulos, sucedió algo inesperado, en un sencillo despliegue de miradas mis ojos y los suyos, chocaron, fue un sencillo y a la vez profundo juego de miradas inquietas. Coincidimos en aquel movimiento.
Se incorporó. Poco a poco se aproximó, comentando.
-¿Te agrada ver las estrellas?.
-Sí -respondí con cierto rubor en mis mejillas.
-Las estrellas son muy bellas, no entiendo porque no las apreciamos mucho.-sus voz sonaba con seguridad y tranquilidad. Nunca había acontecido ello, jamás se acercó una chica a mí.
-Tienes razón..-Silencio-¿cómo te llamas?-pregunté.
- Itzel ¿y tú?-En aquel preciso momento vi escondidos tras el velo de sus lentos; sus ojos, dos cristales, dos pequeñas luces, que fácilmente disipaban la oscuridad del día.
-Soy Erick. ¿Vives cerca de aquí?-indagué nuevamente
-Si casi todos los días vengo a este lugar, leo un libro y admiro las constelaciones.