Mi estúpido niñero

Capítulo 9

CAROLINE 
Luke es mi mejor amigo desde que somos pequeños. Es el 
hermano que nunca tuve y el que elegí tener. Sam vino mucho 
después. Siempre la veía con Jenna porque eran mejores 
amigas y eso, pero un día estaba sola, lo cual nos sorprendió a 
Luke y a mí. Se veía triste, sentada en los columpios, 
balanceándose decaída. Entonces nosotros dos decidimos 
intervenir e incluirla en nuestra amistad. 
—Tienes aspecto de estar fatal —fue lo primero que le dije 
cuando nos acercamos a ella. 
Sam levantó la mirada y entonces supe que no fueron las 
mejores palabras para comenzar una conversación con una 
persona deprimida. 
—Pero eso se puede solucionar. —Allí estaba Luke, 
enmendando mis errores con su personalidad simpática y 
alegre—. ¿Quieres sentarte con nosotros? —le preguntó. 
Sam se lo pensó unos segundos, pero terminó accediendo. 
—¿Qué pasa con Jenna? ¿No eran mejores amigas? —le 
pregunté. Luke me dio un codazo por ser tan directa. 
—Eso pensaba yo —contestó Sam, cabizbaja—, pero me ha 
dejado por Daniela.

—¿La chica que te odia? —pregunté. No era un secreto que 
Daniela y Sam no llevaban nada bien. Ni siquiera ahora que ya 
éramos grandes. Luke volvió a darme un codazo por mi poca 
empatía hacia el sufrimiento de, en ese entonces, nuestra 
compañera de curso—. ¡Ay! —exclamé, cansada de que 
hiciera eso. 
—No importa —respondió Sam, riendo por mi queja—. 
Siempre me caíste bien por ser así de directa. —Esa fue la 
primera vez que me elogió de esa forma. 
—Es cruel, no directa —dijo Luke frunciendo el ceño—. En 
esta amistad, yo soy el bueno y ella la bruja malvada. 
—Corrección: él es el tonto y yo la persona coherente — 
corregí, y Luke me lanzó una mirada de odio. Le saqué la 
lengua. Sam volvió a reír—. ¿Y tú qué serías? —le pregunté. 
—¿Disculpa? —dijo ella, sin entender. 
—En nuestra amistad —me siguió Luke—, ¿tú qué papel 
tendrías? 
Sam miró al cielo, pensativa. 
—¿Quién se ríe de sus ocurrencias? —sugirió con una 
sonrisa en el rostro. 
Luke y yo nos miramos. 
—Hecho —dijimos al mismo tiempo. 
Desde ese día somos inseparables. Jenna y Sam jamás 
volvieron a ser amigas, ni siquiera hablaron sobre ello. Es 
como si hablar sobre su amistad fuera un tema tabú. 
Sea como sea, me alegro de que Sam y Luke sean mis 
amigos. Estuvieron a mi lado cuando mi padre nos abandonó a 
mi madre y a mí. Durante meses me sentí muy mal, dejé de ser 
yo misma. Siempre estaba triste, dormía todo el día y apenas comía. Ellos estuvieron allí, levantándome el ánimo, 
organizando fiestas sorpresas que en realidad solo eran 
reuniones para nosotros tres. Son mis hermanos, y jamás 
permitiría que alguien les hiciera daño. Por lo menos no sin 
una consecuencia. 
Mi problema en estos momentos es Jeremy. Ha destrozado el 
corazón de Sam. Por más que haya llorado y sufrido durante 
una semana por el fin de su relación, y que ahora insista en 
que está bien, sé que sigue pasándolo mal. No puede 
mentirnos. A mí no, por lo menos. No irradia la misma alegría 
que antes, apenas se ríe de las bromas que hacemos con Luke. 
Se ve apagada. Y detesto verla de esa forma, porque no se lo 
merece. 
Luke tenía razón. Él es el bueno y yo la bruja malvada. 
Pues esta bruja está desempolvando su escoba. 
—¡Mamá, me voy al instituto! —grito mientras abro la 
puerta principal. 
—No hace falta que grites —me dice mi madre saliendo de 
la sala con una taza de café en la mano. Lleva puesta una 
camiseta grande de color gris que tiene manchas de pintura por 
doquier. Así que estaba pintando—. Que tengas un buen día. 
—Igualmente, mamá. 
De camino a casa de Sam, llamo a Luke para comentarle mis 
planes de bruja malvada. Él está interesado en escucharme, 
aunque sea para fomentar el mal. Sus padres son cirujanos y 
están todo el tiempo en el hospital; anoche no pudieron ir a 
casa, así que él está cuidando a sus hermanos pequeños 
mientras llega su tía para encargarse de ellos. 
Louis tiene cuatro años, es pelirrojo como su madre, pero 
tiene los ojos marrones de su padre. De los dos, es el más tranquilo. Mientras que Lio, el más pequeño, de tres años, 
tiene el pelo castaño como su padre y los ojos verdes de su 
madre. Es un tornado de problemas. Siempre está rompiendo 
cosas —sin querer, obvio— o quitándole los juguetes a su 
hermano mayor, y eso suele desembocar en peleas 
monumentales. 
Para mí son guapísimos y adorables. Mi mejor amigo adora a 
sus hermanos pequeños, pero cuidarlos es para él todo un 
desafío. 
—¿Dónde estás? —le pregunto mientras aparco frente a la 
casa de Sam. 
—Estoy en mi armario. Estamos jugando al escondite. — 
Siempre que juegan al escondite se oculta muy bien para que 
sus hermanos no lo encuentren y así él puede estar tranquilo 
mirando su móvil—. ¿Tyler también formará parte de esto? — 
pregunta. 
—Creo que sí —respondo insegura—. ¿Tus hermanos no 
deberían desayunar en vez de estar jugando al escondite? 
—Si les doy comida, me la arrojarán —contesta con tono 
obvio. Comienzo a reírme—. Creo que acaba de llegar mi tía. 
—¡Te veo en el instituto, Luke! —digo antes de finalizar la 
llamada. 
Ya frente a casa de Sam, su móvil me manda directamente al 
buzón de voz. Intento llamar al teléfono fijo de su casa, pero 
tampoco logro nada. Bajo del coche, extrañada, al no ver 
señales de vida de mi mejor amiga. Habíamos quedado en que 
la pasaría a buscar a esta hora y ella jamás me hace esperar. Al 
contrario, la que siempre llega tarde y hace esperar a los 
demás soy yo. 
Decido bajar a buscarla. Quizá con esto de la tristeza posruptura se quedó dormida. Otra opción es que esté viendo 
sus fotos con Jeremy mientras gasta una caja de pañuelos. Sea 
cual sea la situación, debo ayudarla. 
—¡Sam! —exclama Tyler al abrir la puerta—. ¡Caroline 
está…! ¡Oh, mierda! 
—Hola, Tyler, yo también estoy encantada de verte… —le 
saludo sarcásticamente mientras cierro la puerta detrás de mí. 
Tyler me sonríe brevemente, algo nervioso, y vuelve a 
desaparecer por el pasillo que va hasta la sala. Frunzo el ceño 
ante esa extraña bienvenida, así que lo sigo. A medida que 
camino por el pasillo, puedo escuchar sonidos de disparos, 
aunque puedo distinguir que no son de verdad, sino de un 
videojuego. 
—¡Maldita sea, Harrison! 
Me cuesta saber de quién es esa voz, pero sin duda alguna 
me resulta familiar. 
—¡Perdedor! —exclama Tyler. 
Llego en el momento justo. La partida se ha terminado y 
Tyler se pone de pie. Me sonríe como si fuera la primera vez 
que me ve, como si no hubiera sido él el que me ha abierto la 
puerta. Se lleva las dos manos a las caderas, soltando un 
suspiro agotador. Su acompañante se vuelve para mirarme. 
—Hola, Caroline. 
Contengo la respiración un momento al ver a Nick Donnet 
después de dos años. La última vez que lo vi fue en la fiesta de 
Año Nuevo que organizaron sus padres en 2012. En ese 
entonces, Nick tenía diecisiete. Yo pensaba que era un chico 
maduro y genial. Era algo así como mi amor platónico secreto, 
porque jamás le había dicho a Sam nada. Lo veía como algo 
inmoral y dañino para nuestra amistad. Pero bueno, tenía quince. Era muy melodramática. 
—Oh, hola, Nick —le respondo, fingiendo indiferencia. 
Si antes era guapo, ahora lo es mucho más. El pelo le cae de 
forma desordenada sobre la frente y alrededor de las orejas. 
Sus facciones son ahora más marcadas. Pómulos definidos y 
nariz afilada. Los buenos genes vienen de familia. Sam 
también tiene rasgos perfectos como él. Aunque las cosas que 
los diferencian son el color de pelo y ojos. Ella los tiene 
celestes y él marrones. El cabello de Sam es castaño, aunque 
cuando le da el sol parece que tiene mechones rojizos, 
mientras que Nick es rubio. No obstante, parece que se le está 
oscureciendo. Como si leyera mis pensamientos, una sonrisa 
se dibuja en sus delgados labios. 
—¿Qué tal Manhattan? —pregunto para que no haya un 
silencio incómodo, ya que Tyler ha desaparecido para irse a la 
cocina. Mis manos se deslizan por el sillón que está frente a él. 
—He estado visitando Europa. Hace meses que no paso por 
Nueva York —contesta echándose hacia delante—. He oído 
que irás a la Universidad de Nueva York. 
—Eso planeo —respondo asintiendo con la cabeza. 
Tyler vuelve a aparecer en el momento justo y Sam viene 
detrás de él. 
—Menos mal que has venido temprano —Sam suelta un 
bostezo. Me extraña verla aún con su pijama de gatitos—, 
porque, de lo contrario, habría faltado a clase. 
—La hora se me ha pasado volando —le contesta Tyler tras 
la mirada furiosa que Sam le lanza. 
—¿No has dormido en toda la noche? —le pregunto. Al 
instante comprendo su manera extraña de recibirme. Tyler no 
me responde, pero Nick se encoge de hombros, como echándose la culpa—. Ya lo estás corrompiendo —le digo, 
negando con la cabeza. 
Sam entorna los ojos y me dice que va a vestirse lo más 
rápido que pueda. Le digo que no se apure, después de todo, 
no vamos mal de tiempo. Las clases comienzan dentro de 
treinta minutos y en coche podemos llegar en veinte o 
veinticinco minutos. Tyler y Nick bromean sobre su noche en 
vela mientras se sientan a desayunar algo rápido. 
—Créeme, amigo, a partir de ahora todo será mucho más 
fácil de sobrellevar. —Frunzo el ceño al escuchar a Nick. 
¿Acaso a Tyler le está resultando difícil vivir aquí?—. No más 
sesiones de manicura con Sam. 
¿A Tyler le molestó ir a hacerse la manicura con Sam? Ellos 
dos pasan mucho tiempo juntos desde que ella terminó con 
Jeremy, y la sesión de manicura ha sido una de las cosas que 
han hecho juntos. Sam reservó una cita para nosotras dos, pero 
como yo no pude ir, Tyler fue en mi lugar. 
Tyler no responde porque tiene la boca llena, pero asiente 
con la cabeza. Sam vuelve a aparecer en la cocina, ya sin 
gatitos. 
—Mi casa se ha convertido en un albergue de vagabundos 
que emanan testosterona —me suelta, mirando de mala 
manera a Tyler y a Nick. 
—Hey, somos compañeros en algunas clases y me va mejor 
que a ti —se defiende Tyler, tras tragar lo que tenía en la boca 
—. Definitivamente, no soy un vagabundo. 
—Yo me gradué el año pasado y ayudo en la empresa 
familiar. —Ahora es el turno de Nick—. ¿Parezco un 
vagabundo? —me pregunta a mí sonriendo con aire de 
superioridad. Decido no meterme.



#1732 en Joven Adulto

En el texto hay: adolescentes, drama, niñero

Editado: 07.01.2024

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