Mi estúpido niñero

Capítulo 10

La semana transcurrió con normalidad. Jeremy no volvió a 
buscarme, y las veces que coincidíamos en clases o cuando 
nos cruzábamos brevemente por los pasillos se dedicaba a 
mirarme fijamente hasta que le devolvía la mirada, entonces 
fingía que yo no existía. No sé si eso es bueno o malo, pero 
preferí no decirle nada al respecto. 
Todavía sigo acostumbrándome a no contar con su presencia 
en mi vida. Si hubiéramos terminado hace unas semanas, creo 
que no me habría importado mucho porque prácticamente solo 
éramos novios de título, pero justo la semana antes de romper 
me sentía muy unida a él… Ahora sé que fue porque había 
dejado a Daniela. 
Daniela tampoco ha vuelto a intentar interactuar conmigo. Ni 
siquiera para molestarme, lo cual me parece muy extraño, 
después de todo. Me extraña que no bromee con que mi 
relación con Jeremy se ha terminado o que no trate de hacerme 
sentir mal. Nada. Es como si de repente e hubiera olvidado de 
mi existencia. 
En casa, Tyler y Nick se llevan mucho mejor de lo que 
pensé. Soy hija única, y el vacío de no tener hermanos lo había 
llenado con Luke y Caroline, aunque no había conseguido 
llenarlo por completo porque ellos tienen sus propias casas con 
sus respectivas familias, y cuando se iban, volvía a ser hija única. Pero ahora, teniendo a mi niñero y a mi primo bajo el 
mismo techo, es como tener hermanos mayores insoportables. 
Ahora comprendo por qué algunas personas me dicen que soy 
afortunada al no tener hermanos. 
Cuando digo «insoportables», me refiero, en serio, a muy 
insoportables. Son ruidosos, desordenados, y todo el tiempo 
están bromeando entre ellos. Me he sorprendido a mí misma al 
sentir un poco de celos porque, en todos los días que llevamos 
siendo amigos, Tyler jamás se ha divertido tanto conmigo 
como lo hace con Nick. 
Una vez intenté jugar a los videojuegos que comparte con 
Nick y terminé perdiendo a los cinco segundos de empezar. 
Fue patético. Caroline se burló de mí por querer encajar. 
Hoy es el día del baile, y Nick irá. Mis celos se preguntan si 
Tyler no querrá asistir con él al baile, ya que parece pasárselo 
mucho mejor con él que conmigo. 
—¡Hoy es el día del baile! —exclama Caroline bailando 
frente al espejo—. Perdona, pero es que estoy emocionada. 
—¿Desde cuándo te emociona un baile? —pregunto, 
mirándola divertida—. Oh, espera, desde que tienes 
conciencia. 
Caroline es muy controladora, así que sacia su necesidad de 
control convirtiéndose en la presidenta del consejo estudiantil. 
Participa en la organización de cada evento del instituto. 
Aunque su favorito siempre es el baile. 
—Pero este baile es especial… —me dice con aire 
misterioso, y se mete en el baño para ponerse su vestido—. Ya 
verás —agrega, y cierra la puerta. 
Decido no indagar en las ocurrencias de Caroline. 
Tampoco parece dispuesta a decirme más, pero conociéndola sé que algo está tramando y tengo el mal presentimiento de 
que tiene que ver con mi reciente triste vida amorosa. 
—Te ves bien, Donnut. 
No le dirijo la mirada a Tyler, solo sonrío; sé que me está 
mirando sorprendido, y es exactamente la reacción que quería 
lograr. Mi vestido es ajustado, muy ajustado, y posiblemente 
me sienta incómoda con él al cabo de un rato de llevarlo 
puesto, pero desde que lo vi supe que lo quería. Al probármelo 
en la tienda, vi que acentuaba cada una de mis curvas a la 
perfección, y eso no había cambiado. La parte de atrás, de la 
cintura para arriba, está hecha de un encaje precioso. El color 
blanco me sienta bastante bien, ya que todavía me queda algo 
del bronceado adquirido en las vacaciones de verano. Para mis 
pies, he optado por unos zapatos negros estilo Ankle Strap que 
me resultan comodísimos y que, además, ya tenía. 
—Lo sé —asiento, pasando junto a él. Me acerco al espejo 
para aplicarme más rímel. Caroline se ha encargado de 
maquillarme. Tomó clases hace tres veranos porque estaba 
emocionada debido a que ya teníamos edad para salir y que 
nos invitarían a fiestas—. Bonita camisa —agrego mirándole 
por el espejo. 
—Gracias. —Una sonrisa se extiende en su rostro y baja la 
mirada para inspeccionar su atuendo. Lleva pantalones negros 
de vestir y una camisa de color celeste pastel—. Nick me 
ayudó a elegirla. 
—Así que… ¿Nick y tú se llevan bien? —pregunto sin 
mucho entusiasmo al tiempo que guardo el rímel en el neceser 
de Caroline. No dejo que Tyler responda—. Me alegro. 
—Sí, hace mucho no me divertía tanto con alguien — 
contesta sonriendo.

—Ah… —añado, desinteresada. 
Caroline sale en el momento justo. Acaba de evitar un 
posible silencio incómodo o que Tyler continúe echándome en 
cara lo aburrida que soy. Mi mejor amiga está fabulosa. Lleva 
un vestido lila con un escote ligeramente revelador, es ajustado 
hasta la cintura y con falda de vuelo tableada. La espalda es 
abierta, y se ha recogido el cabello en una trenza espiga, la 
cual deja posar sobre el hombro derecho para que no interfiera 
en el lado bueno de su cara. Parece una especie de princesa 
moderna. 
—Déjame decirte que tus pechos jamás se habían visto tan 
geniales —me elogia Caroline por algo que solamente ella 
puede elogiar. 
—Guau, están… —Luke intenta hablar, pero parece que sus 
cuerdas vocales simplemente no quieren funcionar. 
—Sí, eres muy afortunado de ser el mejor amigo de dos 
bellezas como nosotras —contesta Caroline con aires de 
grandeza, mientras pasa junto a los dos chicos, que nos 
observan sorprendidos. 
Ya en el instituto, comprobamos que Caroline y el comité se 
han lucido con la decoración. El gran salón, donde usualmente 
se organizan asambleas, reuniones de tutores para hacer algún 
anuncio importante o ferias de ciencias, parece un lugar de 
otra dimensión. Todo es neón y brilla en la oscuridad. La ropa 
de casi todos también brilla. Cuando las personas se mueven, 
se ve como si fueran solo parte de ropa, sin personas. Ahora 
comprendo por qué Caroline insistía en que lleváramos colores 
claros, como blanco o tonos pastel, para que las luces de neón 
hicieran su magia, y todo se viera genial. 
A principio del curso muchos no entendieron por qué 
Caroline estaba tan interesada en recaudar todo el dinero que fuera posible. Con el consejo estudiantil realizaron venta de 
platillos y lavaron coches, reuniendo mucho dinero. Este es el 
porqué. Un baile genial. 
—Te has pasado —Luke felicita a Caroline. 
—Es verdad. Qué genial —digo yo, continuando la cadena 
de halagos. 
—Nick, gracias por ayudarme a elegir la mejor camisa. — 
Escucho que Tyler le dice a mi primo, detrás de nosotros. 
Pongo los ojos en blanco y me aparto del grupo para buscar 
algo de beber. Mientras me alejo, puedo escuchar a algunas 
personas felicitar a Caroline por su gran trabajo. No puedo 
creer que esté celosa de la relación de Tyler y Nick. Debería 
alegrarme de que se lleven muy bien. Me molesta que me 
moleste que se lleven bien. 
Sin embargo, también me enfurece que Tyler me siga la 
corriente. ¿Por qué seguía pasando tiempo conmigo si le 
molestaba? ¿Por lástima? 
—¿Quieres una bebida o una bebida? —Miro a Wayne, un 
rubio alto que utiliza brackets de diferentes colores. Es mi 
compañero en Matemáticas y adora hablar sobre aves; casi 
nunca comprendo de lo que habla, pero ahora ha hecho que me 
confunda totalmente con una pregunta tan simple—. Caroline 
me pidió que preguntara antes —aclara al notar mi confusión, 
pero no simplifica nada. 
—Quiero una… —Wayne eleva sus cejas a medida que 
hablo— bebida. 
Wayne sonríe y me da la espalda para servirme mi refresco. 
Cuando coloca el vaso de plástico transparente sobre la barra, 
le agradezco con una sonrisa, la cual desaparece en cuanto me 
alejo de él. ¿Bebida o bebida? «¿Cuál se supone que es la diferencia?», me pregunto a mí misma. 
Solo hizo falta un sorbo para entender la diferencia abismal 
entre bebida y bebida. 
—¿Te escapas de tu cita? 
—No. Es solo que no quise privarte de pasar tiempo con 
Nick —le contesto esbozando una leve sonrisa—. Ya sabes. 
Por fin lo estás pasando bien. 
Tyler comienza a reírse. 
—No creerás que… —se queda en silencio. Desvío la 
mirada—. Oh, Sam. 
—¿Qué? —Me hago la desentendida. 
—No lo dije en serio. 
—No, tienes razón. Lamento haberte molestado con mis 
cosas —digo—. Debiste decirme que no querías… 
—Fue genial hacerme la manicura contigo, Sam Donnet — 
me interrumpe, tirando de mi mano—. Y volvería a hacérmela 
una y otra vez. 
—¿En serio? —pregunto escondiendo una sonrisa. 
—Absolutamente —responde con lentitud—. A Nick le 
gusta meterse conmigo porque le dije que me gusta pasar el 
tiempo contigo. 
—¿En serio? ¿No te sientes… obligado? 
—Claro que no, Donnut. 
—¿Esto es un baile o una reunión? 
Nick acaba de interrumpir nuestra conversación de 
reconciliación. Nos observa esperando una respuesta, mientras 
que Tyler intenta descifrar si la presencia de mi primo me molesta o no. Dejo mi bebida sobre una mesa cercana y 
vuelvo para tomar de la mano a cada uno de mis 
acompañantes. 
—Bailemos. —Ambos me miran fijamente—. He oído por 
ahí que Tyler es el rey del twerking —le digo a Nick, mirando 
de reojo a Tyler. 
—Has oído bien —contesta este esbozando una sonrisa, y 
luego los dos me escoltan hasta la pista de baile. 
Cuando asistía a los bailes con Jeremy, bailábamos una o dos 
canciones, y luego él pasaba la mayor parte del tiempo 
charlando con sus amigos y a mí me tocaba estar con Caroline 
o Luke. Luego nos íbamos porque usualmente estaba cansado 
por el entrenamiento o el gimnasio. No me había dado cuenta 
de lo aburrido que era hasta ahora. 
Esta noche bailo todas las canciones. No importa que no las 
conozca, mi pareja no me deja descansar. No solo Tyler ha 
hecho que me divirtiera con sus graciosos pasos de baile, sino 
que mis amigos y mi primo también han ayudado. De vez en 
cuando, mi mirada se cruza con la de Jeremy, que está fuera de 
la pista hablando con su círculo de amigos, pero no me siento 
triste. Solo me doy cuenta de que debía haber bailado más. 
Caroline, que nos abandonó hace quince minutos para 
encargarse de la votación de los reyes del baile, ahora vuelve 
para susurrarle algo al oído a Luke. Este asiente con la cabeza 
y pasa a susurrarle algo a Tyler. Nick y yo nos miramos sin 
entender la cadena de susurros. 
—Voy por algo de beber —digo, y cuando me acerco a ellos 
tres, guardan silencio—. ¿Está todo bien? 
—Sí. Ve por una bebida. —Caroline me guiña un ojo. 
Vuelvo a la barra, donde Wayne ha sido relevado por un chico pelirrojo al cual no conozco. Le indico que me dé una 
botella de agua y me siento en la butaca de enfrente para 
bebérmela. Mis pies no aguantan más los tacones. Hay chicas 
que están bailando desde mucho antes que yo y siguen 
moviéndose al ritmo de la música. ¿Cómo están tan bien? Yo 
siento ganas de seguir en la pista, pero ya tengo mis pies 
adormecidos por el dolor. 
—¿Caroline está nominada? —me pregunta Nick, 
sentándose a mi lado. Niego con la cabeza—. Qué raro. 
Es raro, sí. A Caroline le entusiasma esto de estar en nuestro 
último año de secundaria y quiere que le ocurran todas esas 
cosas que siempre les pasan a las protagonistas en películas 
clichés de adolescentes. Eso incluye ser reina del baile, pero 
no se ha presentado al concurso. Asumo que con ser presidenta 
del consejo estudiantil le bastó. 
—Oye, la vez que bromeé sobre que esclavizabas a los 
hombres, no hablaba en serio —dice, golpeándome 
suavemente el hombro—. Más bien, la palabra correcta para 
describirte sería «malcriada». 
—Hey, tú tampoco te quedas atrás. Obligas a Tyler a correr 
antes de ir al instituto aun sabiendo que se desvela por ti. — 
Finjo pensar—. Eso es más bien cruel, no de malcriado —me 
corrijo. 
—Ya sabes, es mi típica iniciación de amistad. —Entorno los 
ojos, divertida—. Tyler me cae muy bien. Por eso lo torturo. 
—Pues no seas tan estricto con él. El pobre se duerme en 
clase… —le digo mientras poso mi vista en Tyler, quien acaba 
de terminar de jugar al teléfono descompuesto y camina hacia 
nosotros. 
Hace unos dos días Tyler se durmió en la clase de Química y la profesora le llamó la atención. Le dijo que, si no le 
interesaba la materia, podía irse en cualquier momento, pero 
que después no le llorara para que lo aprobara. La señora 
Jones debía de tener un mal día, por lo general no suele tener 
tan mal carácter. Tyler se disculpó y desde entonces no volvió 
a dormir en clase. 
—¡Eh, Tyler! —Nick lo atrae hacia él, pasándole un brazo 
por los hombros—, estás a esto de aprobar. —Con el dedo 
pulgar e índice, le enseña lo poco que le falta—. Te pondré un 
sobresaliente si consigues algo de alcohol. 
—¿Aprobar el qué? —pregunta él sin comprender. 
—Ignóralo —le digo—. Es un malcriado. 
—¿Hola? ¿Se oye bien…? 
La música cesa poco a poco y las luces iluminan el 
escenario. Allí se encuentra Caroline, sosteniendo el 
micrófono, y detrás de ella hay una especie de vitrina cubierta 
por una tela de seda roja. Recuerdo que me hablaron de esa 
vitrina la primera y única vez que vine a ayudarlos con el tema 
del baile. Wayne me comentó que pondrían en ella las coronas 
de los respectivos reyes. 
—Antes que nada, les agradezco a todos que hayan venido y 
también quiero dar las gracias a todas las personas que 
ayudaron con la decoración, la organización y el sonido. 
También espero que lo estén pasando tan bien como yo — 
comienza a decir Caroline, sosteniendo el micrófono con 
elegancia y mostrándose muy segura allí arriba—. Oh, 
esperen. No les he oído… ¿Lo están pasando bien? —Caroline 
apunta el micrófono hacia la audiencia. Los silbidos y los 
«sííí» no se hacen esperar—. Ahora sí. —Se ríe—. Bueno, 
amigos, llegó el momento de anunciar a la reina y al rey del 
baile.



#1731 en Joven Adulto

En el texto hay: adolescentes, drama, niñero

Editado: 07.01.2024

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