—¿Y quién es ella? —le pregunto a Tyler. Él sigue centrado
en el televisor. Está muy concentrado viendo su serie y es
horrible cuando te molestan mientras estás viendo una serie—.
Tyler, ¿quién es ella? —Justamente por eso continúo
preguntando.
—Ella, pero del futuro —me contesta frunciendo el ceño
levemente.
—Ah… —digo acomodándome en mi sitio, pero lo hago de
forma que me quedo mirando en dirección a Tyler—. Uy, ¿y
ahora por qué hay dos? —pregunto sorprendida.
Esta serie es una locura. Te descuidas dos segundos y ya no
entiendes nada. En realidad, no la entiendo porque no la sigo.
Ahora la estoy mirando porque no tengo nada más que hacer y
he decidido molestar a Tyler.
—Porque las dos son del pasado. —Tampoco esta vez se gira
para mirarme, pero puedo notar que le molesta que le esté
preguntando. Eso me hace sonreír.
—No pueden haber dos «ella» del pasado. ¿Una es falsa? —
Tyler desvía la mirada unos segundos para mirarme
confundido—. Una es una impostora. Es eso, ¿no?
—Ninguna es una impostora. Solo son del pasado, pero de
distintos mundos —me explica volviendo a mirar el televisor.
—Oh, entiendo. —No entiendo nada, pero bueno. Un nuevo
personaje aparece y puedo distinguir que también es alguien
del futuro—. ¿Y esa quién es?
Tyler pone pausa.
—Me estás molestando —me dice girando el rostro para
mirarme con las cejas levantadas.
—Gracias —le contesto esbozando una sonrisa.
Alguien llama al timbre de casa y eso hace que Tyler sonría.
—Oh, gracias, Dios. —Junta ambas manos como si fuera a
hacer una plegaria y las eleva—. Gracias por salvarme de esta
insoportable.
Le lanzo una mirada asesina antes de comenzar a caminar
hacia la puerta principal. Cuando se vaya, va a extrañarme y
querrá que lo moleste. Estoy segura. Extrañamente, ese
pensamiento me hace sonreír.
—Ay, qué encanto —dice Caroline cuando le abro la puerta.
Frunzo el ceño sin entender—. Te alegras de verme, amiga. —
Se lleva una mano al pecho, enternecida.
—Claro que sí —respondo mientras me dispongo a cerrar la
puerta. No estaba sonriendo, pero sí me alegro de que esté
aquí.
Caroline no espera a que cierre la puerta, y sigue el sonido
del televisor. Camino detrás de ella, observando su vestimenta.
Lleva unos tejanos azules, una blusa blanca y un bléiser
amarillo patito. Me pregunto por qué está tan arreglada un
sábado por la tarde.
—Uy, ¿de qué se trata? —le pregunta Caroline a Tyler,
recostándose en el umbral de la puerta.
—Viajes en el tiempo —le contesta él sin volverse.
—Podemos quedarnos a verla con él —sugiero en broma,
solo para molestarlo. Y lo logro porque se gira con los ojos
entornados. Me río.
—Prefiero Gossip Girl —me dice mi mejor amiga,
echándose un mechón de su cabellera rubia detrás de los
hombros—. Además, tenemos planes.
Ah, es verdad. Me había olvidado por completo de que
habíamos quedado para salir con Luke esta tarde. En mi
defensa diré que lo acordamos hace casi una semana. Para ser
exactos, el día que nuestro amigo salió del hospital. Fuimos a
su casa para hacerle compañía y quedamos en que iríamos al
centro comercial hoy.
—Lo habías olvidado. —Caroline niega con la cabeza como
si yo fuera un caso perdido.
—Claro que no —miento, y me río un poco—. Voy a
cambiarme.
Por supuesto que lo había olvidado. Hacía una semana larga
que lo habíamos dicho. Además, convivir con Tyler y Nick es
como vivir con dos niños pequeños que todo el tiempo están
haciendo ruido. Me gusta su compañía. Hacía mucho que mi
casa no tenía tanta vida, pero hay veces que solo quiero
silencio. Los fines de semana últimamente son para mí un
descanso de la escuela y de ambos, ya que parecen calmarse.
Cambio mi pantalón de chándal gris y sudadera negra por
unos tejanos negros que tienen un roto en las rodillas y una
camiseta violeta. A diferencia de Caroline, yo decido ponerme
zapatillas deportivas. Le dejo los tacones a ella. También llevo
mi chaqueta tejana por si más tarde tengo frío.
Me cepillo el pelo para dejarlo medianamente decente y me
aplico un poco de rímel en las pestañas. Opto por un pintalabios rojo, pero difumino el color con el dedo índice para
que parezca natural. Decido aplicarme algo de color también
en las mejillas, pero hago lo mismo que en los labios: al final
lo difumino.
—¿Qué haces?
Me sobresalto al escuchar la voz de Nick a mis espaldas. Me
giro molesta por haberme asustado. Él, ignorando que pudo
haberme provocado un paro cardíaco, se acuesta en mi cama.
—¿En tu casa no hay puertas? —le pregunto frunciendo el
ceño.
—¿Dónde vas? —Ignora mi pregunta llevando ambas manos
detrás de su cabeza y colocando una pierna sobre otra.
Ladeo la cabeza al verlo tan cómodo en mi cama.
—Voy al centro comercial —contesto, y me acerco para
coger la ropa que he dejado en la cama y sobre la que él ha
colocado sus piernas. Me quedo mirándolo esperando a que se
mueva, pero simplemente asiente con la cabeza—. ¿Te
importa?
—¿Puedo ir con ustedes? —me pregunta, ignorando
nuevamente lo que acabo de decir.
—No —replico como si fuera la pregunta más tonta del
mundo—. Muévete.
Frunce el ceño como si le hubiera ofendido. Para mi suerte,
se levanta de la cama y se va de la habitación. Cierro la puerta
y doblo la ropa que me acabo de sacar porque cuando vuelva
me la pondré otra vez.
—Nick me preguntó si podía venir con nosotras al centro
comercial.
Me sobresalto al escuchar la voz de Caroline a mis espaldas.