CAROLINE
Después de la fiesta con temática del pasado, todo se volvió
extraño y tenso entre Sam y Tyler. Ambos son estúpidos y
tomaron decisiones aún más estúpidas esa noche. No estoy en
contra de que él salga con Jenna, pero me pregunto: de todas
las chicas que hay en el instituto, en Los Ángeles y en el
mundo, ¿por qué tuvo que escoger a la ex mejor amiga de
Sam? Es decir, ¿en serio? ¿No tuvo otras opciones? Bueno,
como sea.
Con Sam, la cosa cambia. Drake no tiene ningún pasado con
ninguno de nosotros. Así que pueden salir sin que nadie se
sienta incómodo o dolido. Pero no deberían hacerlo porque no
es mutua la cosa. Ella lo quiere solo como amigo y aceptó ser
su novia porque estaba dolida, enfadada y bebida. La peor
combinación para tomar una decisión. Pensó que al día
siguiente todo volvería a estar bien porque Drake lo olvidaría
como consecuencia de su estado de ebriedad, pero no. El chico
recuerda lo que pasó y ahora mi estúpida mejor amiga no sabe
cómo decírselo sin lastimarlo.
Sam está enfadada con Tyler porque él le contó a Jenna que
es su niñero, y Tyler está enfadado con Sam porque ella aceptó
la propuesta de Drake cuando él le aconsejó que no lo hiciera.
En resumen: ambos son estúpidos y orgullosos. No van a disculparse a menos que:
1) Pasen meses.
2) El otro admita que estaba equivocado.
3)Uno de ellos esté a punto de morir.
Y como no quiero que lleguen a esos extremos, sobre todo al
último —la segunda opción es la menos probable—, decidí
organizar una reunión en mi casa con sus respectivas parejas
del momento con la excusa de divertirnos un rato, pero en
realidad tengo un plan para que Sam y Tyler solucionen su
estúpida pelea.
—¿Estás segura de que quieres hacer esto? —me pregunta
Nick.
Como Luke tiene que estudiar para un examen, a Nick le
toca ser mi mano derecha en este malévolo plan. Pero no es
igual de valiente que mi mejor amigo. Él tiene miedo de que
las cosas salgan mal y terminen peleándose aún más. No
termina de entender que soy Caroline Morgan y que jamás me
equivoco.
—Todo saldrá bien —le aseguro sonriendo.
En ese momento suena el timbre de mi casa y eso solo
significa una cosa. No hay vuelta atrás. Nick me observa
todavía inseguro de formar parte de esto. Señalo con la mirada
los chupitos de tequila que serví para entrar en calor y
quitarnos el miedo. Bueno, su miedo. Actúa como si nuestros
amigos fueran sicarios o algo así.
—Para que nadie resulte herido —dice Nick, y acto seguido
bebe su chupito.
—O muerto —agrego tras beber el mío. Mientras me
recupero del ardor en mi garganta puedo ver la mirada de Nick —. Es broma —entorno los ojos.
Camino hasta la puerta con paso apresurado. Los primeros
en llegar son Tyler y Jenna. Les doy la bienvenida como la
educada anfitriona que soy, pero en mi mente los juzgo. Nick
rápidamente me ahorra tener que buscar temas de
conversación y se sienta con ellos en la sala mientras yo
espero que mi mejor amiga llegue.
Diez minutos después Sam y Drake entran en mi hogar. Ella
me saluda con un abrazo y él me regala una sonrisa. Una vez
más, soy agradable, pero en el fondo los estoy juzgando por la
mala decisión que han tomado. Bueno, que ha tomado Sam.
Procedo a llevar a mis invitados a la sala, donde agradezco
que las miradas asesinas no sean capaces de matar a nadie; de
lo contrario, mi casa seria la escena de más de un asesinato.
Tyler mira a Nick buscando respuestas y Sam me mira a mí.
Ambos nos encogemos de hombros. Ya están aquí y no pueden
irse. No solo porque sería descortés, sino porque no les dejaré
irse sin que hayan hecho las paces.
Nick y yo procedemos a sentarnos frente a los dos grupos. Sé
que Tyler y Sam están odiándome en este momento, pero
cuando se arreglen, volverán a quererme. Hago esta
confrontación disimulada por su bien.
—De acuerdo, vamos a jugar en parejas —digo sonriendo.
Soy la única que sonríe. Todos, hasta Nick, están serios—. En
otro caso diría que formarán parejas, pero creo que aquí ya
están formadas.
Comienzo a explicarles que el primer juego será «Dilo con
mímica», que consiste en tomar una pequeña tarjeta donde está
escrito el nombre de una película/personaje/animal o lo que
sea que debes interpretar con gestos, sin decir una palabra. Tu
pareja ha de adivinar lo que tratas de decirle en el lapso de tiempo que daremos.
Los primeros en participar son Sam y Drake. Él es quien
debe interpretar y ella la que adivina. Preparo el temporizador
en dos minutos. Drake comienza moviendo sus manos hacia
delante y hacia atrás, como tirando una telaraña. De acuerdo,
esta es fácil. Debe de haber sido Nick el que ha escrito esta
tarjeta. Le dije películas difíciles y él ha puesto las más fáciles.
En estas ocasiones, echo de menos a Luke. Maldito examen de
Francés.
—¡Spiderman! —dice Sam, señalándolo con su dedo índice.
Drake se acerca a ella, Sam intenta chocar los cinco con él,
pero Drake tira de su mano para abrazarla.
—¡Diez segundos! —digo deteniendo el temporizador.
Miro disimuladamente a Tyler. Él está mirando a Sam
fijamente, sin ninguna expresión. Bueno, por lo menos ahora
no es una mirada de «me caes mal».
—Nos toca —dice Jenna, poniéndose de pie e intentando
llamar la atención de Tyler para que deje de mirar a Sam.
Funciona.
Tyler se pone de pie. Jenna es quien debe interpretar y él
adivinar. Mientras ella lee la tarjeta, Tyler vuelve a mirar a
Sam, solo que esta vez su mirada sí es correspondida. Miro a
Nick haciendo una mueca. La tensión que hay aquí es
impresionante. Ahora comienzo a dudar de mi plan y de mí
misma.
Jenna se pone en un lugar donde todos podamos ver la
interpretación de gestos que hace. Comienza bailando de una
forma extraña, Tyler frunce el ceño sin entender. Entonces ella
cambia su actuación. Con una mano simula un papel y con la
otra escribe. Miro a Nick esperando que sepa la respuesta, pero él se encoge de hombros. No tiene ni idea.
—¡Desayuno con diamantes! —le dice Jenna a Tyler,
frustrada.
—Hum…, eso es trampa —me dice Sam, señalando a Jenna.
—No te metas, Donnet —le espeta la rubia al tiempo que le
lanza una mirada asesina.
—Solo digo… —empieza a defenderse Sam
«inocentemente»— que no te alteres, querida, o…
—No estoy alterada.
—Pues avísale a tu cara.
Bueno, no quiero ningún asesinato en mi casa. Me pongo de
pie para finalizar el comienzo de una gran discusión.
—Bajen las garras —digo juntando mis manos—. Es hora de
cambiar de juego.
—Pero nosotros no hemos jugado todavía… —me dice
Nick.
—Dije «hora de cambiar de juego», Nicholas.
Esa es mi señal de «El plan comienza». Él parece entender a
la segunda vez que lo digo. Se pone de pie para adentrarse en
la cocina y lo sigo, rogando mentalmente no tener que volver
enseguida para detener una discusión.
—¿Estás segura de que debemos hacer esto? —me pregunta
Nick, que se apoya en la isla de la cocina—. Sabes que pueden
enfadarse más entre ellos y con nosotros.
—Nick, si no te arriesgas, no ganas —suelto esa frase
inspiradora encogiéndome de hombros. Él ladea la cabeza—.
Lo haremos. Punto —agrego, y abro el cajón de un mueble
para buscar las cintas.