Me quedo en silencio esperando que Caroline me diga que es
una broma de muy mal gusto y que en realidad solo necesita
que la lleve al hospital para que le hagan un lavado de
estómago. Del otro lado de la línea también hay silencio.
—¿Hablas en serio? —pregunto preocupada.
—No sabes cuánto quisiera estar bromeando. —Su voz
suena congestionada, puedo darme cuenta de que ha estado
llorando—. Al salir del instituto me quedé pensando en lo que
dijiste y me compré un test… —Se queda en silencio. Escucho
cómo sorbe la nariz—. Dio positivo. Pero he leído que estas
pruebas pueden fallar.
—Caroline… —le digo, sintiendo que se me pone la piel de
gallina.
—Pueden fallar —repite—. ¿Puedes comprarme algunos
más? Seguro que si lo repito dará negativo y esto solo será una
anécdota divertida.
—Iré lo más rápido que pueda —le aseguro.
Tyler se queda mirándome en silencio cuando cuelgo. Me
llevo una mano a la boca. No puedo creer que esto esté
pasando. Caroline no puede estar embarazada. Ella misma lo
dijo, toma píldora. Claro que ningún método es
completamente efectivo, pero no puede estar pasándole esto a ella.
—¿Está todo bien? —me pregunta Tyler.
—No —contesto con la mirada perdida—. ¿Podemos ir a
una farmacia? Necesito comprar algo.
—¿Qué tienes que comprar? ¿Qué pasa?
Puedo notar que está preocupado y confundido. Igual que yo.
—Pruebas de embarazo.
Afortunadamente, Tyler no ha hecho ningún comentario
sobre el tema. Ni siquiera me interrumpe mientras pienso
cómo se debe estar sintiendo Caroline y lo que estar
embarazada significa para su futuro. Espero que esa prueba
haya fallado y que en realidad toda esta preocupación sea en
vano. Estoy muy confundida con respecto a cómo algo así ha
podido pasar si me dijo que hace tiempo que no tiene
relaciones. Dudo que hasta ahora no haya notado que algo
andaba mal. ¿Es que no ha tenido algún otro indicio antes?
Bueno…, luego contestará todas mis preguntas, ahora tengo
que conseguirle más pruebas de embarazo.
Tyler se detiene en la primera farmacia que encontramos. Me
coloco con cuidado mis zapatillas y bajo esperando que mi
cabello mojado y mi ropa húmeda no llamen mucho la
atención. Cuando estoy frente a la entrada, una chica que sale
con su bebé me mira extrañada y yo me quedo mirando a su
hijo. No puede ser que Caroline pueda estar así en el futuro.
Me sorprendo al sentir la mano de Tyler entrelazarse con la
mía. El apretón dura solo unos segundos, pero es el tiempo
suficiente para que me relaje un poco. Se lo agradezco con una
pequeña sonrisa. Me alegra que esté aquí.
Entramos. No hay muchas personas, ya que casi es hora de
cerrar, pero no nos salvamos de las miradas indiscretas que nos echan al ver nuestra ropa húmeda.
—Mami, ¿ese señor se ha hecho pipí? —Escucho que un
niño le pregunta a su madre, señalando con su dedo índice los
pantalones de Tyler.
Nos reímos. Sí, Tyler se lanzó al agua con los pantalones y la
parte que más está tardando en secarse es la de la entrepierna.
—Sí, el señor se ha hecho pipí —le susurro al niño.
—Oh, cállate. —Tyler me da un codazo y pone los ojos en
blanco.
El niño rubio, posiblemente de unos cuatro años con bañador
de Spiderman, se ríe. Su madre, a su lado, nos sonríe extrañada
antes de alejarse con su pequeño.
Volvemos a concentrarnos en lo importante: las pruebas de
embarazo. No me decido sobre qué marca comprar, no sé cuál
será la más efectiva o lo que sea, así que decido comprar un
test de cada marca. La chica de la caja registradora nos mira
dos veces: la primera para ver qué compramos y la segunda
para ver nuestra ropa mojada.
—¿Vienen de la playa? —nos pregunta arqueando una ceja.
Toma los test sin dejar de mirarnos.
—Sí —le responde Tyler asintiendo con la cabeza.
—¿Saben?, yo me preocuparía más por una infección y no
por un embarazo. —Tyler y yo nos miramos confundidos. Ella
nos mira como si fuéramos estúpidos—. Si lo haces en el agua,
tienes más probabilidades de contraer una infección que de
concebir.
Tyler y yo ahora nos miramos incómodos. Esta chica piensa
que hemos ido a la playa para tener relaciones en el agua. Él
sonríe forzadamente. Aclaro mi garganta. Ella nos mira sin entender qué sucede mientras guarda los test en una bolsa.
—No son para nosotros. Nosotros somos solo amigos de la
persona que los necesita —digo logrando que las mejillas de la
chica se vuelvan rojas.
—¿Algo más? —me pregunta sonriendo forzadamente.
Al llegar a casa de Caroline, ni siquiera necesito llamar a la
puerta porque ella abre apenas piso el pórtico. Se ve mucho
peor que en el instituto. Ahora sus ojos están hinchados de
tanto llorar, su nariz está roja y sus labios también están
hinchados. No me da tiempo de saludarle porque me abraza
con fuerza. Le respondo unos segundos tarde e intento ser tan
eufórica como ella. Cierro los ojos durante unos segundos sin
creer que esto esté pasando.
—¿Quieren que me vaya? —pregunta Tyler a mis espaldas.
Caroline finaliza nuestro abrazo y lo observa con el ceño
fruncido. Espero que algún insulto salga de su boca dirigido a
él, pero sus ojos solo vuelven a llenarse de lágrimas y,
sorbiéndose la nariz, niega con la cabeza.
—Pasen, por favor —nos dice, girando sobre sus talones.
La seguimos en silencio hasta su habitación. Enciende la luz;
en su cama hay varios pañuelos de papel hechos bolitas y
puedo notar que su escritorio está desordenado. Tiene varios
libros abiertos y pilas de hojas mal alineadas. Eso no es típico
de ella, por lo general siempre lo tiene todo ordenado.
—¿Los han traído? —nos pregunta llevándose una mano a la
boca. Tyler le tiende la bolsa donde están las pruebas de
embarazo. Ella sonríe forzadamente—. Son muchas.
—Sí, no sabía qué marca comprar, así que compré un test de
cada —le explico.