Hace cinco días de la videollamada con Tyler. No puedo creer
que haya estado con otra chica a solo días de decirme que
supuestamente me quiere. Me escribió y me llamó varias
veces, pero finalmente ha entendido que no quiero hablar con
él. Debí haberle hecho caso a mi conciencia. No debí
arriesgarme. Ahora las cosas entre nosotros están mal, como
tanto temía. Aunque nunca pensé que iba a ser por su culpa.
—Sí. Adiós, Nick.
Mi mejor amiga cuelga mientras camina hacia mí.
La declaración de Nick irrumpiendo el sueño de Caroline
resultó mejor de lo que esperaba. Ambos tuvieron una larga
charla sobre lo que sienten. Ambos negaron querer al otro en
el hospital por orgullo. Ella porque pensó que él diría algo así,
y él porque ella mencionó primero que no iba en serio. Sí, dos
completos estúpidos. Pero ¿quién soy yo para juzgarlos?
Después de todo, estoy ignorando a Tyler. Detesto las
confrontaciones.
La dependienta trae tres pares de zapatos para que Caroline
se los pruebe. Ella ya tiene su vestido de graduación desde
principios de año, pero había dejado los zapatos para el último
momento. Quién la entiende. Mientras se los prueba, me
acerco para ver unos que llaman mi atención. Son de color
crema, casi idénticos a unos que tengo, pero los míos son negros.
—Disculpa, ¿vas a probártelos? —me pregunta una chica de
cabello rubio ceniza recogido en una perfecta coleta.
—Oh, no —contesto negando con la cabeza mientras se los
paso.
—Muchas gracias —dice sonriendo. Le correspondo con
otra sonrisa. Miro hacia donde Caroline se encuentra, parece
estar explicándole algo a la dependienta—. No puedo
decidirme si me llevo estos o los negros. ¿Tú qué opinas? —la
rubia me vuelve a hablar.
La observo con más atención mientras mira indecisa los
zapatos. Tiene unos ojos verdes almendrados. Una nariz recta
y pequeña que tiene algunas pecas casi invisibles sobre ella.
Labios delgados, delineados perfectamente para que parezcan
más grandes, y una mandíbula recta. Sin duda parece una
especie de modelo.
—Puesss… —Tardo unos segundos en reaccionar—.
Elegiría los negros porque pueden combinarse con cualquier
color y usarse en cualquier ocasión.
—Buena respuesta… —dice esperando mi nombre.
—Sam —contesto sonriendo levemente—. Mucho gusto.
—Juliett. —Deja los zapatos color crema nuevamente en su
lugar—. El gusto es mío, Sam.
—Dios, si estoy estresada con la graduación, no quiero
imaginarme cómo estaré el día de mi boda.
Caroline viene hacia mí quejándose por algo. Camina con el
ceño fruncido y una mano sobre el estómago. Al ver que
tenemos compañía, cambia ese rostro gruñón por uno más
agradable.
—Juliett, ella es Caroline, mi gruñona mejor amiga —la
presento con una sonrisa. Caroline finge fulminarme con la
mirada—. Caro, ella es Juliett. La acabo de conocer.
—Mucho gusto —le dice Caroline tendiéndole la mano.
—Igualmente. —Ambas se dan un corto apretón de manos
manteniendo la sonrisa—. Así que… graduación, ¿eh?
—Así es… Estamos muy nerviosas —contesta Caroline.
—Disculpa, ¿te oí decir «estamos»? —finjo estar confusa.
—No sé si lo necesitan o no, pero soy maquilladora. —Mete
la mano en el bolso rojo que cuelga de su antebrazo—. Quizá
les quito un problema. —Nos tiende una tarjeta negra con algo
escrito en letras doradas.
—¡Ay, Dios! Realmente sí. —Caroline acepta la tarjeta como
si fuera un millón de dólares—. Te llamaremos.
—Espero su llamada —canturrea Juliett guiñándonos un ojo.
Caroline suelta un suspiro mientras la vemos alejarse de
nosotras. Le quito la tarjeta para leer lo que pone: Juliett Make
UP, seguido de su número de teléfono. También lleva escrito
para qué tipos de eventos realiza los maquillajes. Mi amiga
vuelve a quitarme la tarjeta.
—Qué simpática —dice sonriendo. Asiento con la cabeza—.
Me imagino que sigues sin hablarle a Tyler… —me dice
negando con la cabeza.
—Claro que sí —respondo con obviedad—. Estaba con
alguien más.
—Pudo ser un error.
—Sí, internet falló y la imagen se congeló —digo sarcástica
—. Eso explica por qué sus labios no se movieron cuando se escuchó aquella voz femenina. ¡Oh! Y debo mencionar que
también habló de él mismo en tercera persona.
—¿Y tú qué sabes si era una chica? —me pregunta—. Quizá
era su hermana.
—Emily vive en Connecticut.
—Entonces pudo ser su abuela.
Le lanzo una mirada asesina y comienzo a caminar por la
tienda.
—Lo que tienes es miedo —me dice, apresurándose para
ponerse a mi lado.
—¿Disculpa?
—Quieres creer que fue una chica porque así das por
terminada tu relación con Tyler por miedo a que algo más la
estropee en el futuro.
La miro con las cejas arqueadas. Caroline me dedica una
pequeña sonrisa de superioridad.
—Caroline… —Al principio estaba enojada, pero ahora que
lo pienso, esa puede ser la razón por la cual no busco una
explicación—. Si querías analizar a alguien, tendrías que haber
invitado a Daniela.
TYLER
No entiendo qué está sucediendo con Sam. Estábamos bien,
hablábamos todo el día y siempre encontrábamos algún tema
de conversación. No nos aburríamos nunca o eso pensaba yo.
Ahora simplemente se dedica a ignorar mis llamadas y no da
señales de vida.
Me siento mal por ello. Sam se ha convertido en una persona
muy importante para mí —obviamente—. La quiero, y que esté ignorándome sin ninguna razón me duele. Me había
acostumbrado a hablar con ella sobre cualquier cosa, a
molestarla por estupideces, a que me contara cómo le había
ido el día… No sé. La echo de menos.
—¡Hola! —exclaman a mi lado—. ¡Tierra llamando a Tyler!
—¿Qué quieres?
Odio que me asusten de esa forma. Estaba tan concentrado
pensando en Sam que ni siquiera he notado la presencia de
Emily.
—¿En qué piensas, tontín? —pregunta enrollando un
mechón de cabello en su dedo índice—. O mejor dicho: ¿quién
ocupa tus pensamientos?
Emily se pasa un mechón por detrás de la oreja mientras
sonríe como si supiera la respuesta a su propia pregunta.
Necesito la opinión de mi hermana en esta situación.
Seguramente sabe qué le pasa a Sam.
—¿Recuerdas a la chica que tuve que cuidar? —pregunto, y
ella asiente confundida—. Bueno, pienso en ella.
—¿Qué sucede con ella? —pregunta.
—Pues que me está ignorando desde ayer —respondo
soltando un suspiro.
—¿Desde cuándo te importa que una chica te ignore? —
pregunta mientras suelta una risita.
Tiene razón. Jamás me había afectado ser ignorado por
alguien, ya fuera una chica, un chico o la reina de Inglaterra.
Todas las personas que estaban en mi vida antes eran una muy
mala influencia para mí, y desde que me alejé de ellas, me
volví una persona solitaria que solo disfruta de su propia
compañía. Pero en Los Ángeles he conocido a personas geniales, sobre todo a Sam, y he tenido la suerte de que se
convirtieran en mis amigos. Pero Sam es más que mi casi
mejor amiga. En verdad, la quiero.
Me encojo de hombros ante la pregunta de Emily.
—¿Cuándo fue la última vez que hablaron? —pregunta.
—Tú estabas presente. Estábamos hablando por
videollamada.
Emily frunce los labios y las cejas. Observa toda la
habitación como si intentara recordar algo. Segundos después,
me golpea mi pierna con la mano.
—En serio eres estúpido —me suelta molesta—. Debe de
haber malinterpretado lo que dije.
—Tienes razón —asiento—. ¿Por qué no se me ocurrió
antes?
—Porque eres un idiota.
En eso tiene razón. Pero por mi orgullo no lo admitiré.
Saco el móvil del bolsillo del pantalón. Emily me observa
fijamente mientras lo hago. Ella me ayudó a darme cuenta de
lo que le pasa a Sam y sé que Sam va a seguir ignorándome
porque odia las confrontaciones, y mucho más porque en este
momento debe de estar pensando que todo lo que le he dicho
fue mentira.
—¿A quién llamas? —me pregunta mi hermana.
—A la persona más controladora del mundo —le contesto
comenzando a marcar.
CAROLINE
Estamos volviendo del centro comercial, pero sin los zapatos.
Ninguno me llamó la atención. Sí, todos los que me enseñaron eran bonitos, pero ningunos eran los apropiados. Tendré que
seguir buscando, pero la próxima vez invitaré a Daniela
también, así mientras Sam está hablando con desconocidas,
ella me ayudará a elegir.
Mi teléfono comienza a sonar y puedo ver que en la pantalla
se ilumina el nombre de Tyler. Miro de reojo a Sam, que
mantiene su vista al frente mientras conduce.
—Hola, mamá —contesto con alegría fingida.
—¿Mamá? Soy Tyler, Caroline… —me dice Tyler,
confundido.
—Sí, estoy con Sam, mamá —recalco la última palabra.
—Ah, claro… —Por fin entiende—. Eh…, lo he estropeado
todo… Bueno, en realidad ha sido mi hermana. Yo…
—Sí, sé que lo estropeaste, mamá. Pero Nick y yo te
ayudaremos a arreglarlo. No te preocupes.
Cuelgo. Siempre estoy un paso por delante de todo el
mundo. Cuando estaba en el centro comercial con Sam, hablé
con Nick para confirmar nuestro plan para solucionar las cosas
entre ella y Tyler.
Sé que tuve razón con respecto a por qué Sam evita hablar
con Tyler. El confesar sus sentimientos para ella fue muy
importante porque suponía colocar su amistad con él en una
cuerda floja. La reciente relación que ambos están teniendo
determina si su amistad se tambalea, se cae de la cuerda o si
esta se rompe. Y ahora Tyler, siendo un estúpido como de
costumbre, lo ha estropeado todo. Pero ellos tienen suerte de
que Nick y yo estemos cerca.
Sam va a la cocina y Nick llega detrás de mí. Ambos nos
miramos y asentimos. Me coloco en la entrada de la cocina
mientras él va a colocarse en la otra entrada, para evitar que Sam pueda salir de aquí. No se da cuenta de lo que hacemos,
solamente bebe con tranquilidad de su botella de agua.
—Sam.
Me mira mientras vuelve a tapar la botella de agua.
—Hablarás con Tyler y dejarás que te explique —le digo
cruzándome de brazos.
—No lo haré.
—No es una pregunta —dice Nick.
Sam asiente lentamente con la cabeza. Debe de estar ideando
un plan de escapatoria, pero es imposible. He pensado en todo.
—Voy a golpearlos si me tocan —nos dice, arqueando una
ceja.
—No puedes golpearme —contesto entrecerrando los ojos
—. Estoy embarazada.
Mira a Nick.
—Yo soy tu primo. No puedes pegarme —dice él con
obviedad.
Sam vuelve a mirar a Nick y luego a mí. Se queda unos
segundos en silencio y…
—¡Mamá, papá! ¡Intentan matarme! ¡Socorro! —grita.
Nosotros nos reímos.
—Salieron a cenar.
—Mierda. —Se muerde el labio inferior—. ¿Saben que solo
lo haría porque ustedes me obligan y no porque yo quiero?
—Nos lo agradecerás luego —contesto sonriendo.
Sam entorna los ojos y asiente con la cabeza. Me acerco a
encender su portátil, que está sobre la isla de la cocina. Nick saca unas esposas de su bolsillo trasero para colocárselas y así
asegurarnos de que no saldrá corriendo.
—¿Por qué diablos llevas unas esposas? —le pregunta Sam
extrañada.
—Son de juguete.
No puedo evitar sonrojarme al escuchar eso.
Cuando Sam me mira, dejo de sonreír y continúo con el
ordenador. Le mando un mensaje a Tyler para avisarle de que
se conecte. No sé cuántas horas de diferencia hay de Los
Ángeles a Inglaterra, pero si quiere que Sam lo escuche, debe
estar despierto. Para mi suerte, se conecta unos minutos
después.
Empieza la videollamada. Tyler parece estar acostado. Tiene
el torso desnudo y de fondo puedo ver el cabezal de su cama.
Apoya los codos sobre la cama y el rostro sobre las manos. Al
ver a Sam, sonríe. Los dejamos solos para que puedan resolver
sus cosas.
SAM
Al ver a Tyler, siento una sensación de alivio. Pasé de verlo
todos los días, a verlo por una pantalla y, finalmente, a no
verlo. Por más que en un principio estuve enfadada, ahora solo
siento miedo de que nuestra amistad no sea como antes por las
estúpidas peleas que tenemos debido a lo que sentimos el uno
por el otro.
En cuanto Caroline y Nick se van, Tyler comienza a hablar:
—Así que celosa, ¿eh? —bromea para romper la tensión.
—No puedo irme. —Muevo un poco el portátil para que vea
que estoy esposada a la silla—. Pero puedo colgar.