CAROLINE
Abro los ojos lentamente mientras suelto un largo bostezo.
Alargo la mano para buscar el móvil. Lo desbloqueo
achinando los ojos, su brillo me está molestando. Son las…
nueve de la mañana y estoy muy cansada.
Llegamos a las seis de la mañana, estuvimos toda la noche
bailando. Quería pasármelo bien en mi última fiesta de
secundaria. No bebí más que agua, pero me divertí de todas
formas. Las personas con las que estaba me demostraron que
no es necesario beber alcohol para pasárselo bien.
Me río levemente ante ese último pensamiento. He sonado
como una madre. Sí, definitivamente le contaré esta anécdota a
mi pequeño alien cuando sea adolescente. Posiblemente me
ignorará, pero bueno.
Quito el brazo de Nick de mi cintura con cuidado de no
despertarlo. Necesito tomar agua. Mi garganta está seca y al
tragar saliva siento como si raspara.
Me levanto de la cama y recuerdo que estoy en ropa interior.
No puedo andar en ropa interior, por lo que decido buscar
entre la ropa de Nick una camiseta o algo. Me coloco la
primera que encuentro. Si bien el naranja no es mi color
preferido, no significa que no me quede genial.
Salgo de la habitación y dejo la puerta entreabierta. Camino
e intento no hacer ningún ruido que alarme a quien sea que
esté en la casa. No creo que los padres de Sam estén porque
trabajan hasta los domingos. Aunque…
Me detengo al escuchar voces provenientes de la cocina.
Definitivamente, no son las de Tyler y Sam. Frunzo el ceño,
acercándome un poco para escuchar mejor lo que dicen.
—Me alegra que hayan venido —dice Marilyn animada.
—Teníamos que conocer a la novia de Nicki —responde una
mujer.
Oh, santo Dios. Reconozco la voz de la madre de Nick por
una llamada telefónica que escuché. Sus padres están aquí.
¿Qué demonios hacen aquí? Se supone que llegarían dentro de
dos días. Subo rápidamente las escaleras y entro en la
habitación de Sam sin tan siquiera golpear o molestarme de no
hacer ruido.
—Sam… —La muevo—. Sam. ¡Despierta!
Sam suelta un quejido. Entorno los ojos. La veo darme la
espalda. Al parecer no pasó nada anoche con Tyler porque
sigue con su disfraz, solo que sin los zapatos y sin la peluca.
Pero continúa llevando esa especie de gorra de látex que
mantiene su pelo recogido. Parece una anciana pelona.
—Cinco minutos más, mamá… —murmura adormilada.
—¡Samantha! —grito en su oído.
Sam se sobresalta y me mira con el ceño fruncido. Se
incorpora en la cama con un brazo. Bueno, al parecer si hubo
acción, pero en sus labios. Su pintalabios parece estar por
todos lados, menos donde debería. Comienzo a reírme.
—¿Por qué me despiertas solo para reírte de mí? —me pregunta indignada.
—No es culpa mía que tu pintalabios rojo esté por toda tu
cara —me excuso riendo.
—Argh. Me voy a dormir…
—¡No, espera! —La detengo, volviendo a mi humor inicial.
Sam me observa confundida—. Los padres de Nick están aquí.
Y entonces Sam comprende por qué la estoy despertando.
Sus ojos se abren tanto que casi se salen de sus órbitas.
Claramente, no puedo conocer a los padres de Nick vestida
con un disfraz de Blancanieves versión porno o con esta
camiseta naranja.
—Debes prestarme ropa, Sam —le digo, viendo que se ha
quedado en estado de shock.
Ella asiente y mira a todos lados sin saber qué hacer.
Supongo que no sabe por dónde empezar, ya que debo de tener
un aspecto horrible. Centra su mirada en mí y frunce la nariz.
—Comencemos por ir a ducharte… —Hace una mueca—.
Apestas a tabaco y pareces una exconvicta.
Abro la boca ofendida.
—Tú pareces una anciana calva y hueles a alcohol —
contrataco.
—Pero yo no soy la que va conocer a sus suegros. —Me
guiña un ojo.
En el lapso de media hora ya me di una ducha. Estoy
completamente limpia. Parezco un maldito zombi viviente,
pero no apesto a tabaco. Mientras Sam se dedica a elegir mi
atuendo, yo intento hacer que mi cara pase de la expresión
«Quiero morir» a «He dormido plácidamente mis ocho horas
reglamentarias, gracias».
Sam y yo somos de gustos parecidos. Bueno, no tanto, pero
en algunas prendas coincidimos. Aún no entiendo cómo puede
tener ropa naranja. Por Dios, quemaré ese vestido naranja
luego. Cuando me tiende uno con pequeñas flores, sonrío
aprobándolo.
—Bien, ahora es mi turno de bañarme —me dice Sam,
sonriendo forzadamente y posiblemente teniendo las mismas
ganas de dormir que yo.
Sam se quita la redecilla de la cabeza y entra en el baño. Me
pongo el vestido. Me queda muy bien. Parece que hasta soy
alguien decente. Sonrío. Espero que a los padres de Nick les
agrade, y también espero que el maldito aparezca y me
explique por qué sus padres han venido hoy cuando
supuestamente cenábamos con ellos dentro de dos días.
Alguien llama y digo «Adelante» mientras voy corriendo a
maquillarme. Veo por el espejo a Tyler asomándose por la
puerta. Entorno los ojos y él parece relajarse al verme a mí.
—Así que aquí te escondes —me dice cerrando la puerta a
sus espaldas.
—Recargo fuerzas —le corrijo, sonriendo con superioridad
—. ¿Los has conocido?
—Son encantadores —responde asintiendo con la cabeza—.
Les gustarás.
Estaba por contestar cuando alguien más entra en la
habitación. Entrecierro los ojos viendo al culpable de mi casi
crisis nerviosa.
—¡Tú! —exclamo.
—¿Yo? —pregunta sin entender.
—¿Por qué tus padres están aquí antes de lo acordado? — pregunto, molesta—. Sabes que necesito preparación mental,
no solo física, para conocerlos.
Nick niega con la cabeza.
—Quisieron darnos una sorpresa —me dice con calma,
posando una mano sobre mis hombros—. Quizá no lo
recuerdes, pero eres perfecta y no necesitas maquillaje, ni
preparación para conocerlos. Hasta con mi camiseta les
hubieras parecido un encanto.
Sonrío. Nick es tan adorable… Mi sonrisa se desvanece.
—Por supuesto que lo necesito—le respondo entrecerrando
los ojos.
Sam finaliza su ducha y sale. Entorna los ojos al ver a Nick y
a Tyler. Frunzo el ceño, ¿por qué ellos están aquí? Nosotras
nos estamos esforzando por estar perfectas —bueno, yo— y
ellos tienen el aspecto de ni siquiera haberse bañado.
—¿Acaso mi habitación es ahora un club social? —pregunta
malhumorada.
Nadie se espera que la puerta vuelva a abrirse y deje ver a la
persona que intento impresionar. Unos brazos delgados se
extienden para abrazar a Nick, quien estaba de espaldas a la
entrada. Sam me enseña sus pulgares y me hace una seña de
que estoy genial. No sé cómo de genial estaré si solo me he
maquillado un ojo, pero bueno. Improvisaré sobre la marcha.
—¡Nicki, hijo!
Nick sonríe al recibir el abrazo de su madre y extiende el
suyo para devolvérselo. Me observa de reojo.
—Mamá. —Su madre deja de abrazarlo para mirarlo con
atención mientras él tiene sus ojos en mí—. Ella es Caroline
Morgan. Mi novia. La madre del bebé que esperamos.