Mi estúpido niñero

Capítulo 35

TYLER 
—Tyler ve más despacio. 
Escucho la queja de Nick y me doy cuenta de que en verdad 
estoy yendo más rápido de lo debido. Reduzco la velocidad. 
No es la adecuada para andar por esta autopista, y mucho 
menos con una embarazada en el coche. Lo último que 
queremos es otro accidente. Es solo que, desde que nos dijeron 
lo de Sam, no puedo pensar que esto haya pasado por mi 
culpa. 
Pasados diez minutos, llegamos al hospital. Cuando 
entramos, estoy a punto de preguntarle a la recepcionista, pero 
veo a los padres de Sam sentados en la sala de espera en el 
pasillo y nos acercamos a ellos. Marilyn se siente aliviada al 
vernos. Los tres preguntamos al mismo tiempo: 
—¿Qué ha pasado? ¿Pudieron verla? 
—¿Dónde está mi amiga? 
—¿Y Sam? 
—Tranquilos —nos dice Edward, el padre de Sam—. Está en 
la habitación hablando con el doctor. Luego podremos entrar 
nosotros. 
Suspiro aliviado. Está bien, es todo lo que necesitaba oír. Sin embargo, la presión en el pecho no desaparece. Tengo que 
mantenerla a salvo. No me malinterpreten, Sam es muy capaz 
de luchar con lo que se le presente, pero no es justo que ella 
tenga que luchar batallas que me corresponden. 
—Doctor, ¿cómo está mi hija? —La voz de Marilyn me saca 
de mis pensamientos. El médico ya ha salido de la habitación, 
y ella se acerca a preguntarle mientras se coloca un mechón de 
pelo detrás de la oreja. 
—¿Usted es su madre? —Marilyn asiente. Edward a su lado 
se pone de pie—. Tengo que hablar con ustedes dos. A solas. 
Marilyn y Edward se miran inquietos, y confundidos. El 
doctor se aleja un poco de donde nos encontramos nosotros. 
Desde donde estoy, puedo ver cómo les enseña unos papeles. 
Frunzo el ceño. ¿Qué ha podido pasar? Se despide de ellos y 
ambos vienen serios. 
—¿Qué les ha dicho? —pregunto. 
Edward entra en la habitación y Marilyn se acerca a nosotros 
con una sonrisa algo forzada. 
—Sam está bien—me dice, borrando su sonrisa. Ahora 
parece estar un poco molesta—. Pueden pasar a verla cuando 
salgamos. 
Caroline, Nick y yo nos miramos sin entender qué está 
sucediendo. Marilyn y Edward no se quedan mucho tiempo 
con Sam, pero sí el suficiente para ponerme más nervioso. En 
cuanto salen, nos dicen que van a casa a buscar ropa para Sam 
y a firmar unos papeles que necesitan ser llenados. 
La espera se me ha hecho eterna. Cuando entramos en la 
habitación, la vemos sentada en la cama con una bata blanca y 
sonriéndonos divertida, pero parece cansada. Tiene pequeños 
rasguños en las mejillas y en la frente. Una venda rodea su tobillo y otra su brazo. Me acerco sin pensarlo y deposito un 
suave beso en su sien. 
—Sobreviví porque sabía que no podrían vivir sin mí — 
bromea. 
—Qué considerada —dice Nick. 
—¿Qué sucedió? —pregunta Caroline, preocupada. 
Sam deja de sonreír y se encoge de hombros. Baja la mirada 
hasta sus manos y comienza a jugar con sus dedos. 
—No lo recuerdo… —dice, pensativa— Yo estaba 
conduciendo. Iba bien… —Levanta la mirada y hace una 
pausa—. Me quedé inconsciente. 
Frunzo el ceño. ¿Está diciendo lo que creo que dice? 
—¿Cómo que inconsciente? —pregunta Caroline, 
sentándose a los pies de la cama—. ¿De qué hablas? 
—Mañana me dan el alta. Esta noche estaré en observación. 
Solo son unos cuantos golpes —nos cuenta bajando la mirada 
otra vez hacia sus manos. 
Nick se acerca más a su cama. 
—No has respondido la pregunta de Caroline, Sam —le dice 
con calma, pero con exigencia. 
Sam suspira. 
—Han detectado milizopam en mi organismo —dice, y 
aprieta sus labios—. Es una droga. Mis padres están 
preocupados. 
—Pero… tú… —comienza a decir Nick. 
—No —responde Sam al instante—. No me drogo. 
—Entonces alguien te lo puso en tu vaso anoche. —Caroline saca sus propias conclusiones—. ¡No me lo puedo creer! 
—Quizá fue un accidente —agrega Nick. Caroline lo 
observa como si fuera estúpido—. Sam, estuviste con nosotros 
toda la noche. No te apartaste en ningún momento. Es decir, 
nadie de nosotros te haría algo así. 
Trago en seco. 
—No creo que haya sido un accidente —hablo por primera 
vez. 
Los ojos de Caroline, Nick y Sam se centran en mí. 
—¿Qué quieres decir con eso? ¿Que alguien quiso hacerle 
daño a Sam en la fiesta y ahora en la autopista? —pregunta 
Caroline, arqueando una ceja. 
—No creo en las coincidencias —contesto al tiempo que me 
encojo de hombros. 
—Yo tampoco —me dice Nick, mirándome con seriedad. 
Estuvimos varias horas con Sam hasta que comenzó a 
anochecer. Marilyn y Edward han insistido en quedarse ellos, 
pero me quedaré yo. Ambos fueron a poner una denuncia a la 
policía contra la persona con la que tuvo el accidente 
utilizando la matrícula, pero los agentes se negaron a 
tramitarla porque dijeron que Sam estaba bajo la influencia de 
las drogas. Eso me enoja mucho. Sam no se drogó 
voluntariamente, pero la policía parece no creérselo porque es 
una «adolescente». Imbéciles. 
Mientras Caroline y Nick se despiden de Sam, aprovecho 
para cortar el problema desde la raíz. 
Tenemos que hablar. 
La respuesta tarda unos minutos. 
La próxima vez dile a Sammie que cambie más a menudo el agua de su botella. Alguien podría meterse en su coche y echarle algo por «accidente».

Eso me enfurece y me genera miedo, porque sé de lo que ella 
es capaz. 
Vamos a vernos. Dime qué quieres y te lo daré. 
Suena tentador. Pero mi precio es muy alto… ¿Estás dispuesto a negociar? 
Dame una dirección y allí estaré. 
—Tyler —la voz de Nick interrumpe el hilo de mis 
pensamientos. 
—¿Qué? —pregunto desconcertado. 
—Si necesitas algo, solo llámanos. 
—Claro —asiento rápidamente—. Lo haré. Gracias. 
SAM 
—¿En serio estás bien? —me pregunta Caroline por décima 
vez. 
—Estoy bien, Caroline —le respondo por décima vez. 
Ella suspira. 
—Estoy preocupada —confiesa—. Me gustaría ser yo la que 
se quede contigo. 
—Es mejor que me quede con Tyler. —Caroline me mira 
mal y me apresuro a explicarme—. Necesitamos hablar. 
—Pero ¿qué pasó entre ustedes exactamente? —pregunta. 
—No lo sé. Anoche estaba muy bebida y quizá hice algo que 
le molestó —contesto—. Está actuando distante desde anoche. 
—Tyler es raro. Quizá no pasó nada y solo está siendo raro 
como siempre. —Se encoge de hombros. Caroline estira su 
mano para colocarme un mechón detrás de la oreja—. ¿Por qué no hacemos una fiesta de pijamas aquí? Sería divertido e 
innovador. —Sube y baja las cejas rápidamente. 
Me río. Miro a Caroline pensando en si debo contarle lo que 
recordé de anoche. La fiesta. De Jenna comportándose como 
normalmente hace. 
—Caro… —comienzo—, Jenna rechazó mis disculpas —le 
cuento sintiéndome patética—. Me dijo que no pensaba 
participar de la farsa que quiero crear, y que solo me 
disculpaba con ella para quedar bien con Tyler. 
Caroline se ríe secamente. 
—Dios. Esa chica en serio necesita madurar —me dice 
negando con la cabeza—. No te preocupes por ella. Quédate 
con la tranquilidad de que sí quisiste arreglar las cosas. 
Asiento con la cabeza. Sin duda, eso es lo que haré. Me 
entristece no poder terminar bien esta etapa, pero bueno… En 
realidad, primero me enfadé por su inmadurez y luego estuve 
triste. Pero con las palabras de Caroline me siento mejor. Mi 
conciencia queda tranquila. 
—Además me dijo algo sobre Tyler —le cuento riéndome, 
restándole importancia. 
—¿Qué te dijo exactamente? —me pregunta con curiosidad. 
—Dijo que es problemático —cito a Jenna encogiéndome de 
hombros. 
—Lo dice por despecho. Claro… —Entorna los ojos. 
Nick y Tyler vuelven a entrar en la habitación. Caroline me 
besa en la sien, deseándome buenas noches y recordándome 
que me quiere. Mi primo me da un abrazo como despedida. En 
cuanto me quedo a solas con Tyler, decido indagar sobre 
anoche.



#1723 en Joven Adulto

En el texto hay: adolescentes, drama, niñero

Editado: 07.01.2024

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