Al principio era todo como siempre, "hay que lindos gatitos" "son muy preciosos" "¿Los puedo tocar?". Al parecer los gatos nacieron sanos, no hubo ninguna dificultad, exepto una, Bianca. Si antes era violenta, en ese momento fué el doble, no quería que toquen a sus cachorros, y es entendible, a menos que una niña de 5 años no lo entienda. Aquella gata llegó a rasguñar a cualquiera que se moviese en el ambiente en el que se encontraban sus crías.
A mi prima la había rasjuñado incontrolables veces, y yo no me quejo, opino que hizo muy bien en hacerlo, cualquiera se pondría a la defensiva si molestan a tus hijos. Aunque, muchas veces razguñaba sin motivo aparente, y eso sí que es indefendible.
Gracias a que ella era mucho más agresiva que antes y de que se aproximaba otro miembro de mi familia, la encerraron junto con sus crías en una casa sin terminar que, en pocas palabras, no tenía calefacción. Creo que no había otra alternativa, la bebé estaba en muchas probabilidades de enfermarse, y un gato es muy riesgoso. Lo que no defiendo es el echo de que no los hayan entrado de primeras a mi casa, y de la salud de aquellos gato no ví que nadie se interesase en ello.
Ya se avecinaba el calor y las clases ya terminaron, por suerte, no llegué a desaprobar ninguna materia, y he tenido una muy buena suerte social que nunca olvidaré, prácticamente hize demaciados amigos, y en ese mismo momento pensé "este es mi mejor año" aunque luego pensaría lo contrario.
Luego de unos cuantos días de aquello, notaba algo raro en Bianca, no le prestaba la suficiente atención a sus crías, la mayoría del tiempo estaba afuera, paseaba por todo el parque pero no le brindaba la suficiente atención que necesitaban. De vez en cuando ella iba para donde estaban sus crías, pero se quedaba menos de cinco minutos y luego se iba otra vez. Al mirar de serca lo que hacía, prácticamente se apollaba en el espacio básico de su pequeña caja, les daba de comer (poco y nada) y se iba, habeses los limpiaba, pero también poco y nada.
En un momento, antes de encerrarlos en la obra, una de las crías, más específicamente un macho de color gris como su madre, se murió de causas desconocidas (aunque yo me imaginaba por qué). De esto me enteré gracias a mi prima mayor, que vino a mi casa días después de lo sucedido.
La situación era de por sí algo delicada, cada vez que visitariamos a la bebé teníamos que lavarnos bien las manos o si no, no teníamos que tocarla, y eso era difícil por lo de los gatos (posdata: mi primita de 6 años nunca hizo caso, y la tocaba aún sin haberse lavado las manos) así que decidí no verla y eso era muy criticable en mi círculo familiar, pero lo entendía, era algo egoísta no ver a un familiar recién nacido, más aún cuando llegó mi abuela después de un viaje de 6 horas en microbús.
Yo en todo esto estaba descansando, ya que empezaba las vacaciones después de un año de relativo estudio, por ende, en mi cabeza, pensaba que tenía muy bien merecido esas vacaciones.
Pero cuando mi prima (la hermana mayor de mi primita) me dijo que un segundo gato se había muerto, me preocupé y le insistí a mi madre en entrarlos a nuestra casa. Devo aclarar que mi madre no es muy fanática de los gatos, una de las razones es que el pelo de ellos puede hacerme mal ya que tengo una leve asma controlada, así que fué muy difícil combencerla.
Antes de pedirle incontables veces a mi madre que pudiéramos tener a los gatos adentro, mi prima me mostró como estaban. Lo único que puedo decir es que estaban fatales, sus cuerpos estaban muy fríos y tenían una conjuntivitis muy grande, sus ojos, bocas y otras partes estaban cubiertos de cera impidiendo no solo ver y maullar si no también sacar los desechos del cuerpo. Es en ese momento cuando le insistí a mi madre hasta que por fin pudo dejar que se queden, pero...