Capítulo 3.

Bip. bip. bip. bip.

Bip. bip. bip. bip.

Bip. bip. bip. bip.

- Argh - estiro la mano para apagar la alarma, pero golpeo mi muñeca en el proceso.

- ¡Demonios! - .

Bip. bip. bip. bip.

Bip. bip. bip. bip.

- Ya voy, maldita sea - me quejo incorporándome por completo en la cama.

Digamos que no soy la mejor por las mañanas.

Por fin logro apagar la bendita alarma y me estiro alzando los brazos por encima de mi cabeza.

- ¡Isis! - .

Pum. Pum. Pum.

Bajo los brazos y me río suavemente.

- ¡Isis, despierta! ¡El sol ya está arriba, despierta, despierta! -  la dulce y extremadamente alta voz de mi hermano me llama al otro lado de la puerta como todas las mañanas.

Incluso los fines de semana.

Salgo de la cama y abro para evitar que siga gritando con todas sus fuerzas.

- Ya estoy despierta, Sunshine - lo cargo y lo meto dentro del cuarto.

- Buenos días, Isis - dice pasándome sus dos bracitos por el cuello abrazándome y casi ahorcándome en el proceso.

- Buenos días para ti bebé - arrullo.

Donovan tiene casi 4 años, en unos pocos meses más los cumple, y mientras físicamente yo soy toda mi mamá, él es todo mi papá.

Cabello largo negro y ondulado, ojos azules y hoyuelos en ambos cachetes forman la carita que más amo en este mundo. Su sonrisa es como el Sol, por eso lo llamo Sunshine.

- Mamá hizo el desayuno Isis, me dijo que te avisara – repite.

Lo bajo en la cama.

- ¿Dónde está ahora? – pregunto.

Si tuvo energía suficiente para hacer el desayuno después de su turno nocturno, quiere decir que tuvo tiempo de dormir un poco en él.

- Subió al cuarto, papá esta abajo desayunando – sonríe alzando sus brazos pidiéndome que lo cargue de nuevo.

- Te hace falta un corte de cabello ya Sunshine - le digo en lugar de alzarlo.

- ¡NO! -  jadea alejando mi mano y escabulléndose debajo de las mantas.

Me río.

- Vamos Sunshine - palmeo las sábanas suavemente jugando unos segundos a encontrarlo - Oh, aquí siento algo, ¿Qué será? –.

- Buuuu - de repente me salta encima asustándome y casi golpeándome la barbilla en el proceso.

- Oh cielos, donde te habías metido Sunshine, no podía encontrarte – finjo estar sorprendida y le hago cosquillas.

Su risa llena mi habitación y no hay nada mejor que me prepare para el día que esto.

• ¡Isis, ya salgan a comer! ¡Se me va a hacer tarde! -  grita mi papá.

Suspiro y suelto a Sunshine.

Tiene toda la carita colorada por el esfuerzo y la risa. Sonrío y le doy un último besito.

- ¡Primero voy a vestirme! -  grito de regreso y a Donovan le digo - Sal peque, ahora te alcanzo, tengo que vestirme -.

- Apúrate, Isis. Papá se va a enojar - dice corriendo por la puerta.

Chico listo.

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Cierro y me cambio el pijama rápidamente.

- Isis, tengo hambre – son las 3 de la tarde y a pesar de que se acaba de terminar un plato de fruta Donovan ha estado quejándose los últimos cinco minutos del hambre.

- Solo espera un poco más Sunshine, ya casi está – le acaricio la cabeza por un segundo y me giro a la estufa.

- Pero Isis, mueeeeeero de hambre – gime exageradamente.

Me río brevemente y luego hago una mueca cuando escucho que la lavadora se ha detenido, al arroz le faltan unos minutos y Sunshine se aferra a mi pierna pidiendo atención.

- Isssssiiiiiiiisssssss -.

- Peque, necesito que me ayudes, ¿puedes hacerlo? – me agacho frente a él y lo miro a los ojos.

Donovan asiente inmediatamente y me mira expectante.

- Gracias, cariño. Necesito que saques los mantelitos del cajón y los pongas sobre la mesa, ¿puedes hacerlo? -.

- ¡Por supuesto que shi! – hincha el pecho orgulloso – siempre lo hago, ¿no recuerdas? -.

- Perfecto, en un segundo llevo la comida, ¿ok? -.

Sale corriendo y suspiro apagando la estufa. Me muevo al cuarto de lavado para sacar la ropa, la pongo en el canasto para tender y pongo la siguiente tanda.  

- ¡Isis, ya está lishto! – grita mi hermano cerca.

Me doy prisa y salgo antes de que pueda acercarse a la estufa y quemarse.

Luego de comer, lo baño y lo dejo viendo las caricaturas un rato.