Mi Hermanastro

DESPACITO


Capítulo dedicado  a: Alma Rebolledo -  Rosy Bivieca -    dayelis -  Luci Bustos -  Michelle Riascos -  angie - 

Les agradezco sus me gusta, de ésta forna me ayudan a que la historia se haga más reconocida y llegue a más lectores. Lo aprecio desde el corazón. Muchas gracias.
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Dentro del baño, la jovencita podía ver en el reflejo del espejo su rostro sonrojado. Observaba que su rostro no sólo se hallaba acalorado, también se evidenciaba un rubor resaltado a causa de su piel nívea.

Sonrió.

Esa reacción provocaba el recordar el momento compartido con su rubio.

<<Mi rubio>>

Suelta una risilla ante ese pensamiento.

—¿Todo bien? —pregunta Arthur, dando golpecitos en la puerta abierta.

—Ahm, si —responde, levantando el asa del grifo, liberando el agua para lavarse el rostro.

—Puedo llevarte con el dermatólogo. No está bien que una crema te cause está reacción —opina acercándose a ella, analizando su rostro.

—No. No es necesario. Es sólo que tengo una piel sensible —Se excusa, dejando de mojar su rostro.

—Con más razón hay que ir —ordena ya esperándose la molestia de la jovencita temperamental.

—No. En unos minutos ya desaparece. Sólo debo aplicar agua fría —responde calmada, sin sarcasmos, sin enfado, sin gritos.

—Bueno…pero si en una hora no desaparece, vamos con el dermatólogo —concreta anonadado.

Es en éste momento que Arthur concuerda con su hijo <<Esto es muy raro…no gritó>>

Una vez todos terminaron de desayunar, los adultos se preparaban para marchar, a excepción de Owen que por éste día no tenía entrevista.

—¿Bueno, qué hacemos? —pregunta Owen ingresando al cuarto de Daisy.

—No sé tú, pero yo estoy viendo una serie —dijo sin apartar la vista de la laptop de Kirk. 

—¿Y de qué trata? —se inclina sobre el escritorio para poder ver.

—Adolecentes, preparatoria, romance y todo el drama que pueda haber con esas tres características —relata levantándose para que Owen tome asiento.

—¿Qué dijo? —pregunta al no entender el idioma de la serie.

—Ni idea. No hablo ucraniano…Siéntate—ordena al rubio que no se movía. 

—Claro mi niña —obedece jocoso.

Daisy sonriente por el apelativo, se sienta sobre las piernas de Owen.

Al Daisy, cansarse de las preguntas de Owen que no entendía la serie, pauso el capítulo para narrarle todo lo que sucedió en los capítulos que ella vio. Empieza por cómo iniciaron las cosas en la primera temporada, cuál era la personalidad de los personajes y sus vidas. Los problemas que se daba entre los personajes. Las parejas que se formaron y las complicaciones que tuvieron y atravesaron. También entre cada explicación explico que al no entender el idioma había cosas que no entendía y le contaba sus deducciones de lo que pasaba. 

El tiempo pasó en lo que la niña le contaba todo el drama de la serie al rubio, dándose la hora de ir a marchar a sus clases de baile.

—Por qué no aceptas la ayuda de Arthur —pregunta quitando la carpeta que contiene fotocopias del currículum del rubio.

—Quiero lograrlo por mí mismo —Se inclina para colocarle el cinturón de seguridad.

—Me da comezón —se queja, colocando su cabello en su clavícula por debajo del cinto.  

—Quieres pasar a comprarte otra crema. La que usas te deja roja —ofrece burlesco, poniendo en marcha el vehículo.

A lo que Daisy le responde golpeándolo en el brazo, haciendo que Owen ría por la reacción.

—No podías quedarte callado.

—Y qué le respondía a Kirk.

—Lo que yo. Una mentira.

Durante el camino la jovencita se la paso reprochándole que la haya expuesto de aquella manera, contándole que Arthur por poco se empecinaba en llevarla con un dermatólogo. El joven adulto en cambio se justificaba afirmando que su amigo notaria la mentira en sus palabra. A lo que la niña ataco con que su casi verdad sonó a más una mentira nada creíble.

—En realidad Kirk si me creyó. 

—Enserio —dijo asombrada.

Le conto que una vez su amigo pelirrojo creyó encontrarlo masturbándose. Cuando lo que paso fue que malinterpreto la situación.  Y que por eso Kirk pensó que con una gran juego se refería a que estuvo jugueteando —palabras del pelirrojo— con su mano.

Daisy ante lo dicho no podía quedarse sin saber qué paso para Kirk dedujera masturbación.  Por lo que insistió en que le dijera.

Ante la persistencia Owen no tuvo otra que relatarle de cuando la crema batida se le cayó  al pantalón. Y que tratando de limpiarlo se manchó las manos; cuando se quitó el pantalón, Kirk ingreso al cuarto malinterpretando la situación.

Daisy sólo supo reír a carcajadas por la confesión del rubio.

—No es gracioso —frunce el ceño, mirándola de reojo.

—Claro que lo es — dijo entre las carcajadas.

Entre las risotadas de la niña, Owen no podía evitar sonreír, acompañándola en las carcajadas.

Una vez en la academia de baile, Owen, la acompaño hasta su salón, llevando su mochila.  Varias chicas —compañeras de clase— le lanzaban miradas y risitas.  De no ser porque él las ignoro, una Daisy molesta de que no quitaban sus ojos de su rubio, les hubiera jaloneado el cabello. 

Caminaron hasta llegar con las amigas de Daisy.

—Nos vemos a las …—se despidió Owen dejando un beso en la mejilla de su niña.

—Hasta luego chicas.

—¿Por qué no te conectaste anoche? —interroga Kimberly.

Los sucesos de lo acontecido en la noche vinieron a ella.

Daisy soltó un gemido al sentir la dureza del miembro de Owen. Lo que él aprovecho para inmiscuir su lengua, siendo recibido sin protesta alguna. 

Sus lenguas se palpaban, masajeándose la una con la otra, sólo separándose por breves instantes y volverse  a unir rápidamente. Gruñidos roncos salían de la garganta del rubio cada vez que su lengua se adentraba en su boca.




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