Mi hermanastro

Capítulo 25

—No te conviene, yo puedo decir algo de lo que te puedas arrepentir —dije incrédula.

—¿De qué? —pregunto Austin confundido.
—¡Isabella! Pasa, pasa —la invito a pasar Patricia, gracias a Dios han sido mi salvación.

En lo que Patricia y Isabella se fueron a la sala supongo para echar algo de veneno, mi padre nos llevó como no queriendo la cosa hasta la cocina. Estábamos llenos de harina por toda la cara, cabeza y parte de la ropa.
—¿Qué ha pasado aquí? —cuestiono mirando el desastre en la cocina.
—Bueno veras, queríamos comer un pastel así que hicimos uno —sonreí inocentemente para salvarnos del buen regaño que seguramente este nos daría.
—Les advierto de una vez que, pasado mañana nos vamos de viaje y para tenerlos vigilados —aclaro mirándonos fijamente.
—¿A dónde iremos? —pregunto Austin luego de que cruzamos nuestras miradas.
—Iremos a un lugar cerca, Canadá —dijo este y luego de eso se fue.

Austin me miro de reojo mientras caminaba hasta el horno para revisar como iba nuestro pastel, me acorralo con sus brazos por la cintura abrazándome por detrás y caminamos hasta el horno así, nuestro pastel iba perfecto y la verdad olía muy bien.
—Al menos estaremos juntos —dijo volteándome con sus manos en mis caderas.
—Eso si —dije sonriendo sobre sus labios.
—¿Cómo va el pastel? —pregunto y luego me dio un beso fugaz.
—Muuuuuuy bien, huele bien —dije olfateando levemente.
—Si, oye deberíamos limpiarnos la harina —dijo sacudiendo la harina en mi cabello.
—Si creo que si —dije haciendo un gesto, fuimos a mi habitación a sacudirnos la harina y me cambie de blusa. Bajamos de nuevo a la cocina y había un poco de harina aun sobre la barra, estábamos pensando lo mismo una pequeña guerra de harina no haría la diferencia entre el desastre que ya era visible en la cocina ¿Qué más da? Lo mire fugazmente y este ya tenía harina en la mano para lanzarme.

—¡Eres un tramposo! —exclame tomando un poco de harina.
Y ahí estábamos de nuevo como dos pequeños jugando a una inocente guerrilla de harina, pero claro creo que los dos no nos controlamos y terminamos abrazándonos y besándonos, Austin quería aventarme harina en la boca y yo lo alejaba de mi con mi mano en su cara.
—¡No! Austin te voy a golpear —musite lejos de él.
—Vamos a ver si es cierto ¿Cuál es la primera letra del abecedario? —pregunto sarcástico.
—Es evidente que en serio quieres una buena golpiza —dije aguantando la risa.
—No creo que golpees con tanta fuerza —dijo Austin y estaba a punto de abrir la boca para que otra palabra saliera de su boca pero alguien tosiendo a propósito lo interrumpió.
—¿Qué paso aquí? —pregunto Patricia entrando a la cocina junto con Isabella mirando lo que era imposible ocultar.
—Huele a quemado —dijo Isabella tapándose la nariz.
—¡El pastel! —gritamos al unisonó Austin y yo al mirarnos.

Revise el horno y el pastel estaba completamente negro. ¿Habíamos jugado tanto tiempo? No cabe duda que efectivamente el tiempo con Austin se me pasa volando.
—Yo no comeré eso —dijo él mirando el pastel con desprecio.
—Austin espero que limpien este desastre —dijo Patricia apuntando todo con su dedo.
—Claro señora Patricia —dije bajando mi vista.
—Y una cosa más, no quiero volverlos a ver jugando así ¿Entendido? —dijo con tono frio y retador.
—Claro —balbucee escondiendo mi cara entre mi cabello, pues la verdad Patricia daba miedo.

Isabella se acercó a Austin para despedirse de él dando un beso muy cerca de los labios, Austin bajo la mirada al darse cuenta que había visto la acción.
Comenzamos a limpiar y al terminar subimos cansados, con sueño, y con ganas de pastel. Austin se fue a su habitación y yo me quede en la mía a darme un ducha caliente y quitarme la harina enterrada en la raíz de mi cabello, tan difícil de quitar; Me puse una que me llega a tapar apenas los glúteos pero es muy cómoda para dormir y además hacía mucho calor, tome el libro que no debía dejar de leer era algo que amaba hacer y no tenía que perder el amor a eso todo porque ahora mi tiempo y mis pensamientos eran dedicados a Austin.

El libro era algo así: Era una parlamentaria que ha sido secuestra en el año 2002 y todos la creen muerta pero en realidad aun esta encerrada por los maleantes sin corazón que la tiene secuestrada, 5 años después se abre un nuevo departamento en la policía llamado 'Departamento Q' que está a cargo de un policía muy sarcástico, descubre el caso y se da cuenta de que hay posibilidades de que ella aún está viva y ¡si lo está! Pero aún no lo sabe, bastante confuso pero muy interesante y entretenido.

Voltee a ver el reloj que está en el mueble al lado de la cama 11:31 pm ya era tarde, mis ojos ardían y me sentía cansada. Apague la luz y me acosté topándome con solo una sábana color azul, me tape hasta el pecho dejando mis brazos sobre la sabana y poniéndome de lado, no podía dormí 'Dios mío no puedo dejar de pensar en él' pensé, me era imposible dejar de pensar en Austin, se había adueñado de mis pensamientos al cien por ciento, ¿Era eso posible? Si, lo era.

Cerré los ojos tratando de poder dormir ya pero no podía solo los tenía cerrados, escuche como rugió mi puerta me asuste un poco y luego recordé la jodida película, el corazón de nuevo, Austin, pensé; voltee rápidamente a la puerta y una sombra se acercaba lentamente y de puntitas a la cama hasta subirse en ella y acostarse junto a mi tapándose con la misma sabana que yo y juntándose deseoso a mí, el perfume embriagante no podía ser de nadie más que del hombre que se estaba apoderando de mí.

Me gire para asegurarme de que si fuera él y este me bromeo musitando 'Buu' reí y mencione 'Idiota' me abrazo y luego me dio un beso dulce sobre los labios.
—¿Qué haces aquí? —pregunte abriendo mis ojos luego de besarlo.
—Escuche cuando mamá y John entraron en su cuarto, ya se durmieron seguramente no se darán cuenta de que estoy aquí —dijo y me pareció tan tierno que se haya tomado el tiempo para esperar a que ellos no se dieran cuenta y poder dormir juntos.
—¿Cerraste la puerta con seguro? —pregunte escondiéndome en su cuello.
—Si preciosa —dijo moviéndose al sentir mis labios besar su cuello, podía notar que era su mayor debilidad, igual que la mía.
—Mejor me calmo no queremos que nos descubran por ruiditos extraños —dije soltando una carcajada bajito.
—Si te salvas mañana también, en Canadá no lo harás —escuche su voz chocar con su pecho y sus brazos me apretaban más a él. 

A la mañana siguiente desperté dándole la espalda a Austin y este rodeándome con su brazo, no cabe duda que me abrazo toda la noche, su cabeza estaba apoyada en mi espalda así que no me quise mover mucho; acaricie su mano que estaba debajo de mi busto, y este despertó.
—Ya son las diez de la mañana —dije sin voltear aun.
—Sigamos durmiendo —dijo abrazándome más fuerte y poniendo su cabeza donde esta antes.
—No levantemos ya —dije luego continúe —Ya no quiero dormir —
—Cinco minutos más —dijo con voz ronca.
—Tres —negocie.
—Que sean seis entonces —dijo entre un suspiro.
—Dos y no hay más —dije golpeando su mano.
—No seas así mi amor —dijo dando un beso en mi espalda, sentí recorrer escalofríos por todo mi cuerpo.
—Austin ya me quiero levantar si no te quitas te dejare amar a la almohada —dije sonando aburrida.
—Ya voy —dijo quintándose y volteándose para el otro lado.

Me levante y fui al baño a verme al espejo al menos quería que cuando Austin abriera los ojos de nuevo me viera linda, peine mi cabello y me estaba cepillando los diente cuando comenzaron a golpear la puerta.
—¡Mackenzie! —grito mi padre golpeando la puerta con aun más fuerza.




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