Llevo cerca de quince minutos o tal vez mas frente a una boutique mirando los hermosos vestidos, pero todavía no me animo a entrar, al aceptar la invitación de Jared no pensé en que iba a conocer a su familia y no tengo absolutamente nada que ponerme que sea apropiado para una cena de navidad, pensé que sería fácil solo venir y escoger algo bonito, pero no se ni por donde empezar. Esto fue una muy mala idea, me doy la vuelta para irme
—¡Angélica! ¡Angélica! —Miro hacia los lados buscando quién me llama, pero hay demasiada gente, cuándo creo que fue mi imaginación, veo a una chica cargada de bolsas agitando sus manos hacia mí, se me hace familiar— ¡Eres tú! Por un momento lo dudé, pero si eres tú—Sofia me abraza efusivamente rodeándome de bolsas, se ha convertido en mi cliente número uno en este momento, me ha hecho tantos pedidos que he tenido que rechazar o aplazar otros, pero no me quejo porque siempre me paga más de la cuenta, aunque le he insistido varias veces que no lo haga. Me ha invitado a salir con ella, pero siempre le digo que estoy muy ocupada, aunque no sea cierto—Me alegro encontrarte aquí ¿Estás haciendo compras navideñas? —No me deja ni responder—Que pregunta tan tonta, eso es obvio ¿Qué vamos a comprar?
—Aún no lo decido
—Pues que bueno que nos encontramos porque yo soy la reina de las compras—Mira a los lados y detrás veo correr a una chica con muchas más bolsas—Lily por favor date prisa que no vamos a terminar nunca—Le entrega lo que tiene en sus manos y la pobre chica se tambalea por el peso—Aquí tienes las llaves de mi auto, lleva todo y luego regresas para que sigamos comprando—Me toma de la mano y me arrastra hasta la boutique—Primero entremos aquí a ver qué cosas bellas encontramos
—No es necesario que me acompañes, de verdad no quiero molestarte o interrumpirte si tienes cosas que hacer
—Deja de decir tonterías si yo amo las compras y no tengo nada más que hacer hoy, es lo bueno de ser la jefa, que puedo tomarme el día libre siempre que quiera y en esta época no tengo muchos casos que atender porque los juzgados cierran hasta año nuevo, así que si alguien hace locuras en esta época deberá esperar hasta enero para ser procesado—Al verla por primera vez no creerías que es una de las fiscales mas temidas y que ha encerrado a muchos delincuentes—Bueno, miremos que tenemos por aquí—remueve los percheros, saca algo y lo pone frente a mí, pero frunce el ceño y lo devuelve, así hace varias veces hasta que me hace saltar con su grito—¡Aja! Este es perfecto para ti—me empuja hacia los vestidores—Comienza con este y ya vuelvo con más—Me deja en el cubículo con un vestido de tirantes rojo, es ajustado en el torso y con falda amplia hasta la rodilla, de verdad que no quiero usarlo porque se verían todas y cada una de mis cicatrices, mis manos tiemblan un poco y me remuevo incómoda—¡Angie! ¿ya te lo probaste? —Salgo de mi trance y tomo varias inhalaciones profundas armándome de valor, un paso a la vez
—Ya casi, dame un momento
—Está bien, acá tengo más cosas para que te pruebes—Me desvisto y evito mirarme en el espejo mientras me pongo el vestido, la tela es muy suave y me encanta—¿Cómo vas? Apresúrate que ya quiero verte—Abro un poco la puerta y solo saco la cabeza
—¿Podrías entrar tu? —Sofía me regala una tierna mirada y asiente, me hago a un lago y ella ingresa con una pila de ropa. Me hace ponerme frente al espejo
—¿Sabes lo que daría yo por tener tu cintura? Pareces una muñeca con ese vestido, es que mi ojo nunca me falla, estaba segura que te iba a quedar precioso—Me lanza un beso y agarra un vestido largo—Ahora pruébate este, es un poco más formal, pero no se que tipo de fiesta vas a tener así que tenemos que pensar en todo—Es de color negro, ceñido con cuello halter y una abertura en la pierna—No voy a negar que es un hermoso vestido, pero no me veo usando algo así—Esta bien, lo descartamos, tu expresión lo dice todo, entonces de esta pila no nos sirve nada porque todos son mas de este estilo, espérame aquí ya vuelvo—Sale del vestidor y yo sigo viendo el espejo, si ignoro las cicatrices podría decir que me veo linda, de verdad el vestido se amolda a mi figura perfectamente—Toc, toc ya volví—Abro nuevamente la puerta y mas prendas de ropa aparecen frente a mí
—Sofia ¿no estas exagerando un poco?
—¡Claro que no! Siempre es bueno tener muchas opciones—Iniciemos con esto—Me va pasando varias cosas entre pantalones, blusas, Jumpsuit y más vestidos, pero nada termina de convencerme—Parece que tenemos una cliente difícil, pero aún no llega la hora en que Sofia Berlish pierda un caso, ya regreso—Esta vez se tarda un poco más en regresar y extrañamente solo trae unas pocas prendas—He sido una tonta escogiendo ropa como si fuera yo que me olvide completamente de ti—Me tiende las prendas y creo que ahora si le atinó. Me trajo una camisa negra con mangas hasta el codo y una falda vino tinto que me llega por debajo de la rodilla. Abro la puerta y me atrevo a salir del cubículo. Al verme frente al espejo grande me quedo sin aliento—Wow, estas simplemente wow—Sofia se acerca y me abraza por la espalda
—Gracias—Una lágrima se me escapa y ella me sujeta con más fuerza
—Así es como yo te veo, hermosa, fuerte, gentil, pero sobre todo hermosa—Siento ganas de llorar, pero esta vez no es de tristeza—Ahora vamos a buscar más ropa, zapatos y accesorios—Me arrastra por toda la tienda y tomamos varias faldas, unas un poco más largas, ella insiste en otras cortas y rueda los ojos cuándo me niego a probarme esas—Está bien, algún día te convenceré, por ahora puedo vivir con estas—Por momentos debo frenarla porque aunque gano bien no puedo gastar todo mi dinero nada más en ropa, algo que a Sofia no parece importarle, siempre que la freno bufa y hace pucheros como si fuera una niña, cuándo ya creo que mi tarjeta va a recibir un gran pellizco voy a la caja a pagar antes de que se le ocurra agarrar más cosas, la chica va pasando todo, camisas, blusas, zapatos y hasta lencería, cuándo le dije que no era necesaria me dijo que una mujer debe sentirse bella por dentro y por fuera aunque nadie la vea, seguramente nunca los voy a usar, pero ya me había quedado sin argumentos para negarme. Al para el vestido rojo decido no llevarlo, es demasiado revelador y sería muy incomodo usarlo en público—¿De verdad no vas a llevarlo? Pero si te quedaba precioso