Ya estábamos en clases, era el primer día y yo no dejaba de pensar en Gabriel. Lo quería ver, había pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos.
Ese día él no llego, esa semana no fue a clases, era típico de él no ir los primeros días del colegio sabía eso, pero igual me preocupaba demasiado. Mi vida no había cambiado nada, todo seguía igual, aún tenía a mi mejor amiga, hacía todo con ella, cuando le comenté sobre Gabriel que estábamos distanciados y no hablábamos, ella me decía que lo deje y que tal vez no sea para mí. ¿Qué creen? Yo seguí ahí, esperando a que él se fije en mí.
¡Ya habían pasado dos semanas más! ¡Dos semanas!
Llego otro día del colegio, los profesores daban instrucciones de lo que pasaría en esa semana, exámenes, tareas, etc. En eso que estaba atenta sentí un olor conocido, un olor que era de Gabriel. Sabía que estaba cerca de mí, iba buscándolo con la mirada, volteo y estaba ahí, con esa sonrisa que amaba, con esa sonrisa que me enamoro.
La verdad me alegré bastante de verlo, ya que ni hablábamos por chat, veía que después de tantos meses él estaba igual, el cabello, la polera ploma de siempre y las dos ligas que llevaba en la mano.
Ese día me atreví a escribirle una vez más, sentí que iba a resultar tan bien, lo sentía, pero algunas veces tu corazón o tu mente te llega a engañar. No respondió ese día, me quede despierta muchas horas esperando a que respondiera ya lo daba todo por perdido.