La ignorancia es una manera de ser feliz. Es mejor no darse por enterado, pero no hay remedio a la verdad, y la realidad. -
Al llegar a mi trabajo, no crucé a Riff, y por suerte a Clark, si a Rigel la dama de coletas que estaba regañando a una de nuestras compañeras Origima Nashira Deneb. Una chica un tanto tímida, de cabello castaño, ojos color té claro, baja estatura. De ropa informal simple. Vestido, y zapatillas, joven de veinte años. Mi compañera nueva. Según el viejo don Evans. -
Ambos permanecimos pensativos. Quería evitar ir solo, sin embargo con Origima no era muy satisfactorio. Mi idea era que fuéramos varios a realizar el inventario.
El punto de vista de Origima era que debíamos ir a realizar el inventario en un principio.
Entonces nos dirigimos al corredor, allí el ascensor, y luego las escaleras amplias de subida hasta el pasillo oscuro. No me había percatado de que las ventanas estaban llenas de telas de arañas, y una opacidad que hacía pensar que el cielo del otro lado desde la altura estaba nublado. El camino a la puerta principal de la sala, generaba ruidos incesantes entre chirridos de baldosas flojas. Origima estaba detrás de mí con cierto pánico.
Al llegar al recorrido final. Estábamos parados frente a la Puerta principal. Recordé aquel miedo, que era distinto a todos ellos. A todos los miedos. Era el gélido ambiente, y añejo aroma del encierro, del olvido y la perdición.
Al abrir las puertas. Una sala inmensa llena de cajas y artículos dispersos. Primero ingresé, y luego detrás de mi Origima que temblaba como si fuera un terremoto interno. Mi corazón estaba bien, latía normal como siempre. Pero a medida que íbamos a lo profundo todo se pronunciaba como una cueva desterrada de la humanidad. Intenté encontrar el interruptor de luz, pero entre el barullo de los elementos esparcidos parecía que todo estaba en una gran licuadora que mezclaba todo. Estábamos casi a la mitad de recorrido utilizando la luz del celular. De ello encontré un velador viejo con una lámpara. Verifique con la poca luminosidad que tenía en mi móvil si el foco estaba en condiciones. El tungsteno estaba completo. Debe funcionar. Allí a la punta de una pared le pedí a Origima si podía acercarse e iluminar para ubicar un lugar donde enchufar dicho aparato.
Suspiro ella, y fue caminando sigilosamente al horror de encontrar alguna alimaña.
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Editado: 09.11.2024